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El mundo necesita un nuevo modelo de relaciones entre China y Estados Unidos

Estados Unidos tiene que aceptar la realidad de que China se desarrolla rápidamente, y el mundo en el siglo XXI necesita un nuevo modelo de relaciones entre ambos países.

Desde la aplicación de la política de la reforma y apertura, China ha conseguido grandes éxitos que impresionan a todo el mundo. Algunas instituciones internacionales de análisis opinan que hasta medianos de este siglo el PIB de China superará al de Estados Unidos. Frente al surgimiento de China, el gobierno de Obama ha adoptado la estrategia de “Reequilibrio de Asia – Pacífico”, con el que no sólo amplia su presencia militar en Asia, sino también promueve activamente las negociaciones de acuerdos de relaciones con socios estratégicos y económicos transpacíficos. Muchos creen que se trata de una política destinada a contener a China, pero Estados Unidos tiene que aceptar la realidad del rápido desarrollo de China.

Algunos comentan las relaciones actuales entre China y Estados Unidos según la teoría de la “Trampa Tucídides”, pero en realidad Estados Unidos no tiene por qué tener miedo a China. El PIB no es un elemento que lo decide todo, y Estados Unidos todavía tiene sus ventajas sobre las potencias militares y técnicas. Además, si cualquier país realiza acciones agresivas, todo el mundo se pondría en contra de él. Si Estados Unidos considera a China como un enemigo, es posible que China se convierta en su enemigo, pero si Estados Unidos ve a China como un amigo, es muy probable que China sea su amigo.

El desarrollo pacífico de China ha conseguido muy buenos resultados. En los años 90 del siglo XX, durante la crisis financiera de Asia, las ayudas que aportó China a sus países vecinos resultaron muy positivas. La buena voluntad de establecer relaciones amistosas con los países de su alrededor y los esfuerzos correspondientes impulsaron la zona de libre comercio China-ASEAN. Sin duda alguna, China necesita un medio ambiente internacionalmente pacífico para seguir desarrollando su economía, y el desarrollo constituye la mayor prioridad para la China actual, que quiere evitar el conflicto directo con Estados Unidos, y además resolver pacíficamente el problema del Mar de China Meridional no sólo coincide con la política de desarrollo pacífico que China siempre sostiene, sino también es beneficioso para todas las partes involucradas.

En las relaciones actuales entre China y Estados Unidos, existe una serie de elementos positivos que pueden ayudar por lo menos a evitar los conflictos públicos entre ambos países: en primer lugar, la existencia de las armas nucleares, que también fue la razón por la que durante la Guerra Fría no brotó un conflicto real entre Estados Unidos y la Unión Soviética; en segundo lugar, entre China y Estados Unidos existen unas relaciones económicas y comerciales estrechamente vinculadas, que nunca existían entre Estados Unidos y la Unión Soviética; en tercer lugar, el conflicto de ideología entre estos dos países está tan intenso como entre Estados Unidos y la Unión Soviética en aquel entonces. A diferencia de la Unión Soviética, China nunca ha buscado imponer su ideología sobre otros países del mundo, y cree que cada país debe buscar su propio camino según sus propias situaciones; en cuarto lugar, la historia del siglo XX ha sido una experiencia muy dolorosa para la sociedad internacional, especialmente para Europa, que participó en ambas guerras mundiales, y saben que cualquier país que provoque una guerra será derrotado al final.

China y Estados Unidos deben comportarse tal y como declaran sus líderes, que seguirán con la construcción del nuevo modelo de relaciones entre superpotencias, que requiere la sabiduría política, mente calmada y la pasión de ambas partes. El mundo del siglo XXI necesita el nuevo modelo de relaciones entre China y Estados Unidos.

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