No solo Volkswagen, también Mitshubishi trucó las emisiones de CO2 de sus coches para contaminar más

El peligro para el calentamiento global son los monopolios

Con la industria de la automoción mundial bajo sospecha tras el estallido del escándalo Volkswagen hace meses -seguido del descubrimiento de que otras marcas europeas, como Mercedes, BMW o Peugeot tambien duplican las emisiones de CO2 en carretera- el centro se traslada ahora al Sol Naciente. La multinacional nipona Mitshubishi -una de las más antiguas del paí­s y emblema del Japón tecnológico- ha tenido que admitir un fraude en los exámenes de emisiones de cuatro de sus modelos de coches.

La marca de los tres diamantes, Mitsubishi Motors -el sexto fabricante de automóviles de Japón , y uno de los que mayor prestigio tecnológico y “ecológico” atesoraba- ha tenido que admitir haber manipulado los exámenes de emisiones de gases de hasta 643.000 vehículos con el objetivo de presentar mejores tasas de consumo de combustible que las reales. Los cuatro modelos de coches, vendidos bajo su marca y la de Nissan -que fué la que descubrió el engaño y obligó a su socio a confesar- contaminan hasta un 7% más de lo estipulado por los controles. No solamente se falsificaron los resultados de las pruebas, sino que ni siquiera se siguieron los protocolos que marca la ley japonesa. «Detrás de los Chernobyl, de los Fukushimas, de los desastres de Bhopal, de los vertidos de Aznalcoyar o de los Prestige… está el dominio de las grandes burguesías monopolistas del mundo»

La catarata de escándalos no es fruto de ningún ataque de limpieza y transparencia de la industria automovilística acerca de sus generalizados fraudes medioambientales.

En el contexto de una competencia monopolista cada vez más feroz en el sector, los escándalos destapados sirven a los grandes grupos automovilistas -y los Estados que son su instrumento- para poner en dificultades a sus competidores. -que a través de sus ONGs destapóel escándalo Volkswagen sigue presionando a la multinacional alemana (que ya ha tenido que aprovisionar 16.900 millones de euros para hacer frente a las reparaciones y demandas) para que solucione el ‘dieselgate’ de los 600.000 coches trucados vendidos en EEUU. Y hace un par de años, los fabricantes surcoreanos Hyundai y Kia ya tuvieron que pagar una multa de 100 millones de dólares para cerrar una investigación en EEUU por maquillar a la baja las cifras de consumo de combustible de los coches que comercializaban en el mercado norteamericano.

Hasta 17 gigantes automovilisticos bajo sospecha de trucar las emisiones de CO2Todos Volkswagen. Todos dieselgateA siete meses del estallido del fraude de las emisiones de Volkswagen, y mientras las multinacionales del automóvil siguen insistiendo en que el llamado ‘dieselgate’ no fue más que un caso aislado y que la industria no debería estar bajo sospecha general, nuevas investigaciones siguen apuntando la certeza sobre un secreto a voces: las irregularidades en las emisiones de CO2 son un abuso generalizado -y hasta ahora consentido- en la industria europea (y mundial) de la automoción. Otra muestra de hasta que punto el dominio monopolista es incompatible con la salud de la población y del planeta.

“El caso de Volkswagen es solo la punta del iceberg de los fabricantes europeos de coches, lo que hay debajo, es un abuso generalizado en las pruebas de emisiones de CO2”, dijo Transport & Environment (T&E) grupo de presión que engloba a 50 organizaciones ambientalistas europeas poco despues del estallido del dieselgate. Audi y Skoda, ambas propiedad de Volkswagen, han tenido que reconocer que también montaron en sus modelos el software que rebajaba las emisiones de gases en las pruebas de conducción.

Las investigaciones de T&E demostraron que diversos modelos de Mercedes, BMW y Peugeot consumen un 50% más de gasolina cuando salen a las carreteras de lo que muestran en las pruebas oficiales.

Ahora la sospechas se ciernen sobre toda la industria europea. Hasta 17 marcas de coches -entre ellas, las alemanas Audi, Porsche, Opel, Mercedes y Volkswagen, aunque también francesas como Renault, japonesas como Nissan y Suzuki, los italianos Fiat y Alfa Romeo, o el estadounidense Chevrolet- pueden haber trucado las emisiones. Los cinco fabricantes alemanes deberán revisar 630.000 vehículos tras detectarse que los sistemas de control de gases se desconectan antes de lo permitido.

Al igual que ocurría con los motores diésel de Volkswagen, estos modelos arrojan más cantidad de la permitida de óxido de nitrógeno (NOx), altamente perjudicial para el medio ambiente y para la salud. Otro ejemplo más de cómo al capitalismo europeo -y en especial el alemánpresentado como emblema de “eficiencia”, “competitividad” y “buenas prácticas” no le importa envenenar a la población con una contaminación masiva si así aumentan sus gigantescos beneficios.

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