Ciclo de Escuelas: tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo

El Marxismo: la ideología, la filosofía y la ciencia del proletariado revolucionario

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Estos últimos meses, Unificación Comunista de España (UCE) ha realizado un ciclo de Escuelas de Marxismo para estudiar el «núcleo duro» de la teoría revolucionaria que ha guiado al movimiento obrero a realizar las mayores conquistas de la Historia de la humanidad.

La toma del poder por parte de los explotados, y la construcción de una nueva sociedad a la luz de los objetivos e intereses del proletariado, sólo ha sido posible gracias a la luz de la teoría marxista, compuesta de tres partes -ideología (ideología comunista), filosofía (materialismo dialéctico) y ciencia (materialismo histórico)- unidas entre si por una coherencia orgánica.

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Presentación del Ciclo de Escuelas

Este ciclo de Escuelas lo vamos a dedicar al estudio de los fustes principales del marxismo, la teoría revolucionaria que constituye la herramienta imprescindible para transformar el mundo al servicio de los explotados y oprimidos.

Y lo primero de lo que hemos de ser conscientes es que vamos a abordar el estudio de la teoría revolucionaria más poderosa que existe porque el marxismo, cuando los pueblos lo convierten en acción de manera organizada y consciente, es la mayor fuerza transformadora que jamás haya conocido la humanidad.

No es posible comprender el mundo actual sin poner en primer plano la influencia global de la revolución. No hay ámbito ideológico, social, político, económico, cultural… que no haya sido sacudido en sus mismos cimientos por la lucha revolucionaria.

El pensamiento humano no sería el que hoy conocemos sin el marxismo. Ya nos dijo el Premio Nobel Octavio Paz que “el marxismo ha penetrado tan profundamente en la historia que todos, de una manera u otra, a veces sin saberlo, somos marxistas”. Un programa de TV sobre filosofía bromeaba con la idea de que Marx era la principal celebrity en su campo afirmando que “hay pocos filósofos cuyas ideas hayan tenido tanto impacto en el curso de la historia”.

Las corrientes más avanzadas del pensamiento se han declarado deudores del marxismo. En la política, pero también en la cultura, el arte, las relaciones sociales. Es imposible encontrar un plano importante de nuestra conciencia actual en el que no aparezca la influencia del marxismo. Por ejemplo, en los avances del movimiento feminista. Fue el marxismo quien estableció los fundamentos de la sociedad patriarcal, la unión entre el sojuzgamiento de la mujer y la explotación sobre toda la población, despojó a la familia patriarcal del aura idílica con que recubría sus desmanes y demostró que existen muchas otras y mejores formas de familia.

El marxismo supone un antes y un después para la humanidad.

La irrupción de los explotados, con una concepción del mundo y objetivos propios, cambió el rumbo de la historia.

La Revolución de Octubre en 1917 fue el SÍ SE PUEDE más rotundo. El triunfo de la revolución en 1949 ha convertido un país postrado como China en un protagonista global. La revolución proletaria intervino de forma decisiva en la liquidación del colonialismo y en el avance del Tercer Mundo. Y en las principales luchas y victorias populares encontramos la actuación, en muchos casos decisiva, de partidos comunistas. Conquistas como la sanidad universal, la educación pública, la jornada de 8 horas, los derechos de la mujer, … son fruto directo de la revolución y hoy son posibles por la acción organizada bajo la guía del marxismo.

¿Pero acaso todo esto pertenece al pasado?

En absoluto, el marxismo y la revolución, constituyen la principal fuerza organizada del planeta y su potencial de transformación es inmenso.

Vemos algunos datos del mundo actual. Hay un potentísimo movimiento obrero representado por unos sindicatos con 632 millones de afiliados. Un 30% de la humanidad, casi una de cada tres personas, viven en países o regiones que están gobernadas por partidos comunistas o donde éstos ejercen una influencia sobre el gobierno. No hablamos solo de China. Nos referimos a 27 países donde estos partidos comunistas están en el gobierno, en coaliciones que sostienen gobiernos o dirigen regiones enteras que representan casi un 25% del PIB mundial.

