Televisión

El juzgado en el plató

Si usted tiene un problema con su vecino, quizá tenga que tomar la drástica solución de acudir a un tribunal a resolverlo. Si además quiere hacerse famoso y que todo el barrio le mire al pasar, ahora tiene la oportunidad de acudir a Telecinco. La cadena de Mediaset pretende frenar su caí­da en picado recuperando el antiguo formato de «Veredicto». Lejos de cambiar de «chip», se mantienen en su lí­nea de hacer entretenimiento con los enfrentamientos y disputas, de convertir en espectáculo los hechos lamentables, y de asumir el rol de justicieros sustituyendo a las instituciones creadas para tal efecto.

Quizá lo que ocurre con los resonsables de la “cadena amiga” es que cuentan con una larga lista de profesiones frustradas. Jugaron a ser psicólogos con “La caja”, experimento fallido que además recibió innumerables quejas de los colegios de psicólogos “de verdad”. Jordi González y compañía se lanzaron a la investigación y el interrogatorio policial en el caso de Marta del Castillo, lo que también les supuso un aluvión de quejas y una considerable multa impuesta por el defensor del menor. Parece ser que no han quedado contentos, y hoy mismo han estrenado en la sobremesa su espacio de “justicia”.Afortunadamente el veredicto no es firmado por ninguno de los presentadores famosillos y pretenciosos que habitan la cadena. Los litigantes explican sus respectivas versiones del conflicto ante Gustavo Larraz, doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Algo que es perfectamente legal, pues el laudo arbitral es una fórmula contemplada en la legislación española para solucionar pequeños litigios.Pero hasta aquí llega la coherencia de la propuesta y empieza el absurdo. El público asistente en el plató también tiene la posibilidad de expresar sus opiniones y tomar partido por una de las partes, según los responsables del programa, para tener en cuenta “el pulso de la calle”. Imagínense un proceso judicial en el que los presentes en la sala vociferan y opinan sobre cada uno de los testimonios, posicionándose claramente en cada bando como si de una hinchada futbolera se tratara. Es obvio que para el espectáculo pretendido por Telecinco no es suficiente con el criterio y la opinión contrastada de un profesional, sino que necesitan de la algarabía y el enfrentamiento que banalice este simulacro de justicia.Señores de Telecinco: Dejen de intentarnos hacer creer que son ustedes psicólogos, policías, médicos o jueces. La verdad sale a flote con naturalidad, y sabemos desde hace tiempo que solo son un reducido grupo de avaros magnates, con un desprecio manifiesto por la cultura y por sus propios espectadores. Les recomendamos que dejen de tratarnos como seres sin criterio, pues el descalabro en el que se encuentran sumidos nos avala, y sus datos de audiencia sí que reflejan fielmente cual es “el pulso de la calle”.

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