La FCC, Comisión Federal de Comunicaciones, bajo control republicano ha aprobado una medida que permite a gigantes de las telecomunicaciones como Comcast, AT&T o Verizon restringir el acceso a los contenidos de los usuarios y limitar su velocidad de conexión en función del pago.
Las medidas establecidas en 2015 con Barack Obama bajo el principio de garantizar la igualdad de servicios y usuarios obligaba a los proveedores de internet a tratar por igual todos los datos, sin posibilidad de bloquear el acceso a paginas web ni de alterar la velocidad de conexión. La norma conocida como “neutralidad en la red” se basaba en el principio de que Internet era un “bien público” y no un servicio de información. Este principio, que ha regulado el tráfico en Internet desde su origen, hoy ha llegado a su fin.
La nueva medida anuncia un sistema que permite diferentes velocidades en función del pago y el control de los contenidos. Si un usuario quisiera por ejemplo usar WhatsApp, Instagram, Netflix, Spotify, Youtube… además de la tarifa de datos deberá pagar lo correspondiente por cada paquete. Empresas como Amazon o Netflix podrían pagar cuotas para un servicio de streaming sin fallos de descarga, mientras empresas más pequeñas no podrían pagar los costes del peaje. El operador podría reducir la velocidad cuando los usuarios consulten contenido producido por su competidor. La medida afecta también a la libertad de información y expresión al poder los operadores restringir los contenidos. La medida aprobada en EE UU sienta un peligroso precedente. La legislación española no regula la “neutralidad en la red” y la legislación europea sí la regula aunque con matices.«Google y Facebook están dotándose de sus propias infraestructuras de cables submarinos para independizarse de los gigantes de las telecomunicaciones»
Pero aunque se levante la bandera de la neutralidad, la equidad o el libre mercado lo que estamos asistiendo verdaderamente es a una batalla entre las grandes empresas de telecomunicaciones y los conglomerados de contenidos.Recientemente el Departamento de Justicia bloqueó la fusión vertical entre Time Warner y el gigante de las telecomunicaciones AT&T; una fusión que declaraba la guerra a las nuevas plataformas como Netflix y Amazon.
Empresas como Twitter, Tumblr, Google, Facebook… surgidas de la era digital se oponen a la medida al considerar que ataca los principios fundamentales de una red abierta. Si bien estas empresas podrían pagar sin problemas los peajes del acceso preferente para sus usuarios, el fin de la neutralidad en la red degradaría el servicio de buscador de Google, principal atractivo de la compañía. Sin búsquedas no hay usuarios y por tanto no hay publicidad ni ingresos. Una red capada destruiría la utilidad del PageRank, el sistema de clasificación en el que Google basa su ventaja competitiva. Sin poder acceder a parte de la red los amigos no podrían recomendarte en Facebook los contenidos que te gustan sino solo aquellos a los que tengas acceso, perdiendo interés la red social.
Empresas como Google y Facebook están dotándose de sus propias infraestructuras paralelas de cables submarinos con más 90.000 km construidos bajo el Pacífico y el Atlántico.
Tradicionalmente, son las grandes empresas de telecomunicaciones y telefonía como AT&T quienes se han encargado del tendido de los cables alquilando el acceso a la estructura de cable a los operadores de Internet pero hoy se anuncia un nuevo orden en las redes.
Google invirtió en la colocación de FASTER, un cable submarino de más de 10,000 km que atraviesa el Pacífico a una velocidad de 60 Terabits por segundo. Facebook construyó drones solares y satélites de órbita baja para alcanzar áreas difíciles como el África sub-sahariana en su proyecto Internet.org. Amazon planea tirar un cable submarino de 10.000 kilómetros entre EEUU y Australia.
MAREA, el cable de Facebook y Microsoft es la mayor infraestructura submarina que no pertenece a un consorcio de operadoras telefónicas y abre el mercado a una nueva era de la comunicación. La capacidad proyectada de MAREA representa casi la mitad de todos los cables juntos que actualmente existen bajo el Atlántico. MAREA es el cable más importante en manos de empresas de contenidos y además de servir a los planes de expansión en Oriente Medio y África; significará independizarse de la tradicional infraestructura de las grandes compañías telefónicas. El cisma entre estos dos sectores monopolistas anuncia un nuevo mapa de poder en las redes.