Arte

El Guggenheim y su hermano mayor

Obras de arte esenciales que recorren los últimos dos siglos, y que a lo largo de décadas fueron dotando de prestigio a la Fundación Solomon R. Guggenheim. Desde 1937, la Colección Guggenheim ha continuado con su misión de coleccionar y promocionar el «arte del mañana». Autores tan importantes como Picasso, Cí¨zanne o Juan Gris, conviven con innovadoras propuestas correspondientes a los años 90 del siglo XX, en una nutrida selección que por primera vez visita nuestro paí­s, bajo el tí­tulo «De lo privado a lo público: Las Colecciones Guggenheim». La riqueza y variedad de la muestra le otorga una importancia primordial como evento artistico; sumándosele el atractivo de que ejemplifica la metamorfosis sufrida por estas colecciones, al pasar de pertenecer a una fundación privada a convertirse en piezas de un museo público.

Estas adquisiciones incluyen los fondos de Exresionismo Alemán y del primer Expresionismo Abstracto reunidos por el eminente galerista Karl Nierendorf; la colección de pintura y escultura abstracta y surrealista de Peggy Guggenheim, sobrina de Solomon; el conjunto de obras maestras del Impresionismo y Postimpresionismo, y del incipiente arte moderno de Justin K. Thannhauser; e importantes obras procedentes de los respectivos patrimonios de dos mujeres visionarias, Hilla Rebay y Katherine S. Dreier. En definitiva, un extenso recorrido por la historia del arte más reciente, el que recorre desde el final del siglo XIX hasta las puertas del XXI, del más popular al menos conocido, y recogiendo aquel que en muchas ocasiones ha estado recluído en colecciones privadas, dificultando su acceso al gran público.La conversión de las colecciones particulares en museos públicos constituye una metamorfosis extraordinaria. Esta transformación ocurrió en el Museo Guggenheim de Nueva York en 1937, cuando Solomon R. Guggenheim estableció una Fundación con el fin de instaurar un museo en el que exponer públicamente y conservar sus obras de arte. Guggenheim, un industrial que se convirtió en apasionado coleccionista de arte, comenzó a reunir su colección de arte moderno ocho años antes del establecimiento de la Fundación, guiado por la pintora alemana Hilla Rebay.Siguiendo el curso de los tiempos que corrían, Guggenheim se interesó especialmente por ese arte denominado no-objetivo, es decir, aquel que cubría las necesidades ideológicas de unos Estados Unidos emergentes como potencia, pero huérfanos de una alternativa cultural que oponer a la intelectualidad europea, firmemente aliada con la opción socialista. Sin embargo, la vorágine coleccionista de Solomon le llevó a buscar activamente obras que no encajaran en el molde de la no-objetividad, y adquirió pinturas de Marc Chagall, Amedeo Modigliani y Henri Rousseau.La exposición adquiere un importante interés por dos motivos: el primero es obvio, la gran cantidad y variedad de propuestas, vertientes artísticas y autores que nos ofrece la hace casi imprescindible. Pero también nos ofrece la oportunidad de observar la evolución del coleccionismo privado durante el siglo XX, de esos vaivenes que ha supuesto para el arte la intervención masiva del capital privado, en ocasiones con intereses meramente especulativos, pero en otras como terreno para el desarrollo de propuestas difícilmente realizables de otra manera.

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