El pasado lunes, las televisiones del mundo, desde la CNN a Al Jazira y desde France 24 a la Fox, retransmitían la celebración de la caída del muro de Berlín. De esta efeméride se ha enfatizado mucho más el triunfo de la libertad que los profundos cambios económicos, y por tanto geopolíticos, que provocó. De hecho, su caída arrastró también parcialmente a EEUU, que, como sucede con los equilibrios de poder, quizá vivía mejor en el clima de la guerra fría.
Aquel 9 de noviembre se alumbró un mundo que nadie udo imaginar. Para bien de algunos, y para mal de otros, la caída del muro abrió las compuertas de una nueva historia. Tanto política como económicamente, el mundo viró. Hoy el dólar se encuentra amenazado como moneda de reserva y el centro de gravedad económico se está desplazando hacia Asia. A nosotros nos han quedado de aquellos fastos el euro y la ampliación de la Unión. Pero ante los nuevos poderes emergentes, con ello no nos basta EL CONFIDENCIAL.- Con la que se le viene encima a la banca española en los próximos trimestres -aumento de la morosidad, pérdida de valor de sus ingentes activos inmobiliarios, reducción de márgenes, caída del volumen de negocio, fin de la barra libre de liquidez del BCE, etc.-, el único frente que parecía haberse resuelto era el de la financiación mayorista gracias a la mejora de los mercados y las emisiones con aval del Estado. Ahora bien, lo que han hecho las entidades no es resolver el problema, sino aplazarlo unos años. Porque, aunque tengan cubiertos los vencimientos de 2009 (unos 80.000 millones de euros), tendrán que afrontar la renovación de otros 240.000 millones en los próximos tres años. LA VANGUARDIA.- El plato fuerte del día nos lo ha suministrado el presidente del Barça, señor Joan Laporta, al acudir en defensa de Macià Alavedra y Lluís Prenafeta por haber recibido un trato humillante para ellos y para Cataluña por parte del ínclito juez Garzón. El presidente del Barça ha cuestionado el gobierno del señor Montilla. De paso, el señor Laporta se ha ofrecido al país como líder aunque no como mártir sino como salvador. Oigo los pasos del populismo que pisan las baldosas de nuestra Europa que se ha construido a trancas y barrancas para alcanzar un espacio de paz, progreso y libertad. Opinión. El Periódico El muro, el dólar y el euro Josep Oliver El pasado lunes, las televisiones del mundo, desde la CNN a Al Jazira y desde France 24 a la Fox, retransmitían la celebración de la caída del muro de Berlín. De esta efeméride se ha enfatizado mucho más el triunfo de la libertad que los profundos cambios económicos, y por tanto geopolíticos, que provocó. De hecho, su caída arrastró también parcialmente a EEUU, que, como sucede con los equilibrios de poder, quizá vivía mejor en el clima de la guerra fría. Entre los múltiples efectos de ese proceso merece destacarse el nacimiento del euro. Estos días se han desclasificado documentos británicos de aquel periodo, que se suman a otros soviéticos que ya habían visto la luz. En todos ellos se destaca la extrema oposición de Gran Bretaña y Francia a la reunificación alemana. Y mientras los británicos, liderados por Thatcher, se opusieron hasta el final, e incluso demandaron a Gorbachov que lo impidiera, Mitterrand comprendió que solo podía obtener de Alemania algunas contraprestaciones. Y la más sustantiva fue la promesa de Kohl de que el nuevo país renunciaría al marco. El euro tenía el camino expedito, y en 1991 el Tratado de Maastricht definía el procedimiento para alcanzar la divisa común en enero de 1999, a pesar de la oposición americana y la negativa británica a sumarse al proyecto. Más allá de Europa, la caída del muro generó un definitivo impulso a la globalización. Si en la década de los 80 los flujos de capital a los países emergentes totalizaron unos 250.000 millones de dólares, en la de los 90 esa cifra se alcanzó año a año. Esta creciente globalización expresaba, básicamente, la convicción norteamericana de que el derrumbe de la URSS había generado un mundo unipolar. Visión que se acentuó a finales de los 90 con la crisis financiera asiática y la suspensión de pagos exteriores de Rusia. Estados Unidos parecía emerger como la hiper-super-megapotencia –como alguna prensa americana gustaba de identificarse– cuyo único problema era controlar su exceso de poder. Pero ese nuevo impulso globalizador tenía su cara oculta. Ha lanzado a China al estrellato de la economía y las finanzas mundiales, con la India, Brasil y otros países emergentes pisándole los talones, definiendo un nuevo orden mundial. Al tiempo que la derrotada Rusia ha dado paso a