¿Créditos del FMI? No, gracias

El FMI al acecho

La noticia la destapó el Wall Street Journal, el mismo que hace sólo unas semanas amenazaba con que «cuando los votantes acudan a las urnas el 20 de noviembre, el destino de España puede haber sido decidido en otros lugares»: el Fondo Monetario Internacional (FMI) trabaja en una propuesta de cara a la próxima cumbre del G20 los dí­as 3 y 4 de noviembre, que pondrí­a «a disposición» de España e Italia una lí­nea de crédito a corto plazo de 100.000 millones de dólares para «prevenir un potencial contagio de la crisis griega».

Desmentida, o matizada, al día siguiente, el asunto volvía a coger fuerza con la nueva rebaja de Standard & Poor´s de la deuda pública española (a la que se añadía días después la rebaja masiva de Fitch de la calificación de una decena de bancos españoles y varias comunidades autónomas) y el anuncio de que una delegación del Departamento de Mercados Monetarios y de Capital de FMI visitará esta semana Madrid para hacer “un seguimiento de la labor supervisora y evaluar las eventuales necesidades de fondos de las entidades financieras españolas”.«El crédito del FMI a España entraña un plan de rescate oculto, con más ajustes y recortes» ¿Qué es lo que busca el FMI con esta propuesta de “ayuda” a España e Italia? ¿Cuál es el objetivo de fondo que se esconde detrás de esta preocupación por la deuda publica y el sistema financiero español?La respuesta a estas preguntas hemos empezado a conocerlas también esta pasada semana. La nueva línea de crédito entrañaría un plan de rescate oculto, a cambio de cual FMI exigiría un fuerte ajuste en las mayores partidas presupuestarias del Estado y en aquellas que sean de más rápida ejecución. El primero de estos ajustes, como ya insinuó la número dos del PP, Dolores de Cospedal, en una entrevista televisiva, consistiría en reducir 10.000 millones de euros en el gasto en subsidios de desempleo, rebajando la cuantía de las prestaciones que reciben los parados.Lo que baraja el FMI es que la indemnización por despido cuente como meses de prestación que le correspondería al parado. Es decir, si un trabajador recibe en su finiquito, indemnización por despido, el equivalente a cuatro meses de sueldo, no empezaría a cobrar la prestación por desempleo hasta transcurrido ese tiempo, que a todos los efectos contaría como subsidio de desempleo cobrado.El segundo ajuste que exige el FMI es una rebaja para el año 2012 de las actuales pensiones, con la que sus expertos calculan que se puede producir un ahorro de 30.000 millones de euros. Algo que el número dos del equipo económico de Rajoy –hermano del vicepresidente de la CEOE, la gran patronal– ya advirtió veladamente, al afirmar que el PP no tocaría las pensiones, “a no ser que lo mande el FMI porque hayan intervenido España”. El dinero ahorrado (es decir, robado a los pensionistas), 30.000 euros cada año iría directamente a un Fondo especial para las futuras pensiones y no podría disponerse para gastar en ninguna otra cosa. Con ello, el FMI pretende también abordar una rebaja de las cuotas empresariales a la Seguridad Social, una vieja reivindicación de monopolios y multinacionales.La tercera medida contemplada es un aumento de los impuestos directos para recaudar otros 30.000 millones de euros anuales. Aumento que debería venir de una subida generalizada del IRPF. «El FMI exige una nueva oleada de rebaja de salarios y rentas» Un cuarto ajuste exigido por el FMI, es recortar otros 30.000 millones de euros en el gasto público, que al haber actuado ya sobre pensiones y desempleo, tendría que ir a cuenta de nuevos recortes en sanidad y educación, rebajas salariales a los funcionarios, despidos, etc…En total, a cambio de la línea de créditos para contener el déficit público al tiempo que se ayuda a la banca, el FMI exige una nueva oleada de rebaja de salarios y rentas, de recortes y ajustes por valor de 100.000 millones de euros anuales. Como los buitres sobrevolando al acecho de un animal malherido, EEUU y las grandes potencias europeas esperan que el agravamiento de las turbulencias económicas que se esperan para este otoño, les permitan lanzar con renovadas ansias el saqueo a que nos tienen sometidos. Cuanto más se desaceleran sus propias economías, con más voracidad redoblan los ataques sobre los países que, como el nuestro, tienen más controlados e intervenidos.El 3 y 4 de noviembre se reúne en Cannes (Francia) la cumbre del G-20. Y en ella es donde, según el Wall Street Journal, la directora gerente del FMI, Cristhine Lagarde, pretende alcanzar un consenso de las grandes potencias para aplicar la nueva línea de “créditos” a España e Italia. Habrá que estar muy atentos a lo que allí se cuece, pues ya se sabe que cuando hay asamblea de zorras, debe ponerse en guardia el gallinero. Y más con un presidente de gobierno que, a la espera de su retirada definitiva de la vida política activa tras el 20-N, ha emprendido un camino de descenso hacia el infierno de la liquidación completa de la soberanía nacional, como se ha puesto de manifiesto con la entrega de la reforma de la Constitución a Merkel y la cesión de Rota al escudo antimisiles de Obama. Y con un PP que se niega a adelantar su programa concreto con la excusa de “a ver qué nos encontramos” y dejar la puerta abierta “a cualquier elemento de deterioro” que haga que el Fondo Monetario Internacional sea “el que manda en este país cuando lleguemos al Gobierno”.Lo venimos repitiendo incansablemente desde hace mucho tiempo y constituye uno de los puntos clave de nuestro programa electoral para el próximo 20-N. Sin librarnos de ese asfixiante grado de intervención y control del FMI y de Bruselas, de los Obama y Merkel, sin conquistar mayores cotas de soberanía y capacidad de decisión autónoma, nada será posible. No habrá pan ni libertad, para nosotros ni para las generaciones futuras, sin conquistar la máxima autonomía y la plena independencia de Washington y Berlín.

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