La huelga de 250 millones de personas en India, la mayor de la historia, fue convocada y dirigida por partidos y sindicatos que se reclaman del marxismo y del comunismo. Pero siguen diciendo que el marxismo ha muerto, que está caduco y que es una antigualla del pasado

Esta influencia práctica del marxismo, es clave en el avance de los países y pueblos del mundo frente a la superpotencia norteamericana y el imperialismo, sirva de ejemplo el origen revolucionario de buena parte de los BRICS, y sería imposible sin la presencia y el trabajo de una extensa y desconocida red de partidos y organizaciones comunistas presentes en todos los países del planeta.

Sólo podemos estudiar el marxismo partiendo de aquí, de la fuerza de los hechos. El marxismo es una guía para la acción revolucionaria que ha demostrado ser capaz de “cambiar el mundo de base”. Si se le convierte en un método de análisis o como mucho en “una teoría justa”, de la que se ha eliminado su gigantesca capacidad de transformación, se le está vaciando de contenido y subvirtiendo su naturaleza.

Las principales burguesías del planeta son conscientes de que el marxismo es su principal enemigo. Y siguen dedicando enormes esfuerzas a combatirlo.

Un libro recientemente publicado, bajo el título de “Maoísmo, una historia global”, confirma sus temores. En él se afirma que “el maoísmo ha sido subestimado como fenómeno global (…) esta historia global del maoísmo ofrece claves fundamentales para entender cómo logra el comunismo convertirse en una ideología tan poderosa en el siglo XX, por qué no despareció en los años noventa como vaticinaron algunos y por qué sigue teniendo hoy tanta resonancia”.

Pero esta es una batalla que se da también en el seno de la izquierda. Muchas de las corrientes que hoy se presentan como alternativa ante muchos luchadores y revolucionarios beben del “posmarxismo”, un pensamiento cuyo punto de partida explícito es dinamitar el marxismo, intentando hacerlo desaparecer de la conciencia de los pueblos.

El Roto en El País

Desde las direcciones de Podemos, Sumar o el PCE, se habla de la validez del marxismo como una de las muchas corrientes emancipadoras y nos proponen combatir sus dogmas.

Sitúan como blanco principal “los dogmas del marxismo:

  • el dogma de las clases, la lucha de clases y su antagonismo. El “esencialismo de clase
  • el dogma de la teoría y su carácter científico.
  • el dogma del Estado y su carácter de clase.
  • el dogma de la organización, del partido revolucionario.

Defienden un “marxismo no dogmático” (posmarxismo), que no se propone tomar el poder ni ha conseguido alumbrar revolución alguna, utilizando, desde una lectura sesgada, a figuras del movimiento comunista como Gramsci. Y sustituyen el horizonte revolucionario por un reformismo cada vez más extremo.

¿Por qué los pueblos hemos de renunciar a la única teoría capaz de dirigir revoluciones que han permitido tomar, de verdad, “el cielo por asalto”?

Vamos a estudiar el marxismo para aplicarlo hoy a la lucha revolucionaria. Conscientes de su brutal capacidad de transformación. Justo lo que las grandes burguesías del planeta pretenden borrar de nuestra conciencia.

El marxismo es la Ideología, la Filosofía y la Ciencia del proletariado revolucionario. En esta primera escuela dedicada a su estudio vamos a comenzar por comprender el papel de las ideologías y en particular, el de la ideología comunista.

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La ideología comunista

Primero, comprendamos ¿Qué es la ideología? ¿Cómo la define el marxismo?

La ideología es un sistema general de representación del mundo propia de una clase o grupo social, que fija y reproduce las relaciones de ese grupo con la naturaleza, con otros grupos y de los miembros del grupo entre sí. Está formada por nociones ideológicas, principios generales y principios de carácter práctico, jerarquizados entorno a un nódulo central. Proviene de la práctica y a su vez, sirve a la práctica.

La concepción dominante sobre lo que es la ideología está sintetizada en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, para el que ideología es “el conjunto de ideas fundamentales que caracterizan el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.

Así, se considera que cualquier suma de ideas, cualquier sistema de valores organizado, constituye una ideología y, sobre todo se le desliga de la práctica social y de su carácter de clase. A esta visión dominante se suman los posmarxistas que defienden la capacidad para construir lo que ellos llaman el “discurso” al margen de la práctica y “liberarlo del esencialismo de clase”.

