«A comienzos de septiembre, en un momento en el que todo eran dudas sobre la solvencia de Irlanda, el ministro de Finanzas, Brian Lenihan, convocó a una decena de funcionarios del gobierno y ejecutivos de bancos a un salón de conferencias apodado la «cámara de torturas», en referencia a su historia como escenario de escabrosas reuniones. Lenihan necesitaba detener el goteo de malas noticias que estaba llevando su país a la ruina. «Quiero una cifra final lo antes posible», le dijo al grupo. Dos semanas después, la tuvo: 50.000 millones de euros, casi 50.000 dólares por cada hogar del país.»
Ahora, los inversionistas auestan a que la factura puede ser aún mayor y podría reactivar la crisis de la deuda soberana en Europa. El gobierno se prepara para el colapso y la semana pasada los bonos soberanos continuaron su caída. Su deuda es considerada tan riesgosa como la de Grecia, antes de que ésta suplicara a la Unión Europea por un préstamo en el primer semestre del año. Lenihan, apurado para calmar esos temores, propuso recortar el presupuesto del país para 2011 en 6.000 millones de euros. Proporcionalmente, es como si Estados Unidos súbitamente eliminara el Departamento de Defensa. La crisis hundió la economía irlandesa y dejó a los contribuyentes con una factura que llevará una generación pagar (THE WALL STREET JOURNAL) THE NEW YORK TIMES.- El liderazgo económico de Estados Unidos parece ir a la zaga. En la reunión de las 20 principales economías en Seúl la semana pasada, China resistió las demandas de Washington para detener la manipulación de su moneda y Alemania y Brasil se unieron para criticar el plan de la Reserva Federal para inyectar miles de millones en la economía. El G-20 también restó importancia a la propuesta estadounidense de establecer objetivos para reducir el superávit comercial y el déficit, llamando en cambio a vagas directrices. BREAKING VIEWS.- El gigantesco sonido de desagüe que se ha escuchado durante toda la semana debía de ser el de la confianza escapando de Irlanda. Incluso para quienes se muestran pesimistas desde hace mucho respecto a la periferia de la eurozona, la velocidad con que las rentas de la deuda gubernamental han alcanzado el 9% aproximadamente en el caso de los valores a 10 años y más del 6% en el de los de 2 años ha sido asombrosa. EEUU. The Wall Street Journal El futuro de Irlanda depende de los bancos Charles Forelle y David Enrich A comienzos de septiembre, en un momento en el que todo eran dudas sobre la solvencia de Irlanda, el ministro de Finanzas, Brian Lenihan, convocó a una decena de funcionarios del gobierno y ejecutivos de bancos a un salón de conferencias apodado la "cámara de torturas", en referencia a su historia como escenario de escabrosas reuniones. Durante dos años, Irlanda había volcado grandes sumas de dinero para resolver una intensa crisis bancaria. Todas las estimaciones de lo que costaría rescatar a los bancos de Irlanda resultaban quedarse cortas. Lenihan necesitaba detener el goteo de malas noticias que estaba llevando su país a la ruina. "Quiero una cifra final lo antes posible", le dijo al grupo. Dos semanas después, la tuvo: 50.000 millones de euros, casi 50.000 dólares por cada hogar del país. Pero ahora, los inversionistas apuestan a que la factura puede ser aún mayor y podría reactivar la crisis de la deuda soberana en Europa. El gobierno se prepara para el colapso y la semana pasada los bonos soberanos continuaron su caída. Su deuda es considerada tan riesgosa como la de Grecia, antes de que ésta suplicara a la Unión Europea por un préstamo en el primer semestre del año. El jueves, la Unión Europea indicó que está lista para intervenir y ayudar a Irlanda con su situación financiera. Lenihan, apurado para calmar esos temores, propuso recortar el presupuesto del país para 2011 en 6.000 millones de euros. Proporcionalmente, es como si Estados Unidos súbitamente eliminara el