un gigante energético. Y, con el apoyo de Alemania en el norte y de Turquía en el sur, está definiendo el futuro de los suministros de gas a Europa. Uno de los últimos ecos de los cambios entonces iniciados ha sido la victoria de Hatoyama en Japón, sustituyendo al partido entronizado en 1955, el representante del Japón de posguerra y estrecho aliado de EEUU. La agenda de la nueva Administración japonesa es, ciertamente, de profundo cambio. Desde el punto de vista económico, el más sustantivo es la propuesta de creación de un espacio financiero común en el este de Asia formado, entre otros países, por el mismo Japón, Corea y, en especial, China. Hatoyama se declara partidario de impulsar un experimento similar al europeo, que debería concluir con una divisa común que sustituyera al yen japonés, el won coreano y el renminbi chino. Cierto que estas propuestas están todavía muy verdes. Pero no es menos importante constatar que Japón parece virar desde su tradicional alianza con EEUU hacia sus nuevos, y poderosos, vecinos asiáticos. El euro, la emergencia de China, Brasil, la India o Rusia y los cambios en Japón son algunos ejemplos, entre los más importantes, que ilustran la magnitud del cambio económico que se inició aquel 9 de noviembre de 1989. Ese día, el orden político y, en especial, económico, surgido de la segunda guerra mundial comenzó a desaparecer. Y de un mundo bipolar, finalmente, se alumbró una nueva situación multipolar, imposible de predecir entonces. Esa imposibilidad quizá provenga de nuestra incapacidad para predecir los asuntos humanos, y por tanto los económicos y políticos, ligada a la dificultad de nuestro cerebro para comprender los fenómenos atípicos, raros o infrecuentes, como ha destacado Nasin Talib en su celebrada obra The black swan. O quizá proceda del autoengaño de unas clases dirigentes que, acostumbradas a un orden determinado, no comprenden que aquel ya no existe hasta mucho más tarde del momento en que todo cambió. O quizá también de la hubris (la arrogancia de los griegos) que suele acompañar al poder y que le impide darse cuenta de los cambios mientras estos tienen lugar. Sea por uno u otro elemento, o por todos ellos a la vez, lo cierto es que aquel 9 de noviembre se alumbró un mundo que nadie pudo imaginar. Para bien de algunos, y para mal de otros, la caída del muro abrió las compuertas de una nueva historia. Tanto política como económicamente, el mundo viró. Hoy el dólar se encuentra amenazado como moneda de reserva y el centro de gravedad económico se está desplazando hacia Asia. A nosotros nos han quedado de aquellos fastos el euro y la ampliación de la Unión. Pero ante los nuevos poderes emergentes, con ello no nos basta. EL PERIÓDICO. 12-11-2009 Opinión. El Confidencial La banca española afronta vencimientos de deuda por 240.000 millones hasta 2012 E. Segovia Así se recoge en un informe publicado ayer por la agencia de rating Moody’s, que estima que los bancos y cajas españoles tendrán que hacer frente a vencimientos de 75.884 millones el próximo año, de 63.272 millones en 2011 y de nada menos que 100.487 millones en 2012, que será el año más complicado. Esto se debe a que será entonces cuando venzan el grueso de emisiones con aval del Estado realizadas en 2009, cuyo plazo es de tres años (aunque recientemente Caixa Catalunya, Bancaja y CAM han emitido a cinco). Pero no hay que irse tan lejos: los 75.884 millones de 2010 se antojan un problema mucho más serio habida cuenta de la delicada situación en que se encontrará el sector el próximo año. Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), aseguraba ayer que veremos unas cuantas entidades en pérdidas en 2010, año en que espera que la morosidad del sector alcance el 8% por culpa fundamentalmente del imparable aumento del paro en nuestro país. Y si se salva 2010, quedan 2011 y 2012. Se supone que, para entonces, habrá llegado la recuperación económica y que el sector habrá culminado ya su reestructuración con la consiguiente reducción de capacidad. Si logra superar esta carrera de obstáculos, tendrá las cosas mucho más fáciles a partir de 2013, con vencimientos de solo 14.457 ese año, de 18.471 en 2014 y de 4.988 en 2015 (aunque estas cifras aumentarán con toda seguridad con las emisiones que se vayan realizando en los próximos años). "Salvar los vencimientos con la emisión de nueva deuda no es la solución del problema; la solución es reducir los altísimos niveles de endeudamiento del sector financiero, es decir, el famoso desapalancamiento", opina un experto del sector. Este desapalancamiento se verá favorecido por la drástica reducción