«El PSOE ha presentado una enmienda al proyecto de ley que modificará, entre otras, la Ley de Sociedades Anónimas de 1989, para eliminar las limitaciones del derecho de voto en las empresas. La reforma, de ser aprobada, afectaría a grandes compañías como Repsol YPF, Iberdrola, Telefónica y los bancos Popular y Sabadell, que limitan los derechos de voto al 10% al margen de la participación real del accionista. También Red Eléctrica y Enagas los tienen limitados al 3%.» (EL PAÍS)
EL MUNDO.- HAY ALGO que se aga más caro que los errores en el ámbito de la economía: la incoherencia. Y ésta es la palabra que resume la impresión que dio ayer Zapatero en Londres cuando afirmó que el Gobierno reducirá el déficit «cuando la recuperación sea activa». Este planteamiento supone una grave equivocación porque la reducción del déficit debe abordarse en España como un requisito necesario para que la economía pueda reactivarse. El orden de factores sí altera el producto. EL ECONOMISTA.- Cuando la zozobra arrecia, cuando estamos todos pendientes de las magnitudes macroeconómicas para dar o no rienda suelta al agazapado optimismo tras siete terribles trimestres de recesión, se dispara la especie del cambio de gobierno, de la crisis de gabinete, como gran tema de conversación, como excelso cotilleo de temporada que alivia la sequía temática de las tertulias -la propia crisis ya no da mucho más de sí- cuando ha quedado de manifiesto que, contra pronóstico, la presidencia española de la UE se ha agotado en sí misma a poco de despegar. Economía. El País El PSOE propone eliminar la limitación de voto en las empresas S. Carcar / M. A. Noceda El PSOE ha presentado una enmienda al proyecto de ley que modificará, entre otras, la Ley de Sociedades Anónimas de 1989, para eliminar las limitaciones del derecho de voto en las empresas. La reforma, de ser aprobada, afectaría a grandes compañías como Repsol YPF, Iberdrola, Telefónica y los bancos Popular y Sabadell, que limitan los derechos de voto al 10% al margen de la participación real del accionista. También Red Eléctrica y Enagas los tienen limitados al 3%. Pero para otras sociedades, como las constructoras Sacyr Vallehermoso, La Caixa y ACS, accionistas principales de Repsol YPF (20% y 14%) e Iberdrola (12%), respectivamente, la enmienda socialista supone un cambio muy importante de cara al futuro. Pueden salir muy beneficiadas con la reforma. Tanto Sacyr como ACS, que apostaron por el sector de la energía para diversificar ante la caída de la actividad del ladrillo (caso de Sacyr) y la menor pujanza de las infraestruturas (ACS), están librando duras batallas con los equipos gestores de las empresas energéticas en las que entraron. Disponer de más derechos de voto, de acuerdo con la participación que tienen, puede ser fundamental para consolidar sus posiciones. Hasta ahora, y de acuerdo con la Ley de Sociedades Anónimas en vigor (artículo 105), las empresas podían limitar estatutariamente los derechos de sus accionistas. Empresas como Iberdrola lo justifican en sus documentos: "La limitación del número máximo de votos que puede emitir un accionista, o varios pertenecientes a un mismo grupo o que, en su caso, actúen de forma concertada, es una medida de protección de los muchos accionistas minoritarios". Para muchos expertos en derecho mercantil, sin embargo, la limitación del voto es un blindaje que asegura, sobre todo, a sus administradores. De ahí que el Código Conthe sobre Gobierno Corporativo de las empresas, así como las directrices comunitarias, aboguen por la supresión de los límites al voto. Tampoco falta, sin embargo, quien opina que las limitaciones de voto impiden que un accionista mayoritario imponga su voluntad al margen del resto de los pequeños inversores.La enmienda, que está previsto que se debata el próximo 4 de marzo en el Congreso, fue presentada por el PSOE el pasado 16 de febrero, cuando acababa el plazo. Afecta al Proyecto de Ley que adaptará a la legislación comunitaria varias normas y leyes: además de la Ley de Sociedades Anónimas, figuran la Ley de Auditoría de Cuentas y la Ley del Mercado de Valores. La enmienda sostiene que "en ningún caso podrán los estatutos sociales limitar el número máximo de votos que pueda emitir el mismo accionista o sociedades pertenecientes al mismo grupo". La tramitación se produce en un momento en el que Sacyr y ACS pugnan por ver mejor reflejadas sus participaciones en los consejos de administración de Repsol e Iberdrola, donde se han encontrado con la resistencia de sus presidentes. Los equipos gestores de la petrolera y de la eléctrica han apelado con frecuencia a endeudamientos para financiar las operaciones. Sin embargo, nunca ha habido apuros financieros por ninguna de las entidades implicadas. En estos momentos, quizá el caso más vivo es el