Departamento de Defensa. Los problemas de Irlanda son los de Europa. Los 16 países de la zona euro acordaron garantizar hasta 440.000 millones de euros en préstamos si alguno de ellos no consigue capital en los mercados privados. No se suponía que esto ocurriera así. En octubre de 2008, Lenihan declaró que el gobierno había esbozado "el plan de rescate más barato del mundo". Y el regulador financiero de Irlanda afirmó que los bancos estaban "más que suficientemente capitalizados". Entrevistas con banqueros y funcionarios públicos, así como un estudio de documentos difundidos por el parlamento irlandés, revelan que el gobierno evaluó mal la crisis desde el principio. Desesperado por preservar su sistema bancario, el gobierno —ciego al mal estado de los préstamos irlandeses— unió el destino del país al de sus bancos. Durante el proceso, el gobierno se vio perjudicado por información incorrecta de asesores externos, por una cultura regulatoria de confiar y no verificar, y por los propios bancos en problemas. El resultado ha sido calamitoso: los préstamos incobrables en cinco bancos se volvieron una bola de nieve que se transformó en una amenaza existencial. La crisis hundió la economía irlandesa y dejó a los contribuyentes con una factura que llevará una generación pagar. Los errores de cálculo son severos. En diciembre de 2008, el Estado reveló planes para inyectar 1.500 millones de euros en la institución más aquejada del país, el Anglo Irish Bank Corp. En los dos años siguientes, el gobierno repetidamente incrementó esa cifra, hasta llegar a 22.900 millones de euros. En septiembre, el banco central admitió que Anglo podría necesitar 11.400 millones más. Durante una década, Irlanda fue la superestrella de la Unión Europea. Una fuerza de trabajo capacitada, la alta productividad y los bajos impuestos corporativos fueron un imán para la inversión extranjera. Los irlandeses, que en su día fueron los pobres de Europa, se volvieron más ricos que el resto de los europeos, con la excepción de los luxemburgueses. Su problema es que colocaron las nuevas riquezas en bienes inmobiliarios. Mientras el Banco Central Europeo mantuvo las tasas de interés bajas, los préstamos para la construcción y las hipotecas inundaban Irlanda. Los urbanizadores transformaron antiguos muelles en torres de oficinas, y pastos para ovejas en prolijas parcelas. En 2006, se construyeron 93.419 viviendas, a un ritmo tres veces superior que el de una década antes. Anglo Irish Bank, fundado en 1964, pasó sus primeras tres décadas otorgando pequeños préstamos comerciales para el negocio inmobiliario. Pero cuando Sean FitzPatrick, un ambicioso contador, tomó las riendas del banco en 1986, abrió grandes oficinas en Londres y Estados Unidos. Anglo financió proyectos importantes, y prestó US$70 millones para construir la Chicago Spire, que se planeó como el edificio más alto de EE.UU. Los rivales lo imitaron. Allied Irish Banks PLC desplegó equipos para arrebatarle clientes a Anglo. Los ejecutivos del Bank of Ireland comenzaron a intentar atraer clientes con viajes en jets corporativos. La fiesta terminó en 2008, cuando la burbuja inmobiliaria explotó y la economía global entró en recesión. El gobierno irlandés siguió siendo optimista. Un documento interno del Departamento de Finanzas concluyó en mayo que el sistema bancario irlandés era "sano y robusto según todos los indicadores clave de salud financiera". En septiembre, los bancos irlandeses empezaron a tener problemas para encontrar préstamos de corto plazo para cubrir sus gastos diarios. El gobierno creyó que estaba frente a un clásico problema de liquidez. No reconocieron el problema más profundo: los bancos habían otorgado demasiados préstamos incobrables, cuyos incumplimientos dejarían a quienes los otorgaron insolventes. "La liquidez, no el capital, es el principal problema de la actual crisis", dijo el regulador financiero