Selección de prensa internacional

El fracaso de la Armada Invencible

Las sustanciales, diversas y amplias reacciones, de alcance verdaderamente planetario, a la toma de posesión de Obama nos han decidido a publicar mañana una edición especial de esta sección, a fin de dar a nuestros lectores una visión no parcial y fragmentada, sino verdaderamente panorámica y global del eco del acontecimiento en las principales capitales del mundo, de Norte a Sur y de Oriente a Occidente.

En la edición de hoy, reroducimos los principales comentarios que la rebaja de la calificación crediticia de la deuda pública española por Standard & Poor´s ha provocado en algunos de los más importante periódicos del mundo. Donde se recogen verdades incómodas que las clases dirigentes de nuestro país –en lo económico, lo político, lo mediático o lo académico– se empeñan en negar, tergiversar o enmascarar.Empezamos con una breve, pero sustanciosa, columna del reciente Nóbel de Economía y columnista del New York Times, Paul Krugman. Columna que inicia con una contundente afirmación, que nuestras publicaciones vienen repitiendo insistentemente desde la entrada en el Mercado Común y en la moneda única: que el destino diseñado en Berlín y París para la economía española era, en su sustancia, transformarnos en la Florida de Europa.Con algunas diferencias, añade Krugman. Mientras en EEUU, Florida puede beneficiarse de la existencia de un Gobierno central federal al que “sacar cheques de la Seguridad Social y del seguro de enfermedad” y está integrada en un mercado laboral dotado de una gran movilidad geográfica, España carece tanto de lo uno como de lo otro. Imposibilitada de devaluar la moneda –al pertenecer a la zona euro– para hacerse más competitiva, no queda otra opción, según Krugman, que recortar los salarios, algo que la prensa española ya ha empezado a insinuar sutilmente los últimos días. Le Monde se despacha a gusto con un largo reportaje dedicado a la economía española y significativamente titulado “El fracaso de la Armada invencible”. Dejando al margen la evidente e insana satisfacción del autor por el calado de la crisis en nuestro país –y que no hace sino reflejar la histórica enemiga de las clases dominantes francesas hacia España, a la que siempre han querido, como decía Pasionaria, “pobre y atrasada para imponerle tratados ominosos y pactos leoninos”–, los términos en los que describe la realidad de la economía española, pese a algunos o muchos de sus excesos, se ajustan esencialmente a la realidad. Sobre todo en la conclusión final. Cuando afirma que, una vez pasada la crisis, lo sustancial de los beneficios producidos por la década y media de expansión y crecimiento continuo de la economía española, habrá que ir a buscarlos a Berlín. Aunque se le ha olvidado añadir –lo que resulta extraño al chauvinismo que respira todo el artículo– que una parte no desdeñable de ellos se podrán encontrar también en las cajas fuertes de la usuraria burguesía bancaria gala.EL DOLOR EN ESPAÑA… …. no es difícil de explicar. España era básicamente la Florida, con una burbuja inmobiliaria inflada por las alegres compras de los residentes, y ahora la burbuja ha estallado. Pero España está peor que la Florida, por dos razones, razones familiares a cualquier persona que estuviera implicada en la gran discusión de si el euro era una buena idea. Primero, Europa no tiene un gobierno central; España, a diferencia de Florida, no puede sacar cheques de la Seguridad Social y del seguro de enfermedad de Washington. Por tanto, la carga de la recesión recae enteramente en el presupuesto local, haciendo decrecer el grado de solvencia del país. En segundo lugar, los Estados Unidos tienen un mercado laboral más o menos geográficamente integrado: los trabajadores se trasladan desde regiones afectadas a otras con mejores perspectivas. (El crack inmobiliario, sin embargo, ha reducido la movilidad porque la gente no puede vender sus casas.) Europa no es así: apenas si hay algo de movilidad entre la elite y entre