Una mirada hacia la realidad social española que sigue las mejores tradiciones del género negro, ese que bajo la apariencia de un simple relato criminal en realidad disecciona con un afilado bisturí los conflictos que otros géneros «más respetados» eluden o enmascaran.
La impunidad está unida al poder
La serie está inspirada en “El Caso”, un semanario de sucesos que se convirtió en una referencia indispensable del periodismo en la España franquista.
Curiosamente, “El Caso”, despreciado como “el diario de las porteras”, fue una ventana de libertad y de información veraz en plena dictadura.
Su director recuerda como la censura franquista solo les permitía publicar un asesinato por número. La edulcorada y falsa postal que el régimen había construido no debía mancharse con la realidad.
Pero “El Caso” se empeño en contar la verdad, escribiendo recto con renglones torcidos.
Encabezado por un director falangista pero que se enfrentaba a la censura y contaba entre sus principales redactores a cuadros del clandestino PCE, como el después cineasta Pedro Costa.
Siguiendo el hilo de cada crimen aunque terminará inculpando a influyentes sectores del franquismo o a miembros de las clases altas.
La serie de TVE-1 se sumerge en el fango de esos crímenes. Y sobre todo nos presenta como la policía, o instituciones más poderosas, como la Brigada Político Social o los servicios de inteligencia, presentados como “defensores de la población”, protegen en realidad a los criminales cuando éstos son lo suficientemente poderosos. Paralizando las investigaciones o secuestrando la edición cuando se desvelaba una parte de la verdad suficientemente importante como para afectar a círculos sensibles del poder.
¿Eran excesos propios de una dictadura que han sido ya felizmente superados en el actual régimen democrático?
Esa es la explicación tranquilizadora, la que el cine o la novela negra pulverizan.
Cuanto más poder, mayor impunidad para quien lo ejerce. Y en la España del siglo XXI, el dominio económico, político, social… de las élites dirigentes es mucho más estable y profundo que en el franquismo.
Tropezándose con los innombrables
El primer episodio de “El Caso” nos habla del “crimen de la tinaja”. En él están involucrados militares norteamericanos de la base de Torrejón.
Podía haber comenzado por otro de los muchos reportajes que dieron notoriedad a “El Caso”, como el dedicado a los crímenes de “El Jarabo” o a las fugas de “El Lute”. Pero esta historia criminal comienza precisamente en una base norteamericana.
Imperceptiblemente, sin cargar las tintas pero sacando a la luz esa realidad, en los diferentes episodios de “El Caso”, las investigaciones acaban muchas veces tropezando con la presencia norteamericana en España. Desde las inocultables bases militares a las dotes de mando de la embajada yanqui, que la temible policía franquista sigue con especial docilidad.
¿Hemos cambiado tanto? Basta recordar que los dirigentes de las principales fuerzas políticas españolas van a entrevistarse con Obama justamente en la base norteamericana de Torrejón, la misma que abre el telón de “El Caso”.
La censura se ejerce ahora con métodos mucho más sibilinos. TVE-1 ha decidido cancelar “El Caso”, después de haber prometido una segunda temporada. A pesar de que la serie conserva la fidelidad de casi dos millones de espectadores.