Se frustra el Golpe de estado en Honduras

El golpe de estado que no fue

Después de toda una noche con un golpe de estado en ciernes, lleno de confabulaciones rumores e intrigas, donde los diputados del Congreso de la Nación, se encerraron en sesión extraordinaria con la decisión tomada de destituir al presidente Zelaya y sustituirlo por el presidente del congreso, némesis del Presidente dentro de su partido. En un intento de legitimar el golpe de estado en ciernes patrocinado por la rebelión de la cúpula militar que llevo a los soldados a las calles. El mismo Partido Liberal de Zelaya voto en su contra, solo el único partido de izquierda del congreso Unificación Democrática, que tiene 5 de los 128 escaños del congreso voto a su favor. Según declaraciones de diputados de este partido, el congreso desistió y aún no entienden bien qué sucedió. «Estaban decididos a declarar inhabilitado al presidente, pero recibieron llamadas de no sé quién y desistieron» afirmaron.

Todo estaba reparado siguiendo el patrón de la «desobediencia cí­vica» santacruceña en Bolivia o de los partidos de la oposición en Venezuela. Las universidades y las cámaras empresariales, se preparaban para salir a las calles a poner flores y abrazos a los aguerridos soldados de la patria, que habí­an salido a las calles a salvarlos de los dictadores «chavistas». Los obispos y los pastores evangélicos, arengaban contra el demonio comunista que querí­a instaurar una nueva Cuba en Honduras. Los medios de comunicación arengaban a la «protesta popular», animaban a los militares a no consentir que el presidente instaure una dictadura y se perpetúe en el poder con el plebiscito. Grandes cartelones y propaganda con un despliegue financiero inaudito llenaron las calles de carteles de un Zelaya, forrado de cananas de balas, a lo pacho Villa con fusil en mano, con el eslogan «No al continuismo». De repente, cancelaron sus planes; los cientos de soldados que habí­an salido el jueves a las calles de Tegucigalpa, volvieron a sus cuarteles y el Congreso cerró su sesión extraordinaria, los pulpitos callaron y los medios de comunicación llamaron a frenar las manifestaciones.Zelaya que el dí­a anterior en un gesto audaz y valiente, salio del palacio presidencial, al grito de «quien tenga auto que me siga» (…) «No dejen que los grupos de poder tomen el control del paí­s», dirigiéndose a el pueblo congregado allí­ en apoyo de el presidente. Montado en un autobús derribo las puertas de la base aérea militar, donde los militares tení­an confiscado todo el material electoral, para impedir que la consulta se realizase. «Venimos a llevarnos el material electoral», avisó el mandatario. No hubo resistencia; se fueron con los autobuses llenos del material electoral y la esperanza de votar el domingo. Ayer, bomberos, policí­as, voluntarios de los comités vecinales, indí­genas y miembros de los sindicatos de izquierda se acercaron a la Casa de Gobierno desde temprano para cargar las quince mil urnas y las cajas con las papeletas electorales. Lo curioso es que este mismo viernes a última hora una resolución de la OEA, con el apoyo expreso de EE UU aprobó por unanimidad una resolución mediante la cual respaldó la petición del Ejecutivo de Tegucigalpa para defender la institucionalidad y la democracia en el paí­s centroamericano. Asunto curioso tras obvia injerencia e intervención de EE UU y su embajador en Honduras quién alertado de antemano de los hechos abandonó el paí­s, y llamó a los directivos del BM, el FMI y otras instituciones cercanas al gobierno norteamericano, a abandonar el paí­s, con lo que demostraba su contubernio con las fuerzas golpistas. Curioso es también que tras el apoyo expreso de Washington a la resolución de la OEA, empiezan las llamadas telefónicas y de una forma organizada el congreso el ejército y toda la oposición desmantela el golpe de estado en ciernes.El apoyo en masa de todos los gobiernos de Latinoamérica a el presidente Zelaya, donde ya no calan las diatribas contra los» chavistas dictadores» y la obvia intención golpista, de el movimiento de «liberación patriótico» montado por la oligarquí­a el ejercito y la sutil dirección de la embajada de EE UU no podí­an sostenerse ante el apoyo masivo del pueblo Hondureño y los pueblos y paí­ses latinoamericanos. La embajada yanqui acostumbrada a intervenir hacer y deshacer, en el destino de los Hondureños, con gobiernos afines, un inmenso entramado de intereses en todos los estamentos del estado. Parece no haber calculado bien el golpe. Como algunos intelectuales hondureños afirman, todaví­a piensan que Honduras sigue siendo un estado «alquilado» por un módico precio. Pero el mismo pueblo hondureño, ha demostrado que con eso no basta, que no están dispuestos a perder la esperanza de un futuro diferente.La consulta que impulsa el presidente Zelaya busca ganar legitimidad para reformar la Constitución. Con la actual legislación sólo el Congreso nacional puede convocar a un referéndum con ese fin y ni siquiera su propio partido apoya la idea. Alejado de sus tradicionales aliados y boicoteados por su propio partido, el mandatario hondureño lanzó una idea alternativa: Apoyarse en el pueblo, llamar a una consulta que demuestre la voluntad popular de reformar la Constitución y presionar al Congreso.Los medios hondureños en manos de la oligarquí­a, casi no dieron detalles de la sesión y los principales diarios del paí­s ni siquiera le dedicaron el primer titular a la intentona golpista. La noticia del dí­a de los hondureños fue la muerte sorpresiva del eterno rey del pop, Michael Jackson.Las cada dí­a más agresivas acusaciones contra el gobierno del presidente Zelaya por instaurar una dictadura o planear junto con los militares un golpe de estado, ha creado una polarización donde todo puede pasar. Por un lado el pueblo y, por primera vez en la historia de Honduras, un presidente, y por el otro lado, un grupúsculo de oligarcas están enfrentados.Es la misma campaña de terror que los pueblos de Venezuela, Bolivia y de Ecuador han pasado y que ha contado con el apoyo de la Casa Blanca y la derecha oligárquica, que cuando un pueblo quiere crear y formar su propio futuro sin intervención de actores ajenos, son atacados y acusados por querer enterrar la libertad.

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