trabajadores con salarios bajos, pero en absoluto como en EEUU. ¿Qué puede hacer España? Necesita llegar a ser más competitiva, pero no puede devaluar su moneda porque pertenece a la zona euro. La única alternativa es recortar los salarios, lo que es terriblemente duro de conseguir (y crea graves problemas a los deudores.) Al contrario de lo que parecía hasta hace algunas semanas, ser miembro de la zona euro no inmuniza a los países contra la crisis. En el caso de España (e Italia, Irlanda y Grecia) el euro bien puede hacer que las cosas empeoren. Y el hundimiento de la libra británica, aunque impopular, puede acabar siendo una cosa muy buena.Paul KrugmanTHE NEW YORK TIMES. 19-1-2009 EL FRACASO DE LA ARMADA INVENCIBLEPor lo que aclara los hechos, y en ocasiones los ilumina, no se deja de repetir la máxima del financiero americano Warren Buffett: “Cuando el mar se retira, se ve a los que se bañan desnudos”. La empresas que manipulan sus cuentas, los bancos que toman riesgos desmesurados, los gestores que estafan a sus clientes, las autoridades controladoras que no controlan nada. Todos estos países, en fin, y sus resultados milagrosos. Entre ellos, por limitarnos sólo a Europa, está la pequeña Islandia, colocada en cabeza de las clasificaciones en materia de desarrollo humano, que la crisis de las subprime ha hecho retroceder 20 años. Están los tres Estados bálticos, de los cuales no se sabe, en esta carrera hacia la excelencia, a quién felicitar más. Los motines han estallado esta semana en Riga, y sus dos vecinos tiemblan de correr su misma suerte.En el interior mismo de la zona euro, dos países que suscitaban una admiración sin límites y recibían elogios sin matices: Irlanda y España. El tigre celta está herido tan gravemente, que circulan rumores de rescate por el FMI.En España, la fiesta se ha terminado. Un millón de parados más se han inscrito en 2008, su déficit público puede llegar al 6% del PIB y la agencia de calificación S&P la ha puesto sobre “vigilancia negativa”. Dicho en otras palabras, su solvencia financiera empieza a tener problemas. Una bofetada para el alumno modélico de la clase europea, que ganaba todos los premios, recompensa, decían, tanto de su política económica virtuosa como de los esfuerzos desplegados por su pueblo.¡Qué extraordinarias las estadísticas españolas! Nos mojaban las orejas. Unas tasas de crecimiento cercanas a las chinas, que habían alzado el PIB por habitante a la altura de Italia. Que habían llevado a un desplome histórico del paro, cuya tasa se dividió por tres (del 24% en 1994 al 8% en 2007). Que, en fin, habían permitido al país acumular unos superávits presupuestarios confortables. Finanzas públicas saneadas que constituían, de otra parte, un motivo de orgullo en Madrid. Con un cierto gusto de revancha, la de la Nueva Europa sobre la Vieja Europa, de la movida sobre el inmovilismo. Con una buena dosis de morbo también, José Luis Zapatero exigía que se “reconsidera el papel internacional” de su país, y reclamaba “la legitimidad de España a entrar en el G-8”. Sin olvidar las lecciones de virtud presupuestaria que Madrid daba voluntariamente a sus aliados, especialmente a los alemanes, que lo habían desdeñosamente colocado, antes de la creación del euro, en la categoría de país del Club Med.A sus resultados macroeconómicos apabullantes, España añadía el dinamismo de sus empresas, de sus conquistadores, lanzados al asalto del mundo comprándolo todo. No sólo España tenía una de las economías más vigorosas del planeta, sino que tenía también los bancos más sólidos, los más rentables, los mejor gestionados. Con una pequeña joya, Banco de Santander, que se presentaba, sin mucha humildad, como el “mejor banco del mundo”, presidido por Emilio Botín, reputado por su olfato y su prudencia. Pero he aquí que Bernie (Madoff) se la ha jugado a Don Emilio: Banco Santander tiene una exposición de alrededor de 2.300 millones de euros en los fondos gestionados por el estafador americano, un récord mundial. Un símbolo, también, del fin del