Al final tendrá que esperar, pero Francisco Mojica (Elche, 1963), investigador de la Universidad de Alicante, ha estado a punto de alzarse con un Premio Nobel. Ha estado nominado, junto a otros científicos, al Nobel de Química y sobretodo al de Medicina, por ser pionero de la «revolución CRISPR», una técnica de edición del ADN que está revolucionando la genética molecular, con inmensas aplicaciones en la terapia génica y el tratamiento del cáncer o el Sida. Un diamante de una ciencia española llena de talento, a pesar de estar cada vez más castigada por los recortes en I+D+i.
La técnica CRISPR no está de moda: es una revolución. La tecnología CRISPR/Cas9 es una herramienta molecular utilizada para “editar” o “corregir” el genoma de cualquier célula, hacer un “corta y pega” del ADN de forma altamente precisa y controlada. Permite regular la expresión de los genes en células vivas, etiquetar e identificar sitios específicos del genoma, modificar la función de los genes y “corregir” genes mutados o defectuosos. Y todo ello de manera fácil, rápida, barata, segura y certera. «La investigación científica básica es la que abre la puerta a enormes avances para la humanidad. El brillante trabajo de Mojica es una magnífica prueba de ello»
Las aplicaciones son tan inmensas que miles de equipos cientícos de todo el mundo se han puesto manos a obra. La CRISPR abre la vía a curar enfermedades cuyo origen estaba en el propio genoma del individuo, como enfermedades congénitas y hereditarias hasta ahora incurables (el síndrome de Down, la enfermedad de Huntington) pero tambien a reparar los genes dañados que causan el cáncer o a eliminar los genomas víricos insertados en nuestro genoma como en el Sida. Y a nivel biotecnológico, la capacidad de generar organismos genéticamente modificados se dispara.
Como en tantos avances, esta revolución científico-técnica tiene su origen en la investigación básica. Un artículo en la revista ‘Cell’ titulado ‘Los héroes de CRISPR’ cuenta la historia de sus pioneros. Y el primero de ellos es el microbiólogo ilicitano Francisco Juan Martínez Mojica. Cuando era doctorando y analizaba el genoma de la arqueobacteria Haloferax mediterranei, un microorganismo presente en las salinas de Alicante, Mojica encontró unas secuencias de ADN repetidas insistentemente por todo el ADN bacteriano (las secuencias CRISPR). Al identificarlas e investigarlas en muchos otros microorganismos, Mojica, junto a otros investigadores japoneses desentrañaron su origen y papel biológico.
Se trataba de fragmentos de virus que se alojan en el genoma de las bacterias como una memoria de la infección, y que constitían una especie de “sistema inmune bacteriano” hereditario que estaba asociado a proteínas nucleasas (Cas9) que podían cortar y pegar el ADN, identificando secuencias específicas para modificar genes. La posterior modificación biotecnológica del complejo CRISPR/ Cas9 ha llevado a las técnicas de “edición del ADN”.
La investigación científica básica, sobre mecanismos naturales aparentemente anodinos -tildada por los burócratas del I+D+i de “inútil” y de “lujo presupuestario”- es la que abre la puerta a enormes avances para la humanidad. El brillante trabajo del profesor Mojica y su equipo es una magnífica prueba de ello.