del crédito por parte del sector, que disminuirá las necesidades de financiación externa. Pero, si volvemos la oración por pasiva, hasta que se pueda llegar a un endeudamiento más razonable -lo cual puede requerir años- seguirá cerrado el grifo del crédito para empresas y particulares. El fin del aval encarecerá los costes financieros Además, Moody’s señala otro problema añadido: renovar la deuda a corto plazo emitida con aval del Estado con emisiones a más largo plazo encarecerá los costes de financiación de las entidades (el tipo de interés que deben pagar), tanto por el aumento del plazo -en una situación normal, a más plazo, más alto tiene que ser el tipo- como por el fin del programa de aval estatal, que en España termina el próximo 15 de diciembre. Es decir, esta deuda debe renovarse por otra respaldada únicamente por el rating de cada entidad y no por el del país, lo que en teoría supone pagar más por ella. El informe analiza la situación de los principales países y concluye que se ha reducido notablemente el plazo de vencimiento medio de la deuda bancaria en todo el mundo: en promedio, desde 7,2 a 4,7 años en los últimos cinco años, con especial incidencia en EEUU y Reino Unido. Y alerta de que esta reducción de los plazos de las emisiones puede provocar serios problemas de refinanciación en los próximos años y un aumento generalizado de los costes para las entidades. EL CONFIDENCIAL. 12-11-2009 Opinión. La Vanguardia Oigo pisadas populistas Lluis Foix Ha sido un día desmesurado. En el Congreso de Madrid un diputado democratacristiano ha replicado muy airado a un colega socialista que "no me hable de excomulgación". No lo he entendido. En todo caso será excomunión, señor Sánchez Llibre. Cuando se pierde el sentido de las palabras nos aproximamos a la confusión. La segunda autoridad de Cataluña, señor Ernest Benach, le escuchaba una proclamación mañanera hablando de "mil puñeteros euros". En el mismo día, militares, políticos y jueces se tiraban los trastos a la cabeza mientras el gobierno no sale de su propio laberinto con dos piratas capturados en el Océano Índico por orden suya y ahora intentando devolverlos con la oposición de los jueces que se acogen al estado de derecho al margen de la situación de 36 marineros apresados por los piratas somalíes desde hace más de cuarenta días. Pero ha habido más. En las Cortes valencianas el presidente Camps le soltó al portavoz socialista, Àngel Luna, que "le encantaría coger una furgoneta, venirse de madrugada a mi casa y por la mañana aparecer yo boca abajo en una cuneta". Por un momento pensé en el teniente Castillo y en el diputado Calvo Sotelo. Ya me entienden. Menos mal que el señor Camps se ha disculpado a últimas horas del día, pero lo dicho, dicho está. Hemos conocido también que el juez Garzón va a citar como imputados a otros diez supuestos implicados en la trama catalana de los pretorianos. Estas diligencias del juez del Juicio Final se han producido poco después de un viaje a Jerusalén, una imposición de doctor honoris causa por una universidad andaluza y más actuaciones en el caso Alkatrana. Me asombra tanta capacidad de trabajo. Como nota de color, el gobierno de Extremadura organiza talleres de masturbación después de un preceptivo informe que ha costado unos cuantos miles de euros. En Inglaterra, Estados Unidos o Suecia, por poner un ejemplo, lloverían las querellas contra los que han perpetrado esta ocurrencia. El plato fuerte del día nos lo ha suministrado el presidente del Barça, señor Joan Laporta, al acudir en defensa de Macià Alavedra y Lluís Prenafeta por haber recibido un trato humillante para ellos y para Cataluña por parte del ínclito juez Garzón. El presidente del Barça ha cuestionado el gobierno del señor Montilla. De paso, el señor Laporta se ha ofrecido al país como líder aunque no como mártir sino como salvador. Oigo los pasos del populismo que pisan las baldosas de nuestra Europa que se ha construido a trancas y barrancas para alcanzar un espacio de paz, progreso y libertad. El día ha terminado con la designación de la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, el epicentro del escándalo Pretoria. Parecía un día de fiesta. Como si nada hubiera ocurrido y si como su alcalde hasta hace unos días no descansara en una habitación de diez metros cuadrados en la cárcel de Soto del Real. Que nadie se sorprenda si en muchos ámbitos del país la política se sigue exclusivamente por el divertido humor del programa Polonia y no a través de las instituciones, del parlamento y de los debates reposados con ideas y proyectos. LA VANGUARDIA. 13-11-2009