Medios de Comunicación

¿El fin de la guerra?

Como una pelea de adolescentes enamorados. Así­ parece que pretenden pintarnos el litigio que han mantenido los dos grupos mediáticos afines al gobierno durante los últimos meses. ¿Cómo puede ser que dos imperios que se han colmado mutuamente de acusaciones por sus intereses enfrentados, resuelvan de un plumazo todas sus diferencias y además decidan unirse rápidamente? Mucho ha tenido que ver con esto la intervención del gobierno socialista, ayudado por los grandes grupos financieros que le mantienen en el poder. Por si la jugada no estuviera lo bastante clara, un estudio elaborado por GroupM demuestra como favorecerá a estos grupos la polémica supresión de la publicidad en TVE, y perjudicará enormemente a sus competidores. Se acaba la guerra, empieza la dictadura.

Las dos cadenas de televisión han llevado vidas casi aralelas. Coincidiendo con la entrada de Zapatero en el Gobierno, se aprobó una misteriosa reforma de la ley audiovisual, que curiosamente sólo favorecía al grupo Prisa, permitiéndole la irrupción en el mercado televisivo con una nueva televisión en abierto. Pero había más “amiguetes” que pretendían entrar en el negocio, y Zapatero tuvo que conceder una nueva licencia, no sin antes asegurarse de que los responsables del nuevo grupo que nacía iban a serle políticamente fieles. Después de la lucha fraticida que durante el último año han llevado ambos imperios, ayer mismo firmaban un acuerdo para compartir los derechos de los clubs de fútbol; acuerdo avalado económicamente por gigantes financieros como Santander, BBVA o La Caixa. Una vez se acabaron los insultos, se ha pasado directamente a los piropos, arrumacos y muestras de afecto variadas. ¿Tanto han cambiado las cosas? Parece ser que si, porque el gobierno ha vuelto a tirar de legislación para echarle una mano a sus socios, esta vez con la ley de fusiones. Ni siquiera se han molestado en disimular. El gobierno legisla, e inmediatamente Prisa y Mediapro recogen los beneficios. Prisa e Imagina, accionista de referencia de La Sexta, se han dado el plazo de un mes para suscribir un acuerdo de integración que incorpore sus respectivos negocios audiovisuales en una nueva sociedad en la que compartirán accionariado. Si la jugada es un poco turbia, mejor hacerla rápido para que a nadie le de tiempo a detenerla. Una boda por lo civil, celebrada casi en secreto, en la intimidad, y con Zapatero como único testigo. Por si alguien todavía no tiene claro el interés manifiesto del gobierno en facilitar los beneficios a estos dos grupos, en detrimento del resto de televisiones, publicas o privadas, el diario El Mundo publica hoy un informe revelador. Según el estudio de GroupM -empresa que engloba a cuatro de las principales agencias de medios de España: Maxus CiCM, MediaCom, Mediaedge:cia y Mindshare.-, respecto a la previsión de audiencia con la nueva ley, crecerían Cuatro (+3,2%) y La Sexta (+17,1%) y bajarían Antena 3 (-5,9%) y Telecinco (-8,6%). Además, está en el poco espacio disponible que tienen las cadenas privadas para insertar más publicidad -la ley establece un máximo de 12 minutos por hora-. Salvo Cuatro, que casualidad, que tiene espacio libre en todas las franjas, el resto sólo podría insertarla en la mañana o la madrugada, franjas de poca rentabilidad. Ejemplos diarios en los que no dejamos de sorprendernos del descaro con el que este gobierno legisla sólo para los intereses de sus acaudalados socios coyunturales, despreciando manifiestamente no sólo a los otros grupos emprtesariales, sino, sobre todo, a los ciudadanos y consumidores de este producto público que es la televisión, convertida ya en moneda de cambio de favores políticos e instrumento monopolizado de difusión y control de política y pensamiento.

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