Una sentencia a favor de un repartidor de la empresa Deliveroo sienta un importante precedente y pone de nuevo en evidencia la práctica de los falsos autónomos, un mecanismo fraudulento impulsado por la reforma laboral que afecta a más de 200.000 trabajadores, la mayoría de ellos jóvenes.
El 4 de junio, la jueza titular del juzgado de lo Social número 6 de Valencia fallaba a favor de Víctor Sánchez, un repartidor de comida en bicicleta que trabajaba en la capital valenciana para la empresa Deliveroo, a la que había demandado por despido improcedente tras haber sido utilizado durante casi un año como “falso autónomo”.
La sentencia ve probada cómo la relación entre Víctor Sánchez y Deliveroo no era la de un “contratista independiente” como estaba establecida oficialmente, sino de la de un trabajador por cuenta ajena. La empresa fijaba, de forma unilateral, salario (28’49 euros diarios, impuestos excluidos), horario de trabajo, zona de reparto, nula libertad para rechazar pedidos e instrucciones y normas para llevar a cabo el reparto. El abogado de Víctor Sánchez, Marco Llerena, afirma que Deliveroo tiene a sus repartidores “geolocalizados en todo momento” y puede exigir explicaciones sobre el servicio que están realizando cuando la empresa lo considere.
La sentencia obliga a Deliveroo a escoger entre volver a contratar a Víctor Sánchez, esta vez como empleado, o a pagar una indemnización de 705’13 euros. Aunque la empresa todavía puede recurrir la sentencia, esta ya fija un importante precedente, ya que es la primera vez que Deliveroo es condenada por utilizar a falsos autónomos como empleados. En Barcelona ya hay 16 trabajadores de la misma empresa que han denunciado a Deliveroo por esta misma situación y la Intersindical Valenciana está preparando una demanda conjunta de los repartidores de la empresa para obligar de una vez a cambiar la relación de contratación con sus empleados.
La realidad de los falsos autónomos
Un falso autónomo es un asalariado disfrazado. Es un trabajador que pone sus servicios de manera exclusiva para una empresa, en las condiciones que fija esta, tal y como haría un empleado asalariado contratado por dicha empresa. Salvo que carece de los derechos propios de un empleado asalariado. Es una práctica ilegal y se considera fraude a la Seguridad Social.
A diferencia de un empleado asalariado, el falso autónomo debe encargarse de pagar a la Seguridad Social, el IVA y el IRPF. Por ejemplo, si un asalariado tiene un sueldo de 900 euros mensuales, la empresa realmente pone 1.233, pues esos 333 euros van para las cotizaciones sociales. Dinero que se ahorran al tener a alguien contratado como autónomo. Al estar en régimen de autónomo y tener que cotizar por su cuenta, no solo su salario, sino también su pensión se ven mermadas en relación al resto de trabajadores por cuenta ajena. Además, como autónomos, no les ampara ningún convenio del sector o empresa en que trabajen y se encuentran fuera del Estatuto de los Trabajadores.
La práctica de contratar a trabajadores como autónomos ha proliferado desde la crisis económica y la reforma laboral. Según la Unión de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE), en España hay actualmente más de 200.000 falsos autónomos, lo que supone no solo pérdida de derechos laborales para todos ellos, sino también un fraude a la Seguridad Social por valor de 300 millones de euros de media anual.
La práctica de falso autónomos reina principalmente en la hostelería, sector que destaca por su elevado grado de precariedad. Sin embargo, también está presente en transporte o en empresas startups (nuevas tecnologías) y también en la industria. Ejemplos son los 3.000 transportistas del centro de distribución de Panrico en Paracuellos en huelga el año pasado para denunciar su situación. O en el caso de la industria cárnica, los falsos autónomos inmigrantes que trabajan en las granjas de El Pozo en Murcia en condiciones de semiesclavitud.
El perfil del falso autónomo es principalmente gente joven que empieza a trabajar, pero también hay un importante sector de inmigrantes en situación de vulnerabilidad.
En la base está la reforma laboral de Rajoy, que ha incentivado la precariedad, los bajos salarios y la ausencia de derechos hasta tal punto que las empresas se pueden llegar a permitir recurrir a falsos autónomos para multiplicar sus beneficios. Hay que perseguir este fraude en cada uno de los casos, pero solo aniquilando su causa se puede revertir realmente la situación.