Entrevista con Julio Salazar, secretario general de la Unión Sindical Obrera

«El movimiento sindical es el mayor escollo para los recortes»

Con 56 años de historia, USO es el tercer sindicato de España, con más de cien mil afiliados y once mil delegados sindicales. Es el único sindicato que tiene una Caja de Resistencia y Solidaridad (CRS) permanente. USO se financia a un 80% de las cuotas de sus afiliados. Julio Salazar es su secretario general desde hace una década.

¿Cuál es la situación de los trabajadores después de dos reformas laborales y años de recortes?Los cambios operados en estas dos legislaturas han sido tremendos, con destrozos sociales y humanos impresionantes. Son cambios larvados en el tiempo, estructurales, que han depauperado las rentas salariales, las condiciones de trabajo, y las relaciones laborales y el derecho del trabajo. Lo que se ha forjado durante tantas décadas ha sido devaluado de un plumazo. Sobretodo el hachazo a la negociación colectiva, que es una forma de redistribuir la riqueza que entre todos generamos de forma más justa.

Hay otras formas de redistribuir la riqueza, como es la fiscalidad o el gasto social, pero la negociación colectiva es la herramienta de los trabajadores. «La negociación colectiva es una herramienta para redistribuir la riqueza»

¿Se puede revertir esta situación?Se puede y se debe. Todo esto ha mermado la capacidad de acción de las organizaciones de los trabajadores, pero esta es una reivindicación latente de todo el movimiento sindical. Peleamos para que el próximo gobierno derogue las dos reformas laborales y que dote de participación y contenidos tanto la negociación colectiva como el diálogo social.

Lo que nació después de la II Guerra Mundial como un equilibrio de fuerzas entre las empresas, los sindicatos y la negociación tripartita con los gobiernos, ha quedado en agua de borrajas, y en los últimos tiempos para lo único que ha servido ha sido para avalar las políticas del gobierno de turno. Por su parte, los empresarios lo único que han dejado son intenciones sin compromiso alguno expreso. Puro verso. Sin embargo los compromisos de los sindicatos han sido de contención salarial y devaluación de las condiciones de trabajo. Hay que recuperar el diálogo social mediante un nuevo contrato social, no solo a nivel nacional, sino también a nivel supranacional.

Hay que incluirlo en la Carta Social Europea, porque cada vez las decisión se toman menos en los ámbitos locales y más en los ámbitos supranacionales. El movimiento sindical internacional tiene que jugar su papel en las estructuras políticas, económicas y financieras, europeas y mundiales. Tenemos dos preciosos instrumentos, que son la Confederación Europea de Sindicatos, que engloba a más de 70 millones de trabajadores, y la Confederación Sindical Internacional, que son más de 170 millones de trabajadores afiliados, que pueden hacer de contrapoder a determinadas instituciones políticas y financieras. Hay que poner las bases ahí para un nuevo contrato social. Grupos como el G-20, que incluye el 80% del PIB mundial, tienen que llegar a un acuerdo con las multinacionales para que cumplan con las normas fiscales y laborales de cada país, y no que estén como caballo desbocado en una globalización económica que arrasa con los seres humanos para una mayor acumulación de capitales en menos manos.

El 47% del tejido productivo español está en anos del capital extranjero. ¿Es un objetivo la reindustrialización del país y la recuperación de tejido productivo nacional?Efectivamente. Uno de los factores fundamentales para un nuevo crecimiento económico sostenible, que sea redistributivo no solo en un sentido económico, sino también social, es el fomento de la industria, porque además hace de locomotora de otros sectores, y conlleva que haya más puestos de trabajo fijos, con salarios más justos y condiciones decentes.

Por una parte, que el 80% de las empresas del IBEX35 estén en paraísos fiscales influye de forma decisiva en la economía. Y por otra, los capitales extranjeros, que son siempre bienvenidos, porque suelen crear empresas, van a lo que van, que es el beneficio y la competitividad.

Aunque no haya que generalizar. Mientras, los capitales nacionales suelen tener mayor fijeza. Y no es que no haya capitales para invertir. Desde 1980 hasta ahora, el PIB mundial se ha multiplicado por tres, o sea que riqueza se ha creado mucha. Lo que pasa es que se reparte cada vez peor y se acumula en menos manos.

A partir de ahí la competencia por el beneficio es atroz. Actualmente hay 7 billones de euros que no saben donde invertirlos. Un capital improductivo que está al servicio de la especulación y el beneficio económico exclusivamente.Hay que poner los capitales al servicio de las personas, y las políticas y los países por encima de las multinacionales, los mercados y las finanzas, a los que están subyugados. Por eso decía que el G-20 debe dar pasos que reconduzca la situación, porque es alarmante, al borde de una nueva recesión mundial. «La industria es clave para un nuevo modelo económico redistributivo»

Los sindicatos han perdido protagonismo en la lucha contra la crisis, ¿crees que hay un silencio creado sobre las luchas sindicales?, o ¿no se ha respondido como se debería haber hecho, especialmente las dos principales centrales sindicales?Hay un proceso de silenciar a los sindicatos que viene de hace años. Tienen la clara intención de debilitar al movimiento sindical porque es el movimiento que más se ha opuesto precisamente a estas medidas políticas. Era el mayor escollo que tenían que quitar. Hay una estrategia global, no solo nacional, europea, y mundial si se me apura, basada en perseguir al movimiento sindical y debilitarlo. Más ahora con unos medios de comunicación cada vez más en manos de entidades financieras. Lo que aclara la línea editorial de los grandes medios respecto a los sindicatos. Solo parece que sacan a los sindicatos cuando hay irregularidades o corrupción. Sin embargo no se habla de las movilizaciones que seguimos haciendo.