Vamos a estudiar, punto por punto, el concepto de ideología que el marxismo establece y veremos cómo se enfrenta a la concepción dominante compartida a derecha e izquierda. Y comprobaremos cómo el concepto de ideología del marxismo se corresponde con la realidad, nos sirve para comprenderla y desde aquí estar en disposición de transformarla… [sigue]

Sigue conociendo el contenido de la Escuela sobre Ideología comunista descargándote (gratis) el dossier en:

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La filosofía marxista: el materialismo dialéctico

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Presentación: La filosofía que puso el mundo patas arriba

El marxismo “está de moda”.

Fijémonos sólo en algunos ejemplos de estos últimos días. Y no acudamos a ninguna revista de un partido comunista, sino a los grandes medios de masas.

En El País, el periódico en papel más vendido, acaba de publicarse un artículo bajo el título “Karl Marx está vivo (y tiene muchos herederos)”. En él podemos leer frases que evidencian la rabiosa actualidad del marxismo:

El gran referente clásico de la izquierda vuelve a ser reivindicado (…) Marx sigue siendo seminal. En la situación de crisis permanente del capitalismo Marx tiene muchas respuestas (…) No es un pensamiento marginal: Marx fue elegido en 2023 como el pensador más influyente para la izquierda actual (…) Las ideas de Marx son herramientas con las que desatascar y analizar problemas contemporáneos”.

Casi al mismo tiempo aparecía en Público, el medio digital con más visitas, una entrevista con Miguel Ríos. El titular que se destacaba, entresacando unas declaraciones del cantante, no admite dudas: “El marxismo está más vigente que nunca porque ahora hay un precariado absoluto”.

Y en una de las tertulias más seguidas e influyentes, “La noche en 24 horas”, en TVE, ha vuelto a aparecer Marx como referencia indispensable. En una entrevista donde se abordaba la amenaza que supone el trumpismo, Juan Torres, uno de los economistas más influyentes en la izquierda, recordó una frase de Marx como guía para una alternativa al capitalismo: “a cada cual, según sus necesidades, de cada cual según sus capacidades”. Ante la provocación de Juan Torres –“permítame que cite a un hereje, a Marx”- el presentador, Xabier Fortes, responde: “Marx cualquier cosa menos un hereje. Algunas de las recetas de las que hablaba, no ya en el Manifiesto sino en El Capital, algunas aseveraciones suyas se han cumplido, el capital tiende a concentrarse, nunca más que ahora estamos viendo concentración de capital, que los artesanos van a ser alienados con respecto a su trabajo se ha visto después en las cadenas de montaje”.

El brutal impacto del marxismo, en el pensamiento y en la práctica, es un hecho tan incontrovertible que nadie puede negar.

Con el marxismo la historia de la filosofía vive un antes y un después. Ya nada volverá a ser igual. Hasta entonces la filosofía era una herramienta muy poderosa, pero que solo podía ser utilizada por las clases explotadoras. Al irrumpir el marxismo, por primera vez en la historia los explotados disponían de una filosofía propia. Y esta conquista, aplicada a la práctica revolucionaria, puso el mundo patas arriba.

Nos ofrecen una visión que reduce la filosofía a meras especulaciones nada útiles porque están desligadas de la realidad. Sería algo prescindible, que por ejemplo se elimina de los planes de estudio. Elucubraciones teóricas que nada tiene que ver con la política. Por lo que, si aspiras a la transformación social, detenerse en la filosofía sería una pérdida de tiempo.

No es verdad. La filosofía siempre ha estado en el centro de los conflictos sociales. Y todos los grandes filósofos, desde Platón a San Agustín o Kant, han hecho política. También los filósofos de la burguesía. Cuando era una clase revolucionaria empuñó la filosofía, por ejemplo, con la Ilustración, para dinamitar todas las ideas y concepciones en las que se asentaba el poder feudal. Pero nos niegan a los pueblos ese poder, el que proporciona la filosofía.

La historia del movimiento comunista nos demuestra el papel clave que juega la filosofía.

Para fundar el marxismo como teoría revolucionaria, Marx entabló una aguda lucha filosófica. Fundando una nueva filosofía, el materialismo dialéctico, porque era una necesidad para poder llevar adelante la lucha por “cambiar el mundo de base”.

En 1908, Lenin se encerró durante meses en las bibliotecas de Ginebra y Londres para escribir un voluminoso libro sobre filosofía, “Materialismo y empirocriticismo”. Donde sometía a crítica el idealismo dominante, que era empuñado por los que defendían “la crisis del marxismo”. Ese combate teórico fue decisivo para que pocos años después, en 1917, triunfara la primera revolución proletaria.

