De la televisión pública catalana está expulsada la Cataluña real, y la única visión que se nos ofrece es la de una Cataluña oficial moldeada según los intereses de los despachos
En todas las comunidades, y a nivel nacional, existe un acalorado debate sobre el papel de la televisión pública… Excepto en Cataluña. Inexplicablemente, esta discusión, vital en una sociedad donde la televisión sigue siendo, aún en la época de las redes sociales, el principal “moldeador” de la opinión y la sensibilidad pública, ha sido declarada casi un tabú, y a quien pretende abordarlo se le califica de peligroso provocador.
En Valencia podías criticar a Canal 9, o en Madrid puedes hacerlo con TeleMadrid sin que a nadie se le ocurra calificarte de antivalenciano o antimadrileño. En toda España existen partidarios y detractores de la línea que sigue RTVE, en la época de los gobiernos de Rajoy y ahora bajo la presidencia de Pedro Sánchez, y las diferentes posturas se hacen públicas y se enfrentan con normalidad.«Las realizaciones de la Cataluña real, el de las luchas obreras y movilizaciones sociales, o el de una cultura independiente y transgresora, quedan fuera del ámbito de TV3»
p.p1 {margin: 0.0px 0.0px 0.0px 0.0px; font: 12.0px ‘Times New Roman’}Sin embargo, en Cataluña se ha sacado a TV3 del debate político. Una situación anormal, sobre todo porque eludir el tema no va a ocultar las diferencias. La realidad es que una parte de la sociedad catalana idolatra acríticamente TV3, mientras otra parte ha decidido ya hace tiempo dejar de verla.
No se trata de valorar la calidad de TV3, con algunos programas como “El foraster” o la serie “Merlí”, entre otros, cuyo éxito se ha traducido en adaptaciones por parte de televisiones de ámbito nacional.
Y tampoco de tener únicamente en cuenta como se trata en los medios públicos catalanes la dicotomía independentismo-no independentismo.
Sino de abordar en profundidad, sin prejuicios y con total libertad, un debate sobre TV3 desde el modelo de televisión pública que queremos.
Una televisión donde se excluye a la Cataluña real
El más conocido crítico televisivo catalán, Ferran Monegal, afirma irónicamente que “TV3 es la mejor de las televisiones privadas de Cataluña”. Alabando su calidad, y criticando como está elaborada y concebida de parte, frente a lo que debe ser una televisión pública.
Cojamos un solo ejemplo. En los programas de debate -uno por la mañana, otro por la tarde y otro por la noche- la parte inferior de la pantalla está recorrida por una franja donde aparecen los mensajes que los espectadores envían. No he conseguido ver ni uno solo que no sea independentista, o cuanto menos muy nacionalista, tampoco alguno que hable de las muchas movilizaciones populares que recorren la geografía catalana.
En TV3, y en el resto de canales de la televisión pública, la Cataluña que se nos presenta es irreal. No existe esa Cataluña que en un 100% no se siente española, y que no se moviliza. Pero esa sería la imagen que alguien sacaría si se informa de lo que sucede en Cataluña solo por TV3.
Suelen limitarse las críticas a la televisión pública catalana a su sesgo independentista o soberanista, excluyendo las posiciones y sensibilidad de dos tercios de la población catalana que cuando pueden pronunciarse, en unas elecciones, lo hacen en contra de la ruptura y por la unidad. Pero esta, con ser importante es sólo una parte del problema.
Para los medios públicos catalanes los recortes, que condicionan la vida de la población, y que en Cataluña han llegado más lejos que en otras comunidades, simplemente no existen.«Sorprende que algunos sectores de la izquierda se hayan convertido en uno de los principales defensores de TV3, identificando con “la derecha” a todo aquel que la critica»
Los comentaristas o analistas escogidos como referencia tampoco representan a una sociedad catalana mayoritariamente progresista. Quien enseña economía a los catalanes a través de su televisión pública es Xavier Sala i Martí, tan ultraliberal que sus propuestas coinciden con las de las FAES de Aznar, defensor exacerbado de los recortes y las privatizaciones. Quien comenta, cada día y con una aparición estelar los sábados, es Pilar Rahola, que sigue defendiendo a los Pujol aún cuando se ha demostrado su carácter de organización criminal. Y se consulta como expertos a periodistas como Antoni Bassas, que se reafirma cada vez que interviene su profesión de fe pronorteamericana.
p.p1 {margin: 0.0px 0.0px 0.0px 0.0px; font: 12.0px ‘Times New Roman’}Periodistas nacionalistas más moderados, como Josep Cuní, han sido apartados. Y las posiciones de las CUP, apenas son recogidas más allá de su carácter independentista.
Las realizaciones de la Cataluña real, no solo en el terreno político, en el de las luchas obreras o movilizaciones sociales, quedan fuera del ámbito de TV3. Si apenas se hace referencia a la obra de Goytisolo, Juan Marsé, Vila Matas, Vicente Aranda… algunos de los mejores escritores, cineastas, etc, catalanes, no es solo porque se expresen en castellano, sino porque los valores que su obra transmite son antagónicos a los de la “Cataluña oficial” que se pretende imponer como única lectura posible.
Sorprende que en estas condiciones, algunos sectores de la izquierda se hayan convertido en uno de los principales defensores de TV3, identificando con “la derecha” a todo aquel que la critica. Ese “síndrome de Estocolmo” no existía en Valencia con Canal 9, ni en Madrid con Telemadrid, criticadas la mayoría de las veces con razón.
Se tiene que acabar en no debate. Y se tiene que abrir el debate.
agente smith cointelpro dice:
Un chiste que deberían contar en el NO-DO,o sea TV3:»saben aquel que diu,no,que va un catalán en un avión y dice el capitán,»por favor,pónganse la mascarilla» y diu el catalán:»no,a mi la mascarilla no,a mí la masbaratilla»».Aplausos please