Patrick Neary, en una carta que envió a Kevin Cardiff, un alto funcionario del Departamento de Finanzas, el 10 de septiembre. Una semana después, los ejecutivos de Anglo dijeron a funcionarios del gobierno que el negocio principal del banco, a pesar de la reducción de efectivo, estaba en buen estado. Y banqueros de Merrill Lynch que asesoraban al gobierno aseguraron que otro banco, Irish Nationwide Building Society (INBS), podría absorber cualquier préstamo incobrable. (Desde entonces ha necesitado un rescate de 5.400 millones de euros). Merrill e INBS no quisieron hacer comentarios. Neary no pudo ser localizado para contribuir al artículo. Para fines de septiembre de 2008, las advertencias subieron de tono. Los depositantes en Anglo estaban retirando su dinero. A las 20:40 del 29 de septiembre, un socio de PricewaterhouseCoopers que trabajaba para el gobierno le envió a Cardiff un correo electrónico con malas noticias: Anglo "pidió prestados 900 millones de euros al Banco Central y no le quedan reservas". A la mañana siguiente, Irlanda lanzó el rescate que Lenihan llamaría el más barato del mundo, garantizando cada depósito y casi toda la deuda emitida por los bancos irlandeses. El gobierno tenía la esperanza de que con esto el país podría salvar crisis sin gastar un centavo. Pese a que la medida ayudó a que un flujo de efectivo volviera rápidamente al sistema, no solucionó los créditos incobrables. En enero, Irlanda nacionalizó Anglo. El total de capital inyectado en los bancos por el gobierno hasta ahora: 34.000 millones de euros. Por lo menos otros 12.000 millones de euros están en camino. Los rescates significan que Irlanda tendrá un déficit equivalente a 32% de su Producto Interno Bruto, la cifra más alta de cualquier país de la zona euro. Los escépticos argumentan que el mercado inmobiliario no se recuperará rápidamente y que los bancos enfrentan una ola de pérdidas que hará que la factura para el gobierno siga creciendo. THE WALL STREET JOURNAL. 11-11-2010 EEUU. The New York Times ¿Lo hará ahora China? El liderazgo económico de Estados Unidos parece ir a la zaga. En la reunión de las 20 principales economías en Seúl la semana pasada, China resistió las demandas de Washington para detener la manipulación de su moneda y Alemania y Brasil se unieron para criticar el plan de la Reserva Federal para inyectar miles de millones en la economía. El G-20 también restó importancia a la propuesta estadounidense de establecer objetivos para reducir el superávit comercial y el déficit, llamando en cambio a vagas directrices. En las reuniones de la Cumbre rara vez se producen avances. Y a pesar de estas aparentes derrotas, la administración Obama puede estar cerca de lograr uno de sus objetivos principales. La presión interna económica finalmente puede obligar a Pekín a que revalúe el valor de su moneda. Eso sería bueno para la economía de los Estados Unidos, la economía mundial y la economía de China. El renminbi barato que ayudó a construir a China como potencia exportadora del mundo está ahora sobrecalentando su economía. A pesar de las bravatas en Seúl, algunos funcionarios chinos están sugiriendo que el país podría manejar mejor esas presiones si dejara que su moneda suba. Un yuan barato no sólo reduciría el precio de los bienes importados para los consumidores chinos. Para mantener bajo el valor de su moneda, el banco central debe imprimir renminbis para comprar todos los dólares que fluyen hacia allí. Esto está alimentando la inflación y las burbujas de viviendas y activos. Tratando de calmar las cosas, el banco central elevó las tasas de interés el mes pasado por primera vez desde 2007. La semana pasada dijo a los bancos que mantengan más dinero en reserva y presten menos. Un elevación del renminbi reduciría el precio de las importaciones y daría al banco central más control sobre su oferta de dinero. China ha seguido con éxito esta política