El impuesto al sol, una imposición monopolista

Desde hace ya casi tres años, el sol no es gratis. Desde que el Gobierno del PP aprobase el impuesto al sol, hay que pagar un peaje a las eléctricas si queremos utilizar la energía que el astro rey libera cada día sobre nosotros.

Antes de la crisis, España estaba a la cabeza de la Unión Europea en la inversión de energías renovables, y en especial, energía fotovoltaica. Para hacerse una idea, solo en 2008 se instalaron en nuestro suelo más de 2.800 MW de placas fotovoltaicas. España es el país de la UE con más horas de sol y por tanto, el que mejor puede aprovechar este tipo de energía limpia e inagotable. El Gobierno de Zapatero impulsó una serie de subvenciones para incentivar en empresas y particulares el uso de paneles solares y aprovechar este recurso infinito.

Pero llegada la crisis, las eléctricas decidieron boicotear el avance de este nuevo modelo energético. Lograron que Zapatero echase para atrás las subvenciones, y posteriormente con Rajoy impusieron el impuesto al sol, convirtiéndonos así en el único país de la UE que pone trabas al autoconsumo energético solar.

“Peaje de respaldo” es como lo llaman las propias compañías eléctricas. La inmensa mayoría de los usuarios de placas solares sigue conectada a la red eléctrica, para poder seguir abasteciéndose de energía cuando la solar no es suficiente. No siempre hace sol y en muchos casos todavía no basta lo que se produce para abastecerse al 100%.

Por esa razón las eléctricas, de boca del ministro Soria, argumentaron que el usuario de energía fotovoltaica, en la medida en que siga conectado a la red eléctrica, debe contribuir en el transporte y distribución de la misma, pagando una tasa. Pero la realidad es que es un sobrecoste que se aplica cuanto más se utiliza la energía fotovoltaica y menos se depende de la energía de la red, penalizando el uso de renovables. Es como si una persona tuviese un coche y una bicicleta, y tuviese que pagar más gasolina cuanto más utilizase la bici.

Y no solo tiene que pagar por la energía que no consume, sino que si el usuario de energía fotovoltaica produce más energía de la que gasta, no puede vender esa energía a la red, ni compartirla o regalarla a otro consumidor, sino que está obligado a entregarla a la propia red eléctrica que se beneficia de manera gratuita. De hecho, el autoconsumo compartido está prohibido.

Nos encontramos ante una imposición para defender al monopolio eléctrico del avance del autoconsumo y las energías renovables. Si cada vivienda, bloque de pisos o empresas se abasteciesen de energía solar ¿para qué harían falta las grandes eléctricas? La energía solar es un camino de libertad frente a la dependencia energética, de fuera de nuestro país y de los propios monopolios internos. Por esa razón, no tienen otra opción que secuestrar al sol ¡Recuperémoslo!

3 comentarios sobre “El impuesto al sol, una imposición monopolista”

  • Desde luego que Rajoy y sus amigos monopolistas ya son de chiste.Ya hasta nos cobran por el sol.Algún dia los Zaibatsus japoneses embotellarán el oxígeno y nos mataremos todos por respirar.Hala,se acabó el «comunismo» de sobreabundancia del sol,del agua y del oxígeno.Si,lo que siempre digo:»no dejéis al PP que vaya a Uambo,que se apropian del maná de Dios»(con lo felices que viven en ese pueblo bendito)

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