El inocente genocida de El Salvador

Extraditan a España al autor intelectual del asesinato del jesuita Ignacio Ellacuría. Un triunfo más de la lucha contra la impunidad en América Latina, que se abre paso en medio de enormes dificultades, pero que avanza incontenible.

Una cruel ironía de la Historia ha querido que el coronel salvadoreño culpable del asesinato en 1989 del jesuíta español Ignacio Ellacuría se llame… Inocente Orlando. Este militar, responsable además de incontables matanzas y producto prototípico de la Escuela de las Américas -el centro de formación militar de golpistas, torturadores y genocidas de EEUU- ha sido extraditado a España después de una dura batalla legal de nueve años. Un éxito de la lucha contra la impunidad para España y América Latina.

El 16 de noviembre de 1989, un Escuadrón de la Muerte irrumpió en el Centro Pastoral de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas de San Salvador. Dentro se encontraban un grupo de seis jesuítas liderados por el vasco Ignacio Ellacuría, todos ellos destacados militantes de la Teología de la Liberación, una corriente revolucionaria de la Iglesia. Los militares sacaron a los jesuítas al jardín, junto a dos empleadas de la UCA de 16 años de edad, y les ordenaron tumbarse boca abajo. Al día siguiente sus cuerpos aparecieron acribillados.

El día anterior, la sentencia de muerte fue dictada por Inocente Orlando -entonces viceministro de Defensa salvadoreño y considerado el autor intelectual de la matanza- y por el coronel René Emilio Ponce, que dio la orden. «Maten a Ellacuría y no dejen ningún testigo», dijo al jefe del temido batallón de elite Atlácatl, formado y entrenado en la Escuela de las Américas (SOA) del Ejército de los EEUU, por aquel entonces con sede en Panamá.

Aquellos fueron años de plomo y sangre para Centroamérica. Diez años antes, en 1979, se había producido en El Salvador un golpe militar instigado por EEUU contra el avance de la lucha revolucionaria. La administración Reagan fue implacable, promoviendo -a través de las fuerzas armadas de aquellos países y de la SOA- decenas de miles de matanzas, torturas y violaciones de los derechos humanos contra la población. Una importante parte de la Iglesia se puso valientemente de parte de los oprimidos, y como Ellacuría pagaron con su vida. En 1980 fue asesinado el arzobispo Óscar Romero durante la eucaristía.

Escapando de la justicia, el coronel Orlando se encontraba residiendo en Atlanta (EEUU) cuando el juez Eloy Velasco de la Audiencia Nacional admitió a trámite la querella presentada en 2008 por la Asociación Española pro Derechos Humanos y el Grupo Guernica. En 2011 se emitió una orden internacional de detención, que -tras una larga batalla legal en EEUU- ha tenido éxito. El autor intelectual de esta matanza -y de muchas más en su papel de viceministro de Defensa en ese momento- ha sido extraditado a nuestro país con 74 años.

Un triunfo más de la lucha contra la impunidad en América Latina, que se abre paso en medio de enormes dificultades, pero que avanza incontenible.

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