antes. De 2005 a 2008, el renminbi subió un 20% frente al dólar. Esto ayudó a contener la inflación de los precios de los productos básicos que subían en todo el mundo. Aumentó el consumo interno. El crecimiento del superávit comercial de China se desaceleró. Y China creció a tasas de dos dígitos hasta que la crisis financiera pisó el freno de la economía mundial, lo que hizo a Pekín revertir bruscamente esta política. Revivir esa política hoy en día también haría un enorme bien a la economía mundial, relajando la presión sobre los países cuyos productores están luchando para competir con unas exportaciones chinas artificialmente baratas. Se crearía un espacio para que ellos lucharan contra sus propias presiones inflacionarias por permitir que sus divisas suban. Si los líderes políticos de China –siempre nerviosos por todo lo que no pueden controlar completamente– van a hacerlo, no está claro. Pero ninguna cantidad de bravatas, o el miedo, puede infravalorar los daños causados por la política de un renminbi barato. THE NEW YORK TIMES. 13-11-2010 R. Unido. Breaking Views Irlanda: la confianza se escapa Ian Campbell El gigantesco sonido de desagüe que se ha escuchado durante toda la semana debía de ser el de la confianza escapando de Irlanda. Incluso para quienes se muestran pesimistas desde hace mucho respecto a la periferia de la eurozona, la velocidad con que las rentas de la deuda gubernamental han alcanzado el 9% aproximadamente en el caso de los valores a 10 años y más del 6% en el de los de 2 años ha sido asombrosa. Irlanda tiene dos cosas importantes en su contra. Primera: sus finanzas no parecen viables; necesita ayuda financiera. Segunda: toda la palabrería europea acerca de un "mecanismo de resolución de crisis" ha sido particularmente inoportuna. Los dirigentes de la UE han tratado de retractarse de esas palabras afirmando que la deuda no se reestructurará. Pero la situación de Irlanda sigue siendo calamitosa. El Gobierno necesita ayuda financiera. Sigue siendo una incógnita cómo les irá a los inversores a medida que pase el tiempo en caso de que se proporcione ayuda. Para empezar, la crisis económica de Irlanda es grave. Y es una crisis de solvencia, no de liquidez. Ahora Irlanda tiene dinero, pero no parece financieramente viable sin ayuda. El actual plan presupuestario de cuatro años del Gobierno, anunciado hace solo ocho días, parece inverosímil sin ir más allá de 2011. Contempla una consolidación fiscal indudablemente grande de 6.000 millones de euros en 2011, cerca del 4% de PIB, sin especificar los recortes, y, aun así, sigue viendo un déficit fiscal de más del 9% del PIB y una subida de la relación entre deuda y PIB del 106%. Si se piensa en lo difícil que sería mejorar esas cifras, se puede tener una idea de la magnitud del problema de solvencia de Irlanda. Una consolidación fiscal adicional de 5.000 millones de euros sería enorme y, aun así, en el improbable supuesto de que una cantidad todavía mayor de recortes no acabe con el crecimiento, el déficit fiscal seguiría representando el 6% del PIB, y la relación entre deuda y PIB ascendería al 102%. En parte, podría tratarse de un problema de voluntad política, pero Irlanda parece estar en mala posición para llevar a cabo este ajuste fiscal. La triste realidad es que el rescate de los bancos irlandeses y el déficit fiscal de un tercio del PIB en 2009 han puesto las cuentas fiscales y la deuda de Irlanda en una trayectoria insostenible. La pregunta, por tanto, es cómo ayudar al país. La UE lucha por controlar la crisis irlandesa y necesita un abanico de opciones para ayudar a las economías periféricas en apuros. Un crédito de reserva clásico del FMI combinado con un esfuerzo presupuestario irlandés importante y garantías para los acreedores podrían haber bastado. Los mensajes contradictorios de la UE han hecho que Irlanda sea aún más vulnerable. BREAKING VIEWS-REUTERS. 14-11-2010