de Sacyr Vallehermoso en Repsol YPF. En su condición de primer accionista de la petrolera, su presidente, Luis del Rivero, quiere que Antonio Brufau, presdente de Repsol, acepte que quiere mandar más, ingresar más vía dividendo y gastar menos en un momento de crisis. Tras protagonizar un descarnado enfrentamiento durante casi tres meses, el clima entre Brufau y del Rivero parece haberse calmado. pero calma no equivale a paz. En las últimas semanas, las partes enfrentadas han sopesado ideas. Unas veces de forma directa y otras de forma indirecta. Desde analizar posibles ventas de activos de Repsol YPF a Gas Natural, idea finalmente descartada, a serenar ánimos a cambio de un dividendo aceptable -sin el recorte del 19% decidido para el pagado a cuenta del resultado final- o peticiones de la constructora para ganar peso o influencia en el consejo, bien sea aumentando su número de representantes o teniendo una participación decisiva en la elección de independientes. Con las espadas en alto en Repsol, ACS ganará peso en Iberdrola. Al menos un 2% en derechos de voto que puede ser importantes en futuras escaramuzas. Los otros accionsitas importantes de la eléctrica son BBK, con el 7,5%; Bancaja, con el 6%, y Unicaja, con el 2%. EL PAÍS. 20-2-2010 Editorial. El Mundo La inquietante incoherencia del presidente HAY ALGO que se paga más caro que los errores en el ámbito de la economía: la incoherencia. Y ésta es la palabra que resume la impresión que dio ayer Zapatero en Londres cuando afirmó que el Gobierno reducirá el déficit «cuando la recuperación sea activa». Este planteamiento supone una grave equivocación porque la reducción del déficit debe abordarse en España como un requisito necesario para que la economía pueda reactivarse. El orden de factores sí altera el producto. La carreta no puede ir por delante de los bueyes. Todos los analistas y expertos coinciden en que la economía española no podrá volver a niveles de crecimiento considerables con un déficit como el del año pasado (11,4% del PIB). Mantener un elevado déficit supone incrementar el endeudamiento del país a largo plazo y detraer recursos para la inversión productiva. Por eso no tiene sentido que Zapatero ponga ahora condiciones para hacer ese recorte de 50.000 millones de euros en cuatro años que fijaba el programa de estabilidad presentado en Bruselas. Dado que el Banco de España estima que la recuperación se retrasara al 2012, el Gobierno podría no tomarse en serio su compromiso hasta dentro de dos años. Las palabras del presidente del Gobierno rozan la esquizofrenia porque durante los últimos 12 días la vicepresidenta Elena Salgado y el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, han dedicado su tiempo a efectuar roads shows por Londres, París, Nueva York y otras capitales para convencer a los inversores de que los esfuerzos por reducir el déficit son serios. En el colmo de los despropósitos, Zapatero volvió ayer a arremeter contra los mercados, subrayando que el Gobierno «no va a caer en la trampa de actuar en función de los intereses a corto plazo de algunos fondos». Aseguró que le parece «una paradoja» que «los mercados a los que los estados acudieron a salvar, haciendo una inversión pública fuerte, sean ahora los que examinan a los gobiernos y les ponen en dificultades». Zapatero confunde los mercados con el sistema financiero, al que ciertamente ayudó el Ejecutivo en los momentos peores de la crisis con diversas medidas. Pero resulta que el propio presidente se jactó en su comparecencia en el Congreso de que el Tesoro había ganado más de 1.500 millones de euros con los avales y compras de activos a la banca. Todo indica que Zapatero disfruta arremetiendo con eso que él llama «los mercados». Pero habría que explicarle que los mercados no son cuatro señores con puros y sombreros de copa que se reúnen en una mesa para fastidiar a países como España sino que son la suma de una multiplicidad de decisiones inconexas entre sí. Lo peor que se desprende de estas declaraciones es que Zapatero sigue sin tomarse en serio sus propios anuncios de política económica, que al parecer considera puramente propagandísticos y destinados a contentar a la opinión pública y a la oposición. Por eso dice una cosa hoy y mañana, la contraria, como se pudo constatar en el asunto del alargamiento del periodo de cómputo de las pensiones. El Ejecutivo ha convocado el próximo jueves a todos los partidos para comenzar la negociación del pacto que pidió Zapatero en el Congreso. La vicepresidenta Fernández de la Vega solicitó ayer al PP que «eche una mano». Sería deseable que así lo hiciese si el Gobierno tuviera un mínimo de coherencia. Pero no se le puede pedir a Rajoy que negocie si el propio presidente no se toma en serio los compromisos que anuncia a bombo y platillo. Las declaraciones de ayer ponen de manifiesto que Zapatero no es consciente de la gravedad de la situación ni se cree el negro panorama que prevé el Banco de España, confiando tal vez en que su buena estrella le salvará en el último momento. EL MUNDO. 