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El Gobierno, incapaz frente al drama

El Gobierno no supo ayer hacer frente al panorama desolador de la economía española, ni pudo ofrecer a los ciudadanos perspectiva tangible alguna de mejoría. Destiló impotencia e incapacidad frente a la catástrofe y presentó un escenario que sólo habla de rendición.

Un día después de que la Encuesta de Población Activa arrojara sus pésimos datos, no tuvo más remedio que admitir que la situación del empleo es «dramática» y lo que es peor, que seguirá siéndolo durante toda la legislatura y más allá; que la consolidación fiscal no se logrará hasta 2016 pese a los recortes y ajustes que ya se han hecho y los que se harán; que la carga impositiva no aflojará como mínimo hasta 2015; que este año la caída del PIB será de un 1,3% y que, en el hipotético caso de que nada se torciera más, en 2014 apenas creceremos un exiguo 0,5%.Y para hacer frente a ello un plan nacional de reformas, el segundo, que se resume en un listado confuso de cambios variopintos, sin concreción, que deberían ir aprobándose en los próximos meses, y entre los cuales, lejos de apreciarse acciones claras para reactivar la inversión, el consumo y la actividad, sólo destacan una mayor carga fiscal –vía supresión de deducciones– para las grandes empresas; un aplazamiento de un año para la retirada del gravamen temporal del IRPF; un aumento, todavía no detallado –previsiblemente afectará al tabaco y a las tasas medioambientales– del paquete de impuestos especiales y la fijación de un gravamen a la banca sobre su nivel de depósitos (pasivo).En el citado programa, que será explicado por el presidente del Gobierno en el Congreso dentro de 10 días, se incluye la revisión del factor de sostenibilidad de las pensiones. Tampoco en este punto hay detalles. Habrá que esperar a finales de mayo para conocer el informe que elabora una comisión y que después se discutirá en el Pacto de Toledo.Y a ello se suma un difuso plan de política de empleo que, por el momento, sólo contempla la elaboración de un estudio que evaluará los efectos de la reforma laboral, un examen que el Gobierno ya anticipa positivo porque, a su entender, sin ella la destrucción de empleo habría sido mucho mayor.La propuesta que ayer presentó el Ejecutivo se completa con la promesa de acelerar ideas que ya estaban sobre la mesa como una reforma de las Administración Pública con dos patas: la primera referida a la sostenibilidad de la Administración Local, que todavía se encuentra en fase de tensas conversaciones con la oposición y con los propios barones del PP, y la otra que se remite nuevamente a un informe que debería presentarse antes del 30 de junio y en el que se identificarán las competencias duplicadas, los organismos inútiles y las normativas ineficaces.También figura en la estrategia el programa de unidad de mercado para asegurar la libre circulación de bienes y servicios bajo el principio de eficacia; una ley general de telecomunicaciones y un paquete normativo para la reforma energética.Por lo que se refiere al impulso al emprendimiento y a los autónomos lo más reseñable estaba previsto: un régimen especial en el IVA, de carácter voluntario, que permita no ingresar el tributo hasta que no se haya cobrado la factura, así como deducciones para quienes reinviertan los beneficios.En el largo listado de propuestas no figuran, sin embargo, medidas proactivas capaces de romper el círculo vicioso del desempleo, la falta de actividad y el desplome del consumo. Todo el plan trazado por el Gobierno y el nuevo cuadro de perspectivas macroeconómicas giran en torno al objetivo de reducir el déficit contando con los dos años más de margen que espera conseguir de la Comisión Europea.«El Gobierno no va a alterar su política económica. Va a ser la misma», sentenció ayer la vicepresidenta junto a los ministros de Economía, Luis de Guindos, y Hacienda, Cristóbal Montoro.El propio De Guindos admitía que el cuadro «no es tanto una predicción macroeconómica como una serie de hipótesis que pretenden dar credibilidad y confianza» hacia el exterior. De hecho, el único parámetro que parece haberse fijado con ambición es el de situar el déficit por debajo del 3% en 2016.El Ejecutivo, pese a los negros pronósticos, mantiene que 2013 acabará mejor de lo que ha empezado porque «la España de hoy no tiene nada que ver con la de hace un año», según De Guindos. Éste, además, vaticinó, haciendo lectura de los indicadores avanzados, que en «2014 se dejará atrás la recesión». Pero, como apuntó Santamaría, «aún falta mucho para que los efectos se noten» en la calle.

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