Mientras el PCCh desplegaba una feroz lucha contra la invasión japonesa, Mao escribió las “Tesis filosóficas”, y en la retaguardia, se organizaron escuelas donde muchos cuadros y militantes comunistas estudiaban filosofía revolucionaria. Este fue un rearme clave para ganar al Japón y luego tomar el poder en China.

Pero hoy, hablando en nombre de la izquierda, hay quien nos dice que debemos prescindir de la filosofía que, como todos reconocen, ha tenido un mayor impacto en el curso de la historia.

En un momento convulso como el actual, donde debemos enfrentar enormes retos, los pueblos tenemos si cabe más necesidad de la filosofía, de una filosofía revolucionaria, que nos proporcione las herramientas para poder defender nuestros intereses.

Vamos a estudiar los fundamentos de la filosofía del marxismo, el materialismo dialéctico, para aplicarlos a conocer y transformar el mundo actual.

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¿Qué es la Filosofía?

Según la definición, mayoritariamente aceptada la filosofía es el conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano.

La definición marxista es la que sigue:

La Filosofía es una concepción del mundo sistematizada, ordenada y jerarquizada, un cuerpo teórico abstracto formado por categorías y tesis filosóficas, que expresan en el terreno de la teoría, una determinada toma de posición.

No da conocimiento. Tiene carácter práctico, carácter de clase, y constituye el sustento teórico de la ideología.

La filosofía es, en última instancia, “lucha de clases en la teoría”.

Vamos a ir desentrañando cada aspecto de la definición marxista… [sigue]

Sigue conociendo el contenido de la Escuela sobre filosofía marxista / materialismo dialéctico descargándote (gratis) el dossier en:

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El materialismo histórico, la ciencia del proletariado

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Presentación: Marxismo frente a “terraplanistas sociales”

Vamos a entrar en la otra de las tres “patas” de la mesa del marxismo, la ciencia, tras haber abordado la ideología y la filosofía.

Hablar sobre ciencia es tratar un tema de rabiosa actualidad. Todos, aunque no tengamos apenas conocimientos científicos, sabemos que vivimos un momento de ataques furibundos contra la ciencia.

Con sede en EEUU se difunde por todo el planeta, a través de la ultraderecha más reaccionaria, una oleada de negacionismo científico. Se atreven a afirmar que no existe el cambio climático, despreciando las abrumadoras evidencias cientificas, para que sus multinacionales puedan saquear sin límites los recursos naturales. Negaron la existenica del Covid, poniendo en peligro millones de vidas, para no tener que paralizar la rueda de la explotación, aunque “algunos murieran”. Y en su extremo más disparatado, los “tierraplanistas” difunden el gigantesco bulo de que la tierra es plana.

Existe también hay toda una corriente oficial en la ciencia, idealista, que potencia la aplicación técnica pero lastra el avance del conocimiento científico.

Estas posiciones se combinan hoy para atacar el necesario esfuerzo de investigación que requiere el avance de la ciencia y con él la mejora de las condiciones de vida, salud, cuidado de la naturaleza, etc… Sólo se investiga lo que es rentable para las ganancias del capital.

En España, además, asistimos a una nueva edición del “que inventen ellos”. Se recortan los presupuestos para la ciencia, y se expulsa a nuestros mejores investigadores.

Esta es una realidad que todos conocemos. Sabemos que este negacionismo que desprecia la ciencia y adopta formas ultras pero ridículas es una fake news. ¿Pero que hay de los “terraplanistas sociales”? Existen. Difunden bulos, son un peligro pero también son ridículos.

En su versión “de derechas” o “de izquierdas”, la que difunde el revisionismo, cogen como blanco al marxismo. Afirman que el marxismo “fue arrogante” por impulsar una ciencia social. Y llaman a desprenderse del “esencialismo de clase” del marxismo, de su “dogmatismo”. ¿Para qué? Para difundir que no existe la explotación capitalista o que no podemos hablar de clases sociales.

Esta es una batalla, en el terreno de la ciencia, absolutamente decisiva y que determina nuestras vidas. La ciencia conduce a conocer en su esencia los procesos materiales y por ello nos permite transformarlos. Sin la física no habrían aviones, ordenadores, internet… Sin el materialismo histórico, la ciencia del marxismo no habrían revoluciones proletarias, el mundo actual sería otro totalmente distinto.

