Visita de Obama a Moscu

El nuevo tratado de nuclear

En su primera visita a Rusia entre el 6 y 8 de julio, el presidente estadounidense, Barack Obama, encarará un momento definitorio acerca de sus intenciones de frenar la carrera armamentista y lograr una verdadera distensión con Moscú. En las conversaciones con su anfitrión, Dmitri Medvedev, el criterio de la verdad será la decisión sobre el emplazamiento de elementos del sistema de defensa antimisiles (DAM) del Pentágono en Europa, al margen de los gestos mediáticos. Con independencia de un reciente diálogo telefónico en que los dos mandatarios se tutearon cordialmente según el Primer Canal de televisión, y de un acuerdo de colaboración militar que las partes ultiman, Moscú vincula ese asunto con su seguridad nacional.

El ropio Medvedev aclaró a fines de junio que Rusia avanzarí­a hacia un desarme nuclear radical solo si Washington disipa todas las preocupaciones de Moscú en torno a los planes de la DAM. De acuerdo con un comunicado divulgado por el servicio de prensa del Kremlin, Moscú está dispuesto a una reducción de arsenales nucleares y portadores, pero no puede concordar con los proyectos estadounidenses de crear una DAM global, apunta el texto. Quisiera subrayar que la reducción propuesta es posible solo en caso de que Estados Unidos retire las preocupaciones rusas, dijo Medvedev al dejar en claro la postura de su paí­s.Puntualizó que bajo cualquiera de las circunstancias el problema de la interrelación de los armamentos ofensivos y los defensivos debe ser reflejado de manera clara en el Tratado que negocia el Kremlin con Washington, antes de que expire el acuerdo vigente (START-1) el 5 de diciembre. Medvédev citó como otra de las preocupaciones las perspectivas de dotar con cargas convencionales a los misiles balí­sticos intercontinentales, que forman parte de los planes del Pentágono. Tales armamentos pueden dañar la estabilidad estratégica, advirtió el jefe de Estado ruso. El comunicado oficial confiere importancia a que se preserve la disposición contenida en el tratado sobre reducción armamentista relativa a desplegar los armamentos estratégicos exclusivamente en territorio nacional.Ante informaciones demasiado optimistas al respecto publicadas en algunos medios rusos, el jefe del Kremlin fue tajante. Ya hablé sobre ello y hoy quise ratificar la posición de principios de Rusia, concluyó en el texto divulgado por el servicio de prensa de la casa presidencial. Al respaldar el pronunciamiento oficial del Kremlin en un artí­culo publicado en la web de la cancillerí­a, el ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, precisó que no hay avances hasta ahora en el debate sobre la reducción de las armas ofensivas y la DAM. El jefe de la diplomacia rusa precisó que la interconexión entre los armamentos de alcance ofensivo y la DAM es necesaria. Dicha relación quedó refrendada en el comunicado londinense de los presidentes Medvédev y Obama, el 1 de abril último, remarcó.La defensa antimisiles es parte del problema de la seguridad en su conjunto y los planes de Estados Unidos afectan los intereses de toda la región, incluida la seguridad nacional de Rusia, subrayó enfático. Lavrov insistió en que el Pentágono deberí­a coordinar este asunto primero con sus socios porque de otra manera infringe el principio de indivisibilidad de la seguridad. Washington ha firmado los respectivos documentos al más alto nivel y debe observar ese principio, agregó el jefe de la diplomacia del Kremlin.El vicecanciller Serguei Riabkov, por su parte, expresó la disposición rusa de colaborar en un posible sistema DAM de carácter global con participación de todos los interesados, pero no con el papel del caballo al que se le colocan las riendas, según sus palabras. Insistió en la necesidad de un estudio de manera global y compartida sobre las verdaderas amenazas potenciales y las variantes de respuesta para reaccionar. La DAM asestarí­a una influencia muy negativa sobre nuestra estabilidad estratégica, señaló respecto a los 10 misiles interceptores que serí­an desplegados en Polonia y el radar que desde la República Checa espiarí­a toda la zona europea de Rusia.Otro obstáculo que Moscú considera peligroso para su seguridad nacional es la ampliación del bloque noratlántico con nuevos miembros ubicados en las proximidades de las fronteras rusas. Los problemas de seguridad no se pueden resolver con la expansión de la alianza, remarcó. Para contrarrestar la amenaza de los cohetes iraní­es, EEUU desarrolla planes para emplazar en Europa su sistema nacional de defensa antimisiles (DAM), que ha desatado una agria disputa entre EEUU y Rusia. Algunos especialistas rusos consideran que en el caso de que la DAM sea emplazada de acuerdo a los planes expuestos por el Pentágono, no podrán interceptar los cohetes iraní­es, pero sí­ los misiles rusos.En calidad de alternativa a la DAM en Europa, Rusia en varias ocasiones ha propuesto examinar la posibilidad de emplazar misiles interceptores en el territorio de Turquí­a, Kuwait, y, posiblemente, Iraq, inmediatamente cerca de frontera con Irán. Esto facilitará la intercepción de los cohetes que sean disparados desde el territorio iraní­, y al mismo tiempo, no supondrán una amenaza para el potencial nuclear ruso.Según Moscu, Si EEUU aceptar modificar su concepción de la DAM, se podrá concluir que Washington considera que la amenaza de los cohetes iraní­es es real. Si ignora la propuesta, significa que esa amenaza es insignificante, y que Washington utiliza la DAM como pretexto para apuntar sus misiles contra Rusia.Se plantea como pretexto una supuesta amenaza iraní­, pero técnicamente está demostrado que Teherán no tiene ni tendrá posibilidades de dominar misiles que puedan alcanzar Europa Central, apuntó. Sin dudas, más allá de otros acuerdos que se puedan firmar y de los gestos de efecto mediático, el curso de las negociaciones sobre la DAM estadounidense será el tema definitorio en la primera visita de Obama a Moscú.Uno de los fines del nuevo tratado a negociar es el de fijar un nuevo lí­mite para ojivas atómicas y sus sistemas de lanzamiento. Aunque apenas se acaba de desarrollar la primera reunión técnica, a nivel diplomático, se da por hecho que ambos mandatarios, tanto el ruso Medvedev, como el estadounidense Obama, están comprometidos en la reducción del armamento nuclear de ambas naciones.Un compromiso que obedece, según observadores, más bien a los problemas económicos que aquejan a ambas naciones y no a una nueva filosofí­a pacifista. Hasta ahora, por lo menos, no hay señales consistentes de que así­ sea. También es cierto que tras la limitación propia de armas atómicas, Estados Unidos y Rusia están interesados en impedir o, por lo menos, frenar la adquisición y posesión de armas de destrucción masiva por parte de terceros Estados. Pero tan convencidos del desarme no parecen estar los rusos. El hecho que Estados Unidos mantenga una ventaja material sobre Rusia en armas convencionales, hace temer a éstos que si se llega a un acuerdo de reducción de armas nucleares, puede significar una considerable desventaja. Es a ello que se debe la «reservada reacción» de Moscú al anuncio de la visión de Obama de crear «un mundo libre de armas nucleares». De la planeada visita de Obama a Moscú deberá salir el borrador de la intención de acuerdo entre las dos mayores potencias nucleares del mundo.

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