La prueba nuclear de Corea del Norte

El órdago nuclear

Obama está sopesando un posible «cordón naval sanitario» alrededor de Corea del Norte como forma de endurecer las sanciones. Los funcionarios de Estados Unidos dicen que la mayor amenaza no es el lanzamiento de un misil nuclear norcoreano sino las exportaciones a los Estados renegados o a grupos terroristas. La última prueba involucró un artefacto más o menos del tamaño de las bombas lanzadas en 1945 sobre Hiroshima y Nagasaki. Las inspecciones navales, autorizadas por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU en 2006, ayudarí­an a contrarrestar esta amenaza. Pero no han sido efectivizadas en parte por preocupación por la respuesta de Pyongyang, que lo considerarí­a un «acto de guerra». Sin embargo, «aparte de que los chinos les cortaran el petróleo, ésta podrí­a ser la única medida que les mostrarí­a que somos serios» dijo un alto funcionario estadounidense a The New York Times. Una gran preocupación en Washington es que, si Corea del Norte logra hacer pruebas impunemente, Irán apurará sus esfuerzos por adquirir un arma nuclear.

Corea del Norte amenazó este miércoles con una osible respuesta militar contra Corea del Sur y señaló que ya no se ve vinculada al el armisticio firmado por ambas naciones al término de su guerra en 1953, según informó la agencia norcoreana KCNA. Pyongyang reaccionó así­ a la decisión del Gobierno de Seúl de participar plenamente en la iniciativa estadounidense contra el tráfico de armas de destrucción masiva, PSI y aseguró que la pení­nsula coreana «volverá a un estado de guerra».Estados Unidos ha celebrado la decisión de Corea del Sur de participar plenamente en su iniciativa antiproliferación, lo que Pyongyang considera un incumplimiento de los términos del armisticio de 1953, al que Corea del Norte asegura que ya no se siente vinculada. Corea del Norte aseguró que si se inspecciona alguna de sus naves en base a la PSI, que contempla el abordaje de barcos sospechosos de participar en la proliferación de armas de destrucción masiva, lo interpretará como un acto hostil. Pyongyang dijo que considerará las inspecciones y vigilancia de sus barcos en misión pací­fica como «una violación intolerable contra su soberaní­a» que será respondida con un ataque militar. Corea del Norte anunció que no garantiza la seguridad de los barcos en las aguas del Mar Occidental (Mar Amarillo) después de prohibir la circulación de a las naves norcoreanas desde el 25 hasta hoy en una zona concreta de la costa occidental de la provincia de Pyongyang del Sur, por lo que tampoco se descartan más lanzamientos de misiles.Si bien es cierto que hemos asistido con anterioridad no sólo a frenazos sino incluso a bloqueos y retrocesos en el proceso de desnuclearización norcoreano y también que no es infrecuente que Pyongyang trate de llamar la atención de la comunidad internacionalEn esta ocasión el endurecimiento de la posición norcoreana se viene produciendo desde antes de las elecciones de EE UU y en espera que el cambio de gobierno afectara a una apertura a las negociaciones. Corea del Norte, que parece atravesar un momento económico particularmente difí­cil -en parte como consecuencia del alza de los precios del petróleo y de la inundación de las cosechas del año pasado- y que podrí­a ser ví­ctima de la peor hambruna desde los años 90 -necesitarí­a más de millón y medio de toneladas de grano para evitarlo según el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas-. no parece descabellado que Pyongyang pensara que la Casa Blanca cederí­a incluso un poco más con tal de que el proceso de desnuclearización norcoreana pudiera pasar a la historia como uno de los éxitos de la actual administración.China, tradicional aliado de Corea del Norte, así­ como la Corea del Sur del presidente Roh Moo-Hyun que llevó a sus últimas consecuencias la Sunshine Policy de su predecesor, Kim Dae-Jung, y la Federación Rusa eran partidarias de una aproximación mucho más suave a la República Popular Democrática de Corea mientras que eran EEUU y su tradicional aliado en Asia Oriental, Japón, los que mostraban un grado mucho menor de flexibilidad.Sin embargo, las cosas han cambiado. Al endurecimiento de la postura de la República Popular China, cansada de la fuente de inestabilidad de regional que supone Corea del Norte y deseosa de aparecer como una potencia responsable y fiable ante la Comunidad Internacional. Corea del Norte esta sacudiendo demasiado el avispero en su polí­tica de rearme nuclear y de tensión permanente en una región del planeta donde los choques de intereses y los conflictos geopolí­ticos están demasiado a flor de piel como para avivarlos.Que corea sacuda el avispero, de vez en cuando exhibiendo, su «diplomacia atómica», la cual, desde hace años propone una lí­nea dura, para dejar claro que también tienen derecho a un trato de igual a igual. Pero que lo haga con tanta persistencia, puede conllevar una agudización de las contradicciones sobre el Mar Amarillo. Zona donde no solo chocan Pyongyang contra Seúl o Tokio. Sobre sus aguas colisionan las esferas de influencia de una superpotencia en declive y la cabeza de un Asia en ascenso.La incógnita a desvelar en los próximos dí­as es la respuesta de Washington y a donde puede conducir esta escalada en el conflicto. Es obvio que la solución militar esta descartada. Si la administración Obama cede y promete concesiones estarí­a dando señales de debilidad ante el órdago Coreano, pero una posición de excesiva fuerza le conllevarí­a a echar demasiada leña al fuego. El problema que le surge a la administración norteamericana es que la exigida posición de fuerza que solicita su fiel aliado en la zona, Japón, sin contar con la connivencia de China no es posible. Ante la situación internacional, la solución está evidentemente ligada con la necesidad, en la actual coyuntura de crisis global y de búsqueda de un estrechamiento de las relaciones estratégicas con China, principal acreedor de EE UU. Washington sabe que en gran medida la solución no puede ser unilateral, debe contar con el consenso de China, no solo respecto a Corea del Norte, sino a la reorganización de la correlación de fuerzas en Corea del Sur, Japón y Taiwan.

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