Fuga de empresas de Cataluña. ¿Presión temporal o decisión a largo plazo?
Al menos 540 grandes empresas se han trasladado de Cataluña a otros puntos de España desde el 1 de octubre, según datos oficiales del Colegio de Registradores de la Propiedad. Por la cantidad de compañías que se van, y por estar entre ellas las de mayor volumen de capital, el movimiento expresa una decisión colectiva de la oligarquía española (de la que forman parte varios propietarios catalanes) y de la gran burguesía industrial. Queda por saber si se trata de una forma de presión temporal contra el aventurerismo de Puigdemont, o bien si como aparece en alguna declaración, hay detrás una valoración de mayor calado: una apuesta a largo plazo por la disminución del peso relativo económico de Catalunya en el conjunto de España, como fórmula para reducir el interés de sectores de la burguesía local por la independencia.
La fuga de sociedades mercantiles se disparó desde que Artur Mas comenzó su discurso independentista en diciembre de 2010. En los siguientes seis años 3.800 compañías cambiaron de domicilio. En el año 2011, tras su elección como presidente de la Generalitat, el número de sociedades que salió del territorio catalán aumentó un 16 por ciento. Este incremento continuó en 2014 con el anuncio de la consulta soberanista del 9 de noviembre y la huida de sociedades mercantiles creció otro 18,3 %. El primer semestre de 2015 se fueron 471 sociedades más, y así hasta sumar casi cuatro mil en seis años. Sin embargo el salto cualitativo de estos días ha sido la salida en bloque de la gran Banca, de las principales sociedades con cotización en Bolsa y de compañías tradicionales muy significativas.
El golpe para Puigdemont y Mas, que se habían cansado de proclamar que no habría fuga de empresas, ni consecuencias económicas para Catalunya, ha sido a la línea de flotación. En el mismo momento en que el Conseller de Economía, Oriol Junqueras, hablaba en directo en una entrevista televisada desmintiendo cualquier consecuencia económica del referéndum, se conocían las primeras reuniones de Caixabank y Banco Sabadell para preparar su traslado. Apenas unos días más tarde ya se habían ido seis de las siete firmas catalanas cotizadas en el Ibex (Albertis, Gas Natural, Cellnex, Colonial, Banco Sabadelll y Caixabank). El total de las 23 empresas catalanas cotizadas en Bolsa valían 100.000 millones de euros. Pues bien, las que han anunciado su cambio de sede equivalen al 80 % de ese capital. Solo la trasladada división de seguros Caixa-Adeslas supone el 25% de todo el mercado catalán del ramo.
Sede social, sede fiscal
La mayoría de las 500 grandes compañías han trasladado su sede social pero no la fiscal, que la mantienen en Cataluña. En este caso el efecto inmediato es menor; pero aún así la repercusión es ya muy elevada. Sólo las 40 compañías más grandes de las que ya han realizado el traslado de su sede suman 2.100 millones en Impuesto de Sociedades, que una Cataluña independiente o foral no tendría contabilizados en sus cuentas. Esto supone el 10% de la recaudación en toda la comunidad por este impuesto. Incluso en caso de algún pacto que dejara una relación como la actual o como el régimen foral vasco, esos 2.100 millones se restarían de su cuenta en el cálculo de las balanzas fiscales.
Además, el tributo sobre actos jurídicos documentados, que grava la firma de documentos notariales, administrativos y mercantiles (emisiónes de capital o deuda, compras…) es un impuesto autonómico. En este caso se pierde por completo su recaudación. Y atención, Banco Sabadell incluso ha cambiado su sede fiscal a Alicante.
Decisión política
Si bien existía presión económica, la decisión de trasladar la sede por parte de las grandes compañías obecede a una posición política. Resulta evidente que se estaba produciendo una fuga de capitales de los bancos catalanes. A pequeña escala, un director de Caja Rural en Aragón comentaba la afluencia de ahorradores individuales llevando su dinero de Cataluña a sucursales en pueblos cercanos. Y pequeños y medianos industriales catalanes que basan sus ventas en el mercado peninsular se alarmaban sobre el descenso de sus ventas por boicot. Hasta el sector de espectáculos de Barcelona admitía un descenso del 70% en las reservas, así como se reconoce el importante volumen de cancelaciones de vacaciones en hoteles catalanes. Además, para los bancos como Sabadell y Caixa el problema era doble: la salida de ahorros de sus cuentas a otros bancos con domicilio fuera de la Comunidad Autónoma, y el posible boicot a su negocio en toda España. Todos estos movimientos se han dado, incrementando la alarma y precipitando la urgencia de los cambios; pero una decisión tan importante como el traslado de sede de dos de los mayores bancos españoles, tan arraigados en Cataluña, hacia otras provincias, arrastrando tras de sí a decenas de grandes compañías, cuya producción está anclada en esa comunidad hace décadas, ha sido una decisión marcadamente política.
Para que no hubiera dudas, muchos de los consejos de administración han acompañado el anuncio de su cambio de sede con una coletilla: nos vamos para que «productos y servicios no se vean en ningún caso afectados por la coyuntura política y social» (Catalana Occidente) o para «reducir los riesgos ajenos al normal funcionamiento de la compañía» (Lleida.net) o para «proteger los intereses de los clientes, accionistas y empleados de la entidad» ante la actual «inseguridad jurídica en Catalunya» (Edreams) o «por la situación de incertidumbre política y jurídica en la que se encuentra sumida Cataluña y con el objetivo de garantizar los intereses de sus trabajadores y clientes» (Codorniu); «con el fin de mantener la seguridad jurídica necesaria para poder seguir trabajando con normalidad» (Bimbo)….
