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El lí­der del banco central impulsa las reformas de mercado en China

Cuando la jubilación obligatoria se le venía encima y tenía poco que perder políticamente, el gobernador del banco central de China, Zhou Xiaochuan, aprovechó una sesión del Partido Comunista en noviembre pasado para despotricar contra el ritmo letárgico de las reformas económicas.

El canoso mandamás del Banco Popular de China criticó a la «cúpula» del gobierno por no presentar planes específicos para reorganizar el sector financiero, indican fuentes con conocimiento de la reunión. En la audiencia estaban los responsables de las finanzas y el comercio del país.

Un año después, Zhou no sólo conserva su empleo, sino que quizás tenga más poder que nunca. En marzo, cuando alcanzó la edad de retiro, 65 años, los nuevos líderes chinos lo designaron inesperadamente para un tercer período de cinco años al frente del banco central. Cuando el nuevo jefe del Partido Comunista, Xi Jinping, firmó el nombramiento, llamó a Zhou «un talento con el que se puede contar», recuerda un funcionario al tanto.

La decisión envía una señal de que los líderes del partido probablemente adoptarán al menos algunas reformas de mercado en el plan económico que será lanzado durante la reunión que comenzará el sábado.

Zhou ha sido desde hace tiempo partidario de una economía más orientada al consumo, en la cual las personas dispongan de más dinero para gastar y que una mayor parte del crédito vaya a parar a las empresas privadas, en lugar de los colosos estatales. Sus prioridades incluyen la creación de un seguro para los depósitos bancarios, ofrecer tasas de interés más altas a los ahorristas, la formación de más bancos privados y una mayor apertura del país a la inversión extranjera.

El siguiente relato de la creciente influencia de Zhou se basa en entrevistas con más de dos decenas de colegas, funcionarios del partido y el gobierno, y economistas, así como una revisión de sus escritos. Zhou no concedió una entrevista. La oficina de prensa del Banco Popular de China (BPC) no respondió a una serie de preguntas detalladas y se limitó a decir que la información sobre Zhou recopilada por The Wall Street Journal equivalía a «rumores».

Durante una conferencia realizada en Shanghai a mediados de año, Zhou indicó que la segunda economía del mundo necesitaba reformas «para promover más el comercio y la inversión, mejorar los servicios financieros para la economía real y mejorar las vidas de las personas».

Los planes de Zhou parecen cobrar impulso, según fuentes cercanas al liderazgo chino. Se prevé que algunas de las medidas que apoya formen parte del plan económico para la próxima década que será presentado durante la reunión de funcionarios del Partido Comunista, según personas al tanto.

Un motivo por el que las reformas financieras adquirieron mayor protagonismo, señalan participantes del proceso, es que Zhou ha pasado años preparando una hoja de ruta para las reformas. Consiguió el respaldo de personas clave como Liu He, el principal asesor económico de Xi, dicen las fuentes. Liu no respondió a pedidos de comentarios, como tampoco lo hicieron los demás funcionarios del gobierno y el partido, actuales y pasados, mencionados en este artículo.

A comienzos de año, no estaba claro si Zhou iba a tener voz en el proceso. El ex líder chino Deng Xiaoping impuso la jubilación obligatoria en los años 80 como una forma de limitar el poder que podían acumular los líderes, aunque el propio Deng gobernó, sin título oficial, hasta pasados los 80 años.

Líderes del partido inicialmente consideraron nombrar a Xiao Gang, entonces presidente de la junta directiva del estatal Bank of China como lugarteniente y probable sucesor de Zhou, indican fuentes cercanas. Xiao había conseguido un asiento en el Comité Central de política de 205 miembros, mientras que Zhou perdió el suyo, una clara señal de que no iba a seguir en su puesto. El mayor rango de Xiao en el partido significaba que superaría a Zhou en el BPC si era nombrado vicegobernador. Pero el plan de sucesión fue desechado debido a razones políticas, según los funcionarios al tanto.

Zhou quería postergar su jubilación el mayor tiempo posible y se esforzó por conservar su cargo en el banco central, según colegas y observadores. Desde que fue nombrado para un nuevo mandato en marzo, Zhou realizó numerosos viajes con Xi, quien además lo designó vicepresidente del directorio de un influyente grupo de asesoría, la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino.

Zhou ha encabezado el banco central desde 2002 y ha pasado a ser el gobernador con más años de servicio en el BPC desde su creación en 1948. Como tal, se ha convertido en el rostro de la economía china en el mundo.

El ex secretario del Tesoro estadounidense Hank Paulson, quien se reúne a menudo con líderes chinos, señala que el gobierno asiático es consciente de que «si va a impulsar una transición exitosa a una economía que dependa más del sector privado y menos del Estado, China necesita un sistema financiero moderno. En este sentido, van a depender mucho de Zhou».

Algunos economistas advierten que cualquier agenda que haga hincapié en la reforma financiera, pero deje intactos otros pilares de la economía, como las empresas estatales, podría ser contraproducente.

A la cabeza de la agenda de Zhou, señalan analistas y funcionarios bancarios, se encuentra el establecimiento de un seguro para depósitos. China nunca tuvo ese tipo de seguros, aunque había una garantía implícita de que el gobierno tomaría cartas en el asunto ante la quiebra de un banco para proteger a los ahorristas.

A los nuevos líderes chinos también les interesa aumentar los préstamos a firmas más pequeñas e innovadoras —otra prioridad de Zhou— y quieren incrementar la cantidad de bancos chicos y en manos privadas para que otorguen estos préstamos de mayor riesgo. Los seguros de depósitos podrían ayudar a este tipo de bancos a generar credibilidad ante los consumidores.

Los nuevos líderes del país parecen tener mayor sintonía con Zhou que los anteriores. «¿Qué cambió? Los líderes cambiaron», asevera el economista Huang Yiping, de la Universidad de Pekín. «Lo que solían ser posturas del BPC ahora parecen algo que el gobierno llevará a cabo».

Zhou ha tenido que luchar denodadamente por una de sus mayores prioridades, acelerar la apertura de China a los flujos de capital extranjeros. Ha argumentado que alentar ese tipo de fondos les brindaría a los inversionistas chinos la posibilidad de diversificar sus portafolios mientras que las empresas más pequeñas tendrían un mayor acceso al capital extranjero. También podría intensificar la competencia entre las empresas estatales y obligarlas a tomar decisiones relacionadas a la rentabilidad de un proyecto, en vez de la política.

Los escépticos señalan que muchos países se vieron perjudicados por los flujos de capital no regulados. El dinero que ingresa en grandes cantidades a un país puede crear burbujas de bienes raíces y otros activos, mientras que la fuga súbita de capitales puede dejar en grandes aprietos a los deudores .

Los detractores de Zhou sienten que han logrado algunos avances. El gobierno, por ejemplo, tomó nota de los problemas de Brasil e India para afrontar una veloz retirada de fondos luego de que la Reserva Federal de Estados Unidos insinuara en mayo que comenzaría a revertir sus políticas de estímulo, según economistas chinos. Zhou y otros funcionarios del banco central ahora resaltan que China podría volver a imponer controles de capital si lo consideran necesario.

Zhou, sin embargo, no ha dado su brazo a torcer. «Zhou siente que el entorno político es más favorable a las reformas importantes que antes», dice Fred Hu, presidente ejecutivo de la firma de private equity Primavera Capital en Beijing. «Y se ha vuelto necesario actuar».

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