Como plantea Mao “la única finalidad del proletariado en su conocimiento del mundo es transformarlo”. Este es el valor revolucionario de la ciencia del marxismo, aplicarlo a “cambiar el mundo de base”. Por eso la burguesía lo ataca.

En esta Escuela vamos a ajustar cuentas con los “terraplanistas sociales”. Demostrando, desde la validez del marxismo, corroborada por los hechos, como sus planteamientos son tan reaccionarios y ridículos como los de los tierraplanistas o los ultras que atacan la evolución para defender el creacionismo.

-¿No es una realidad aplastante en el mundo actual que el motor de la historia es la lucha de clases? El ocaso imperial de EEUU, que todos reconocen está impulsado por el avance de la revolución y la lucha de los pueblos, un gigantesco proceso de lucha de clases. ¿Dónde vamos siguiendo a los que nos llaman a “desprendernos del esencialismo de clase” del marxismo? A la ignorancia, y a acatar el dominio de EEUU.

-¿No se ha comprobado la validez de la ley científica establecida por el marxismo de que el capital solo puede avanzar hacia una mayor concentración en menos manos? Hoy los informes sobre la abismal acaparación de riqueza por el 1% más rico, las grandes burguesías, escandalizan a muchos.

-¿No quedó demostrado tras 2008 que, como plantea el marxismo, el capitalismo conduce a crisis cíclicas, frente a la cantinela de que el capitalismo ya había superado esa etapa?

¿Qué teoría ha guiado las mayores revoluciones de la historia? El marxismo. ¿Debemos abandonarla para caer en un negacionismo social que nos sume en la ignorancia y nos impide cambiar nada? Quienes atacan el marxismo son terraplanistas, y deben ser tratados como tales. Esta es una cuestión de una enorme importancia práctica.

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¿Qué es la ciencia?

La humanidad ha acumulado una inabarcable cantidad de conocimientos que le han permitido mejorar sus condiciones de vida en todos los aspectos al multiplicar la capacidad de transformación de la naturaleza, del propio cuerpo, mente, etc…

La práctica y la experimentación constituyen sin lugar a dudas la base primordial y última de todo conocimiento. Hemos pasado de descubrir el fuego a organizar la producción con máquinas robotizadas, de la rueda a los aviones y satélites o de las curas básicas a la cirugía de precisión; en cada proceso de transformación ha habido infinidad de práctica y experimentación acumulada.

Pero, no todo el conocimiento se incluye en el cuerpo de la ciencia y sobre esta cuestión existe un debate abierto.

Por un lado, la visión dominante y que recoge el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) que define la ciencia como “un conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales”. Así, cualquier síntesis más o menos ordenada y sistematizada de conocimientos empíricos, que sea capaz de establecer reglas generales, puede convertirse en ciencia; y así vemos que hay “ciencias de la información”, “ciencias políticas” y hasta “ciencia de la gastronomía”, todo es ciencia, o sea, nada es ciencia.

Esta es una posición que ataca el conocimiento científico, rebajándolo a una suma de conocimientos empíricos, y que defiende que es dogmático afirmar que la ciencia puede conocer la esencia, el motor de cada proceso material y establecer las leyes de valor universal que rigen su desarrollo adelantándose a la práctica y previendo su curso. En consecuencia, se obstaculiza el desarrollo de la Ciencia y la capacidad de transformar la realidad.

En el lado opuesto, para el marxismo la definición de ciencia es la que sigue:

Para el materialismo, la CIENCIA es un cuerpo teórico ordenado y jerarquizado que permite el conocimiento de las leyes de valor universal que rigen un proceso particular de desarrollo de la materia. Haciendo posible el conocimiento objetivo de la esencia de las cosas.

El empirismo reduce la ciencia a una síntesis de los conocimientos proporcionados por la observación, que nos da probabilidades, pero no certezas.

El materialismo, se enfrenta a la concepción empírica sobre qué es la ciencia en 3 cuestiones fundamentales.

  • Es un cuerpo teórico y su objeto de estudio es formal-abstracto.
  • Establece leyes de valor universal a cada proceso de desarrollo de la materia.
  • Si bien no tiene carácter de clase, su utilización sí.

Veámoslo por partes… [sigue]

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