El Observatorio

El Intercambio

Con toda la grandilocuencia de la que es capaz, Zapatero ha presentado la drástica remodelación de su gobierno como un cambio destinado a «vencer la crisis». Pero basta leer los nombres y el curriculo de los elegidos para corroborar que nada o muy poco va a variar en lo que a la polí­tica contra la crisis económica se refiere, y que más bien la «crisis» que se trata de atajar ante todo es la que sufre el gobierno, el PSOE y algunos de sus lí­deres más destacados (empezando por Zapatero, siguiendo por Chaves y acabando en Blanco) que se encuentran en verdadera «caí­da libre». Sólo un año después de su victoria en las generales, todas las encuestas suspenden a Zapatero y a su Gobierno y le auguran una dura derrota electoral en las europeas de junio.

La imopularidad de la política del Gobierno frente a una crisis cuya existencia primero negó, luego minimizó y ahora se la ha ido de las manos (con augurios que hablan de hasta cinco millones de parados y caídas del PIB superiores al 5%) se ha llevado por delante medio gobierno. Pero, con todo, nada augura que los cambios que se han hecho vayan a mejorar en absoluto las cosas. Ni para el país, ni para el propio Gobierno.La prensa habla de que en este cambio han entrado en el gobierno los "pesos pesados". Yo más bien diría que lo que han entrado son auténticos "pesos muertos". Chaves llega de Andalucía literalmente huyendo, después de haber provocado un incendio en la región que ya veremos cómo se apaga. Tras veinte años de poder absoluto en la Taifa andaluza, y con la región encabezando todavía todas las estadísticas del atraso, el subdesarrollo y la corrupción, ahora se ve abocada a encontrarse, por primera vez en su historia, con un millón de parados.Tiene bemoles que un señor que deja en su región semejante herencia se nos intente presentar ahora como adalid de la lucha contra la crisis y como remedio contra el paro.Otro tanto puede decirse del otro supuesto "peso pesado", José Blanco, que en cierto modo también llega "huyendo" de otro fiasco: la derrota del bipartito gallego, que le ha costado al PSOE perder la Xunta de Galicia. Blanco dirigió personalmente toda la campaña electoral que acabó… con la victoria del PP. Personaje sectario y demagógico como pocos, artífice verbal de la política de crispación de la pasada legislatura y sin ningún tipo de experiencia en la gestión pública, nada garantiza que este sujeto aporte a la política española más que nuevas dosis de descrédito, cenagosidad y carácter circense.Y respecto al "cambio" que efectivamente podría representar alguna novedad -la sustitución de Solbes por Elena Salgado en el Ministerio de Economía-, tampoco los augurios son mejores. Nada va a cambiar en el punto medular de la política económica ya formulada: la decisión de tomar el rescate de la banca como eje prioritario de la acción de gobierno. La operación de rescate va a seguir y el gobierno va a continuar poniendo al servicio de cajas y bancos el dinero que se niega a las pymes, los autónomos y los particulares. No tardaremos en ver a la nueva ministra anunciando el "segundo plan" de rescate bancario, probablemente otros 200.000 millones de euros, para tapar los agujeros de los innumerables Moltós, Narcís Serra y compañía que han dilapidado el ahorro regional y se han endeudado hasta las cejas.Sólo en un punto cabe esperar, si acaso, una leve diferencia. Mientras el "ortodoxo" Solbes era contrario a todo tipo de gastos inútiles que a la larga no hacen más que aumentar la deuda y no resolver nada (tipo el "plan Zapatero"), Elena Salgado es seguramente más susceptible de dejarse arrastrar por todo tipo de políticas demagógicas de gasto, aunque sólo sirvan para mejorar la imagen coyunturalmente o ganar una cita electoral. Las llamadas "políticas sociales", y que no son otra cosa que "pan para hoy y hambre para mañana".En su reciente película "El Intercambio", la heroína de Clint Eastwood se resiste valerosa y tenazmente a que la policía le cuele como hijo propio a un vagabundo que se ha encontrado por ahí, para tapar así el descrédito que sufre el departamento y su imagen corrupta e incapaz. Ni ella acepta el "intercambio" ni nosotros podemos aceptar ni dar crédito alguno a un cambio de gobierno que no se hace para resolver nuestra crisis, sino la suya, que nos ofrece no lo que pedimos y necesitamos (una salida popular a la crisis), sino lo que han encontrado por ahí (dos fugitivos y una prófuga) para ver si nos calmamos.

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