Finalmente, el día 16 de octubre el diario Cinco Días aseguraba que un ejecutivo de Caixabank ya confirmó que el cambio de sede era una medida permanente. Quien con más claridad ha apuntado además que este cambio no es coyuntural ha sido el presidente del Banco de Sabadell. El pasado día 6 en una reunión con 300 directivos, contestó tajantemente a la pregunta de si el cambio era temporal: «Nací en Sabadell, estudié en Estados Unidos, trabajé en Madrid, vivo en Barcelona y jamás he pensado en regresar a Sabadell».
Las otras grandes empresas que se han ido
Además de las seis grandes del Ibex, otras grandes empresas que cotizan en el Mercado Alternativo bursátil que han cambiado su sede son: Lleida.Net (electrónica, presta servicio a más de 1.500 compañías), Eurona (telecomunicaciones). Además la lista incluye a sociedades tan significativas como Catalana Occidente (seguros), Edreams (viajes), Applus (certificación digital), Oryzon (biotecnología), Service Point (reprografía), Naturhouse (dietética), Grupo Planeta (editorial) Bimbo (bollería), Idilia Foods (propietaria de Cola Cao y Nocilla), Aguas de Barcelona (filial española de la francesa Suez Environment), Axa (seguros), Torraspapel (papeleras), Grupo Indukern (distribución de productos químicos y farmacológicos). Y la lista se extiende a todos los sectores: Banca y Bolsa, Criteria, Banco Mediolanum, Arquia Banca, GVC Gaesco Beka, Trea Asset Management, Gestora de fondos EDM , Gesiuris. Seguros: SegurCaixa Adeslas, VidaCaixa, MGS Seguros. Salud y estética: Policlinic expert, DVD Dental, Klockner, Sanantur. Mensajería: MRW. Combustibles: Ballenoil. Textil: Industrias Ponsa. Asesoría: Cémoi Electricité. Filiales: Cervecera San Miguel S.L., Pesa, filial del grupo constructor gallego Copasa, Clínica Terres de Ponent y Nova Quintàlia. Cavas y vinos: Codorniu…
Un párrafo para ocultar la historia
«Desde la muerte del dictador militar Francisco Franco, Cataluña ha contribuido tanto como el que más a la consolidación de la democracia española. Cataluña ha sido no sólo el motor económico de España, sino también un factor de modernización y de estabilidad.» Este párrafo corresponde al discurso de Puigdemont el 10 de octubre. Comienza el relato tras la muerte de Franco. ¿Qué pasó antes? ¿Qué oculta? Pues que Cataluña fue el motor económico de España por una vastísma inversión estatal en esta comunidad durante el franquismo, con la connivencia y el beneficio de una burguesía de la que el actual presidente es heredero. Y esto sucedió con tal complicidad e imbricación que grandes familias inversoras catalanas forman parte de los núcleos principales de la Oligarquía española y la gran burguesía estatal.
«Puigdemont oculta la vastísima inversión estatal en esta comunidad, base de su desarrollo industrial.»
El proteccionismo al capital industrial catalán comenzó en 1943, cuando Franco establece por decreto que solo Barcelona y Valencia podrán realizar ferias de muestras internacionales. Ese monopolio durará 36 años. Pero la industria clave en Cataluña será SEAT (Sociedad Española de Automóviles de Turismo). Se fundó en 1950 con una participación del Instituto Nacional de Industria del 51%, de la banca (un 42%) y de la italiana FIAT (7%). SEAT controlaba en 1960 el 77,20% del mercado nacional y en 1975 todavía el 47%. Fue clave para el desarrollo tecnológico e industrial en Cataluña. El otro pilar fue el Polo Químico de Tarragona, con el III Plan de Desarrollo. Se inició con Cepsa y otros inversores extranjeros en 1961, y se sumaron Repsol, Dow Chemical en 1967, Basf en 1969, y Bayer en 1971, Extendiéndose las instalaciones hacia Tortosa, Martorell… hoy genera el 0,75 de toda la producción química mundial.
Y con ambas inversiones gigantestas vinieron el desarrollo de todo el tejido de empresas auxiliares, la ampliación del puerto y aeropuerto de Barcelona, las primeras autopistas….
Con nombres y apellidos
Precisamente algunas de las grandes fortunas locales catalanas tienen su origen en el franquismo. Enriquecidas con la dictadura, han tenido desde entonces un importante peso estatal: Los Cortina, (Mahou, San Miguel…), cuyo patriarca fue ministro de asuntos exteriores de Arias Navarro, y su hijo Alfonso presidente de Repsol-YPF entre 1996 y 2004, de la inmobiliaria de La Caixa, de Colonial… Los Carceller (Cervezas Damm): Demetrio Carceller era un ingeniero formado en Terrasa, fundador de Campsa, ministro de Comercio de Franco, cofundador de la Falange… formó parte de los consejos de administración del Banco Comercial Transatlántico, el Banco Industrial de Catalunya, Fomento de Aragón y Cepsa. Los Suqué-Mateu, (Grupo Peralada), cuyo fundador, Miquel Mateu i Pla fue alcalde de Barcelona hasta 1945, y durante 24 años procurador de las Cortes franquistas. Y la lista sigue con los Samaranch (procurador en las Cortes franquistas, presidente de la Diputación de Barcelona y presidente del Comité Olímpico Internacional; los Vilarasau, presidente de honor de La Caixa, exdirector general del Tesoro y de Presupuestos de 1969-1975,…
withman dice:
Interesantísimo artículo que da para dos más. Los vínculos de la burguesía catalana y la prosperidad de la región con el franquismo bien valen para un monográfico. Señor Pastor, explayese un poco más sobre ese asunto. Muchas gracias