mito de la Armada Invencible económica.El mar, pues, se ha retirado, y España se encuentra desnuda. Ha descubierto que en el milagro estaba incluido el aterrizaje, hecho de endeudamiento desenfrenado y consumo frenético. Y sobre todo de histeria constructora, alimentada por una afluencia de mano de obra inmigrante barata y mantenida por la religión de la propiedad (el 83% de los españoles son propietarios de su vivienda). La mitad del cemento europeo era consumido en el otro lado de los Pirineos, España edificaba cada año tantas casas como Alemania, Reino Unido y Francia juntos. Se ha construido enormemente durante quince años en España. Pero, de hecho, no hay ningún armazón. Nada sólido para el futuro. La productividad es una de las más bajas de Europa, la enseñanza una de las menos eficaces, con una tasa de abandono escolar antes de los 16 años de cerca del 30%, un récord en los países industrializados.Su mercado de trabajo es todavía más rígido que el de Francia, según la OCDE, lo que, en boca de la Organización, no es decir poco. Su retraso tecnológico es inmenso, con gastos en I+D que superan por poco el 1% de su PIB, frente al 2,5% de Alemania o el 3,9% de Suecia. En fin, su falta de competitividad se traduce en un déficit por cuenta corriente cercano al 10%; en otros tiempos, un desequilibrio así hubiera sido sancionado por una devaluación de la moneda. Pero, protegida por la moneda única, España, rentista del euro, puede escapar al desastre monetario.Zapatero se complace en repetir que su país está “mejor preparador que los otros” para resistir a la crisis. Sólo él está seguro de eso. Pero lo que preocupa sobre todo es la post-crisis. Cuando Alemania recomience a vender sus máquinas-herramientas a China y a crecer, España no tendrá dinero para construir y casi nada para exportar. Condenada al estancamiento, no eterno, pero duradero, a falta de modernizarse y a falta de poder –políticamente– renunciar al euro. Es a Berlín a donde que habrá que acudir entonces para rentabilizar la movida, no a Madrid.LE MONDE. 17-1-2009 LA PRENSA ECONÓMICA INTERNACIONAL SUGIERE TENSIONES EN EL EURO POR CULPA DE ESPAÑA Crudas perspectivas económicas para España fueron las presentadas ayer por los dos principales diarios económicos internacionales, el estadounidense «The Wall Street Journal» y el británico «Financial Times», al hacerse ayer amplio eco de la decisión de la agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s de rebajar la máxima nota con la que hasta ahora evaluaba las finanzas públicas españolas.España es el primer país en perder una de las tres «A» (ha pasado de una calificación AAA a la de AA+) desde que Japón fue degradado por Standard & Poor’s en 2001, lo que vendría a indicar la gravedad de la situación española, según ha destacado el «Financial Times».Por su parte, «The Wall Street Journal» destacó la rapidez con la que España ha pasado de ser la «estrella económica» de la UE, cuando era el país con mayor creación de empleo, a convertirse en uno de los primeros en caer en recesión, con la perspectiva de un 16% de paro.Para ambos diarios, España y otros países como Grecia (cuya calificación crediticia también ha sido rebajada, aunque desde una posición inferior a la española), Portugal e Italia (que probablemente también tendrán una devaluación por parte de Standard & Poor’s) pueden llegar a ser un problema para la zona euro, donde las distintas economías podrían distanciarse sustancialmente debido a la crisis y donde una política monetaria única imposibilita devaluaciones de la divisa como la que iría bien ahora a España.De todos modos, consideran poco probable que la Eurozona se cuartee y haya países en pésima situación que salgan del euro. Aunque fuera de la moneda común podrían adecuar mejor los tipos de interés a su propia coyuntura, se encontrarían en realidad con mayores problemas, como la fuga de capitales y ahorro a puertos que se consideraran más seguros en estos momentos.ABC. 21-1-2009

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