20-2-2010 Opinión. El Economista Crisis de gobierno. ¿Diez ministros a la calle? Antoni Papell No es serpiente de verano, obviamente, pero si cuasi primaveral leit motiv de la crisis económica: cuando la zozobra arrecia, cuando estamos todos pendientes de las magnitudes macroeconómicas para dar o no rienda suelta al agazapado optimismo tras siete terribles trimestres de recesión, se dispara la especie del cambio de gobierno, de la crisis de gabinete, como gran tema de conversación, como excelso cotilleo de temporada que alivia la sequía temática de las tertulias -la propia crisis ya no da mucho más de sí- cuando ha quedado de manifiesto que, contra pronóstico, la presidencia española de la UE se ha agotado en sí misma a poco de despegar. Máxime tras la cancelación del viaje de Obama. Uno siente cierto pudor a la hora de unirse a las especulaciones y a los comentarios acerca del cambio de gabinete, por no contribuir a las maquinaciones frívolas de unos y de otros. Pero, al cabo, la riada de rumores está en la calle, entre otras razones porque la consumación del evento es verosímil al término del semestre y porque los dos grandes partidos hacen gestos que abonan la hipótesis. Si las especulaciones eran fuertes, es claro que han arreciado al constituir Rodríguez Zapatero la comisión negociadora con la oposición para el -inviable- Pacto de Estado. La exclusión de María Teresa Fernández de la Vega, perfectamente explicable (es la vicepresidenta política y lo lógico es que el asunto incumba a la vicepresidenta económica), ha desencadenado gran terremoto, y ha sido hábilmente explotada por la oposición (Rajoy ya ha afirmado maliciosamente que a partir de ahora el PP interpelará a Salgado en las sesiones de control porque ésta tiene más influencia). Y la inclusión en el triunviro de José Blanco, de hecho portavoz bis del Gobierno (y del partido), ha confirmado lo que ya se sabía: que el ministro de Fomento es pieza clave en la estrategia de ZP por su fiabilidad y visión política indiscutible, lo que lo convierte -al menos- en candidato a ocupar una vicepresidencia o, como mínimo, a relevar a Rubalcaba si éste, cansado, decide marcharse a casa, eventualidad que, aunque muy comentada, está muy lejos de su materialidad todavía. La composición de la Comisión provoca otras cábalas y sugiere otros movimientos: Miguel Sebastián, personaje débil al principio, gravemente tocado por su estrepitoso fracaso en su candidatura madrileña frente a Gallardón en 2007, sube a ojos vista. Y Corbacho, todavía ministro de Trabajo, elevado al Gobierno por razones de cuota territorial -representa al PSC junto a Chacón, cuyo puesto también peligra– no ha dado la talla, por lo que será sin duda una de las primeras víctimas de la primera remodelación. Gabilondo está consiguiendo lo que parecía imposible, el pacto educativo con el PP, lo que le aseguraría en principio la continuidad. Bibiana Aído, todo un símbolo para un sector relevante del joven PSOE, se mantendrá, entre otras razones porque ZP no está dispuesto a convertirla en carnaza para las fieras que la consideran promotora de la azufrada ley del aborto. Y en cambio, Vivienda y Cultura (en manos de Corredor y Sinde respectivamente) podrían ser los Ministerios amortizados en el caso seguro adelgazamiento administrativo que se prepara para dar visibilidad al ajuste y a la verdadera voluntad de llevar mayor austeridad a la administración. Además, es probable que se concentren algunos Departamentos, como Industria y Ciencia y Tecnología. Chaves, al destierro Cabe la posibilidad de que Chaves, realizada la transición en Andalucía y prácticamente cerrado el nuevo Estado de las Autonomías, regrese a la simple presidencia del PSOE y abandone el Gobierno. Y no puede descartarse que Chacón, finalmente, dé el salto a la vicepresidencia política. Aunque hay quien dice que podría volver a Cataluña como número dos o sustituta de Montilla. Hay otros movimientos mediáticos, muy divertidos, que no tienen futuro. Así, Pacto Vázquez, ex alcalde eterno de La Coruña, harto de representar a España ante un inescrutable Vaticano con el que no hay dialogo alguno, querría acabar su vida política en un Ministerio. Por si acaso persistía en su empeño este socialista clerical, algún alma piadosa ya se ha ocupado de afearle que, en plena crisis, Vázquez haya organizado un colosal baile carnavalesco para la aristocracia romana en los salones de la Embajada. No están los tiempos para experimentos, que, como explicó Eugenio d´Ors, deben hacerse siempre con humildísima gaseosa. EL ECONOMISTA. 20-2-2010