Es verdad que no huelgas generales, como las tres que se han dado en España durante la crisis. Y también ha habido cantidad de movilizaciones sectoriales y territoriales, además de las globales, en las que hemos intentado una unidad de acción con CCOO y UGT. Porque no es un problema solo de CCOO y UGT, aunque tienen unos ramalazos que le hacen a uno preguntarse a qué están. El mayor envite de CCOO y UGT actualmente es que se apruebe, por parte del próximo gobierno, en las distintas Comunidades, la Ley de Participación Institucional, que es una ley de financiación tratada con un eufemismo. Eso hace mucho daño al movimiento sindical. No estar en las cosasimportantes, sino en mantener los aparatos sindicales.

Hay que repensar el futuro del sindicalismo, porque es cierto que a pesar de las huelgas generales y las movilizaciones no han doblegado, en el momento en el que se hicieron, la intencionalidad política. Otra cosa es que haya dado otros resultados, como hemos visto en las elecciones generales. Los dos grandes partidos que han hecho las reformas han cambiado mucho el voto que han obtenido. Y eso hay que tenerlo en cuenta. Es un castigo de la ciudadanía al que hemos contribuido desde el movimiento sindical. Quien lleva adelante políticas neoliberales debe tener su castigo correspondiente por parte de las mayorías sociales trabajadoras. Lo contrario hubiera sido avalar esas políticas.

Ahora hay que seguir intentando que los partidos del arco parlamentario que actualmente tienen la posibilidad de hacer las políticas en el futuro gobierno, metan los cambios necesarios para un nuevo modelo de relaciones laborales, en el Estatuto de los Trabajadores, en la Ley Orgánica de Libertad Sindical, la Ley Electoral Sindical… no solo hay que reforzar el derecho del trabajo, sino hacer cambios en la regeneración de la participación de los sindicatos y las organizaciones patronales. Hay que estar encima de los partidos para que no cometan atrocidades que vayan a volver a la senda que nos ha traído hasta aquí.

¿Cómo valoráis la formación de un nuevo gobierno? Parece que independientemente de las siglas, hay dos movimientos a grandes rasgos, o reproducir las políticas de recortes o pararlos y revertirlos.Los partidos deben mirar a los resultados de las elecciones del 20D. Es necesario, más allá de las siglas con las que se conforme el gobierno, hacer acuerdos de gobierno. «Los partidos deben mirar los resultados del 20D»

Las mayorías absolutas han sido malas para el país y los trabajadores. Las coaliciones son mejores, pero en este caso son imprescindibles. Por eso exigimos que se forme un gobierno estable. No ponemos siglas, pero sí políticas.Revertir las agresiones que se han hecho contra el trabajo, el empleo y lo social. Y a partir de ahí, políticas encaminadas al bienestar de las personas, que fundamentalmente se consigue con empleo estable, digno, con derechos y un gasto social adecuado para los que no tienen trabajo, están jubilados o con una pensión. Necesitamos políticas para un cambio de modelo económico, para recuperar la industria frente al sector servicios, que es lo que cada vez tiene más peso. La transformación que se está operando incluye una mayor fragmentación de la clase trabajadora, con lo que le llaman “el precariado”. No podemos aceptar empleo sin condiciones laborales mínimas.

¿Cuáles son los principales retos del movimiento sindical?Hay que regenerar y repensar el movimiento sindical. Los aparatos sindicales se nutren de los afiliados, y los afiliados están con empleo fijo y en empresas grandes. Eso no refleja la sociedad actual. Se debe atender la precarización que existe en el empleo, las injusticias sociales y no solo las laborales, y el reparto justo de la riqueza que entre todos generamos. Debemos dar una mayor dimensión social a las organizaciones sindicales, tanto para los nuevos tiempos como para las generaciones venideras.

Hay que hacer de la solidaridad la gran bandera. Como siempre ha sido de los trabajadores, por otra parte. Sin abandonar las políticas locales en los centros de trabajo y la dimensión nacional, hay que dar respuesta a los problemas sociales y a decisiones empresariales que cada vez se toman más lejos de la fuente de producción. Cada vez es más necesaria una acción sindical más global y menos local, incluso supranacional, porque hay que proponer, negociar y actuar allá donde se toman las decisiones, no solo empresariales sino cada vez más financieras.

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