Entrevista a Enrique Martí­nez Reguera

El negocio de los niños de riesgo II

Enrique Martí­nez Reguera es filósofo, psicólogo y pedagogo de gran experiencia en el trabajo con niños y adolescentes marginados. Es autor de numerosas obras como ¨ Cachorro de nadie ¨, ¨ De tanta rabia tanto cariño ¨, ¨ Con los niños no se juega ¨ , ¨Pedagogí­a para malos educados,¨ La calle es de todos,¨ Catón moderno para analfabetos de la vida ¨ y ¨ Tiempo de coraje ¨. Desde ellos aborda la realidad del mundo de los «niños de riesgo» en su aspecto social histórico, jurí­dico, psicológico y pedagógico. Fundador e integrante entre tantas otra asociaciones de la Coordinadora de Barrios – www.coordinadoradebarrios.org -. Su trabajo se extiende a América Latina y es miembro del centro San Pio X de la Universidad de Salamanca.

La Fundación Gruo Norte, que está entre estas empresas, factura 160 millones, y está participada por Caja Burgos, Caja Duero, Caja España y Caja Navarra. Y la Fundación O´Belén, está presidida por Manuel Pizarro, ex presidente de Endesa, y participada por Ibercaja. ¿No cree que al amparo del Estado Autonómico, se han enriquecido de esta manera las oligarquí­as locales?¡Vamos!, ¡habrí­a que estar ciego para no verlo! Yo tengo delante de mí­ una lista de veintitantas entidades como las que me acaba de mencionar. Son entidades que se dedicaban a otras cosas y, de repente, han encontrado que es una mina la presunta atención de niños, y se han puesto todos a cuidar de los niños, es decir, a sacarles rentabilidad económica.Una cosa que yo insisto mucho siempre es que no podemos ignorar la caí­da del Muro de Berlí­n, y que las relaciones entre Capital y Estado se han modificado profundamente desde ese momento. La gente está tentada a pensar «que si es público o si es privado»; las leyes son las que organizan nuestra vida, y la Ley de Protección Jurí­dica del Menor y la Ley Penal están poniendo la gestión de los niños en manos privadas. Cuando el Defensor del Pueblo sacó ese informe tan extraordinariamente bueno sobre los centros terapéuticos, yo me planteaba que los ciudadanos algo tendremos que hacer. Mientras la ciudadaní­a no tenga alguna representatividad sobre lo que se hace con sus hijos se produce un auténtico secuestro de sus hijos. ¿Cómo se puede aislar a un hijo de sus padres con mil pretextos?¿Cuáles deben ser las medidas?Una práctica y una teórica, aunque parezca ingenua mi petición. A nivel práctico se debe dar presencia efectiva a los padres, de control sobre lo que se hace con sus hijos. Por más que se les hayan expropiado o el Estado nos garantiza que están siendo atendidos… estamos comprobando que no. Ha habido una dejación tremenda de sus funciones por parte de la Fiscalí­a. Son imprescindibles organismos ciudadanos que controlen lo que se está haciendo con sus hijos o con los de sus vecinos.Y tenemos que recobrar el sentido común; sentir y ponerlo en común. Mientras no sintamos lo que le está pasando a esos niños y lo pongamos en común con lo que sentimos por nuestros hijos, mientras no haya una implicación personal, esos niños serán materia de uso y consumo polí­tico y económico.Desde hace 20 años se han predicado cosas tan aberrantes como «la distancia óptima» del educador respecto al educando. Esos son aberraciones de interés económico-polí­tico.Esta situación se inició en los años 80 y ha sido asumida por todos los partidos polí­ticos. Estas leyes fueron aprobadas prácticamente por unanimidad.¿No cree que en época de crisis habrí­a que eliminar todos estos gastos que van a engrosar el bolsillo de algunos para reinvertirlo en medidas contra la crisis?Yo no sé si recorte, desde luego un control radical de donde está yendo este dinero. Es como una cañerí­a llena de agujeros, y al final nos quedamos sin agua.A mí­ me da miedo la palabra recorte no sea que se recorte por abajo. No, recortemos por arriba que hay mucho que recortar¿Y qué le parecerí­a aplicar una escala de salarios con un máximo y un mí­nimo, y una escala impositiva en la que pagasen más los que más tienen?La redistribución de la riqueza es ahora lo más urgente. Porque desde que se ha producido la globalización económica se están concentrando los capitales, la pobreza se ha extendido de un modo descomunal. Y como la clase media estaba resbalando hacia la pobreza le encargan que haga de gendarme de los pobres. Yo tengo frecuentes reuniones con grupos que trabajan con niños, y casi todos son jóvenes con titulación superior, de clase media, que tienen que ponerse a trabajar en centros, como educadores de calle… y todos están siendo explotados de la manera más vil, con salarios basura, con unas condiciones laborales increí­bles. ¿Qué ocurre?, que los poderes económicos se han tomado a la clase media como gendarmes de esta mancha de pobreza. Tenemos que recuperar la dignidad del trabajo y, mientras tanto, no podemos permitir que los de arriba se pongan sus salarios, hagan lo que les dé la gana, y nadie diga ni una palabra…Esto requiere una intervención inmediata si realmente queremos seguir viviendo en una democracia.

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