Cataluña y la Ley de dependencia

El ordenador de la Generalitat, corazón social del Tripartito

. La denuncia de los familiares de una catalana de 105 años a la que la Generalitat le adjudicaba una hora de asistencia domiciliaria semanal para dentro de cinco. La respuesta fue que el dictamen habí­a sido elaborado por un ordenador. La suma de verse respondidos así­ sin solución más que iniciar los trámites burocráticos para una nueva ayuda fue lo que llevó al sobrino de Dolors Soler a denunciar públicamente los hechos. De nuevo, un «error» informático ha lanzado a la denuncia pública a los familiares de Antonio Lupiáñez…

….Antonio Luiáñez, un hombre que a sus 69 años es ciego y padece un trastorno bipolar, al sentirse insultados. La resolución de su petición de ayuda es una carta en la que se designaba a su mujer Tiscar, de 71 años y recién operada de la cadera, como cuidadora no profesional a la que se le concedía una ayuda de un céntimo de euro mensual y se le comunicaba que recibiría la suma proporcional a los meses transcurridos desde que iniciaron los trámites, 18 céntimos.Si bien es cierto que Antonio cobra ya una ayuda de gran invalidez de unos 1300 euros y que no le corresponde según la Ley de Dependencia más dinero, de nuevo estamos ante la realidad de que las necesidades populares son números que entran en un ordenador que da un veredicto. Desde el departamento de Acció Social y Ciutadania del gobierno catalán se justifican con que el ordenador no acepta poner ceros como resultado de la ayuda (o sea que, ¡no está programado para denegar ayudas!) y que resulta que la familia tiene derecho a un sistema de ayuda domiciliaria del Ayuntamiento de Barcelona, tal y como contempla el contrato programa entre Ayuntamiento y Generalitat. Claro, eso el ordenador tampoco lo tiene en el programa.Conclusión. Está claro que airear estas denuncias en los medios de comunicación es un primer paso (necesario aunque no suficiente) por nimias o justificables que parezcan, en contra de que la burocracia y los recortes sociales, en la actual coyuntura de crisis, triture la vida.

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