Lo ha dicho el FMI en el último informe de sus expertos sobre la economía española: «hacen falta más medidas para reducir el déficit y la deuda y reforzar la reciente reforma laboral». Inmediatamente, el Banco de España ha salido a justificarlo: «los drásticos planes de ajuste anunciados en marzo y mayo podrían no ser suficientes y el Gobierno debe estar preparado para instrumentar medidas fiscales restrictivas adicionales», es decir, nuevos recortes.
Al mismo tiemo que recomienda que “las vías que proporciona la nueva reforma laboral para facilitar el descuelgue salarial en las empresas con dificultades”, se traduzcan ya en “recortes de sueldo en las empresas” del sector privado de alcance similar, o mayor, al 5% que se rebajó a los funcionarios. Y vuelven a intensificarse las presiones para aplicar algún tipo de copago sanitario: pagar uno o dos euros por cada visita al médico o a urgencias como “efecto disuasorio” sobre los usuarios de la sanidad pública. Quien crea que la llegada de las vacaciones de verano ha paralizado los ataques contra el 90% de la población, es que no conoce a este gente. Lo quieren todo y lo quieren ya. Por si no fuera bastante con el primer ‘recortazo’ que congeló pensiones y rebajó el sueldo a los funcionarios, están preparando otro nuevo. Y la sanidad publica, es decir la salud y la vida de todos nosotros, se perfila como uno de los principales blancos de su ataque. Otra vuelta de tuerca Ni los planes de estímulo ni la ingente deuda pública norteamericana –que sólo este año sumará otros 14 billones de dólares– están siendo suficientes para recuperar la economía norteamericana. Si hasta hace unas semanas era Berlín quien –llevado de la necesidad de asegurar los pagos de la deuda de la banca española con sus bancos– parecía llevar la batuta exterior sobre las presiones y exigencias para nuevos recortes sociales y rebajas salariales, ahora el FMI es decir, Washington, ha tomado el relevo. EEEUU necesita acaparar todo el mercado de capitales para financiar su endeudamiento, y ello exige expulsar de la puja por captar nuevos capitales a los países más débiles y dependientes. Los ‘expertos’ del FMI en sus últimos informes y ‘recomendaciones’ ya están creando el clima de opinión de que países como Grecia, Portugal y España, pese a las drásticos planes de ajuste que están aplicando, deben reducir todavía más sus niveles de deuda. Lo cual significa para nosotros una nueva vuelta de tuerca. Ahora que han conseguido recortarnos ya como media un 8% de nuestros salarios y rentas, pretenden en esta segunda fase recorrer un nuevo trecho en su objetivo de rebajarlos hasta un 25% con la extensión generalizada de la rebaja salarial a los trabajadores de las empresas privadas y la aplicación de nuevos recortes en temas tan vitales para el 90% de la población como son las futuras pensiones y la sanidad pública. Pero además, el cierre del mercado interbancario europeo a la banca española, la asfixia financiera de gran parte del tejido productivo español y la caída de la demanda interna gracias a los recortes y rebajas dictadas por Zapatero han preparado el camino para que en esta nueva fase de aplicación de sus planes asistamos a un aumento de nuestra dependencia económica con la llegada, discreta pero masiva, del capital extranjero apoderándose de muchas de las principales fuentes de creación de la riqueza nacional. En los dos años de crisis, el capital extranjero ha aumentado en un 25% la propiedad y el control sobre las empresas españolas cotizadas en Bolsa. El gran bocado que buscan es quedarse con una parte del sistema financiero, y ya han dado los primeros pasos con la privatización de las cajas de ahorro. Aunque paralelamente, y de forma más silenciosa, se está produciendo un auténtico “desembarco”, principalmente del capital francés y norteamericano, adquiriendo empresas nacionales clave en sectores como las infraestructuras, la logística o la distribución. La primera batalla Sin embargo, para la aplicación de esta segunda fase del ajuste va a jugar un papel de primer orden la Huelga General. La respuesta popular que seamos capaces de organizar el 29-S va a marcar de forma cualitativa el terreno de juego en que esta segunda fase va a desarrollarse. Si ellos van a conseguir llevar todavía mucho más allá sus planes de ajuste, sus recortes sociales y su rebaja salarial, o si por el contrario la respuesta popular va a dificultarlos. Y que del 29-S salga uno u otro terreno de juego depende única y exclusivamente de nosotros. En nuestras manos está que dentro de siete semanas se levante una respuesta popular masiva y unitaria, en la que participen activamente todos los sectores sociales afectados por sus ataques: trabajadores, pensionistas, autónomos, pequeños y medianos empresarios, agricultores, funcionarios, inmigrantes, amas de casa,…. Ellos tienen la fuerza que les da en control sobre el 90% del parlamento, sobre la inmensa mayoría de los medios de comunicación, del Boletín Oficial del Estado,… Pero nosotros tenemos la fuerza que nos da ser la inmensa mayoría de la población. A unir y movilizar esa mayoría en las próximas siete semanas tienen que estar dedicados todos nuestros esfuerzos. Las concentraciones de apoyo a la Huelga General, concentraciones unitarias, silenciosas e independientes de cualquier fuerza política o sindical organizadas por el Movimiento de Unidad Popular contra la crisis que cada viernes se celebran ya en más de 40 ciudades son ahora mismo la punta de lanza de la línea de movilizar y unir al 90% de la población. La capacidad de las concentraciones de apoyarse en la gente y ser apoyadas por ella se ha puesto de manifiesto con su ampliación y extensión. Comenzaron en 9 ciudades. En apenas dos meses se han multiplicado casi por 5. La velocidad que ahora pueden coger es todavía mayor. Y eso sólo depende de cada uno de nosotros. Como ha demostrado la experiencia de estas 8 semanas, cualquiera puede no sólo sumarse a ellas, sino organizarlas en su ciudad, barrio o pueblo. Basta con dirigirse al entorno más próximo y cercano. Los recortes sociales y la rebaja salarial afectan al 90% de la población. Y mucha gente está esperando la oportunidad para poder expresar públicamente su rechazo. Sólo hay que dirigirse a ellos y hacerles conscientes de todo lo que nos estamos jugando el próximo 29-S. Y que el éxito de la Huelga General no depende de nada ni de nadie más que de nosotros mismos. De que sepamos extenderla y organizarla. De que en cada rincón de la geografía española creemos un clima de opinión favorable hacia ella. Que se haga visible para mucha gente de nuestro país que los motivos para participar en la huelga no son ajenos a ellos. Que somos cada vez más los que no nos resignamos a que aprovechen la crisis para que los ricos sean cada vez más ricos, mientras los demás somos cada vez mas pobres. El 29-S tenemos la oportunidad de ganar una primera batalla. En nuestras manos está el no desaprovecharla.