La propuesta china para la próxima cumbre de G-20 sobre la necesidad de crear una nueva moneda de reserva internacional en sustitución del dólar sigue dando que hablar en todo el mundo. Al mismo tiempo que continúa ganando apoyos -ayer mismo era el Financial Times, junto con The Economist el órgano de expresión por excelencia de la City londinense el que lo calificaba como «un buen plan»-, los dirigentes chinos mantienen la ofensiva política, diplomática y mediática para explicar su propuesta.
Aunque gran arte de los medios occidentales centran toda su atención en la segunda parte de la propuesta, la creación a través del FMI de una cesta de monedas mundiales que puedan convertirse, a través de los Derechos Especiales de Giro, en la moneda de reserva internacional, desde Pekín se insiste en la primera premisa, que consideran parte insustituible de la propuesta en su conjunto. Y que hace referencia, en definitiva al problema de la crisis económica y cómo ha sido posible que se construyera en EEUU y en los países desarrollados una burbuja financiera de la enormidad de la que ha reventado con la caída de Lehman Brothers. En última instancia, el estallido de la crisis tiene su origen peculiar –además de las leyes inherentes al propio sistema capitalista– en un triple desequilibrio de la economía mundial. En primer lugar que los países que controlan el 90% de las reservas de divisas mundiales –y en primer lugar EEUU, con cerca del 70%– establecen su política monetaria de acuerdo con sus necesidades y prioridades internas, sin tener en cuenta las graves consecuencias que estas políticas tienen para los flujos monetarios y los tipos de cambio del resto de países del mundo. En segundo lugar, el profundo desequilibrio que, como consecuencia de lo anterior, se ha acelerado en la última década entre los países acreedores, entre los que los emergentes han pasado a ocupar el primer lugar, y muchas de las mayores economías desarrolladas –EEUU en primer lugar, pero también Inglaterra, España,…– viviendo y creciendo a costa de ellas. En tercer lugar, el desequilibrio profundo, de base, que genera un sistema monetario internacional que no refleja ni se corresponde con la nueva realidad de la economía mundial. Alcanzar un acuerdo en este punto, en un diagnóstico común sobre las causas de la crisis es, para los dirigentes chinos, un paso previo imprescindible para acometer, a corto término su reforma, y a largo plazo su sustitución. Este va a ser sin duda uno de los centros de disputa en la inminente cumbre del G-20. Inglaterra. Financial Times CHINA PLANTEA PONER FIN A LA ÉPOCA DEL DÓLAR El gobernador del banco central chino Zhou Xiaochuan ha emitido un señal fuerte al expresar su deseo de poner fin a la época del dólar. No se trata de una amenaza. Zhou propuso usar una moneda de reserva para contrarrestar la posición del dólar (…) La crisis financiera de Asia en 1997 dio una amarga lección a la emergente economía asiática: no hay que agotar las reservas de divisas. Al igual que otras economías emergentes, China también tiene acumuladas enormes cantidades de reservas de divisas para enfrentarse a la situación urgente. China ha contado con demasiados bonos del dólar, lo que la ha expuesto al riesgo de EEUU. Hasta enero de 2009, posee bonos del Tesoro estadounidenses por valor de 739.000 millones de dólares en contraste con los 535.000 millones de dólares registrados en junio de 2008. Sin embargo, el gobierno estadounidense ha puesto la demanda de la economía interna por encima de los intereses de sus acreedores, lo que ha hecho a China preocuparse de que la posible inflación monetaria le obligue a pagar caro. Otro tipo de activos de reserva seguros está acorde con los intereses chinos, pero esto no será perjudicial para EEUU. Desde luego, que esto dificulta la financiación estadounidense para neutralizar los déficits. EEUU no debe exigir al mundo para que coordine estrechamente con su demanda de estímulo económico. Este desequilibrio constituye el origen de la actual crisis. Como dice Zhou Xiaochuan, se puede recurrir a la ampliación de la emisión del SDR del FMI para crear una super moneda de reserva. Los derechos especiales de giro (SDR, según siglas en inglés) son un tipo de activo de reserva internacional. Para hacer realidad esta propuesta y llevar a más países a aceptarla, Zhou ha propuesto ampliar el uso del SDR y autorizar al FMI para administrar parte de las reservas de los países con superávits. De acuerdo con el plan y otras medidas de reforma, se concederá más poder al FMI para agilizar su operación. Este es un buen plan. China ha tomado acciones sensatas en la actual crisis para ampliar la demanda interna con el gasto gubernamental. Beijing desea desempeñar su papel en el reestablecimiento del orden financiero mundial. Este concepto de orientarse hacia el exterior merece ser acogido FINANCIAL TIMES. 27-3-2009 China. Diario del pueblo LA VERDADERA CAUSA DE LA CRISIS Y LA FORMA DE RESOLVERLA La página web oficial del Banco Popular de China (Banco Central chino) ha publicado recientemente dos artículos titulados “Reflexiones sobre la reforma del sistema monetario internacional” y “Reflexiones sobre el problema de la tasa de ahorro”, los cuales han sido escritos por Zhou Xiaochuan, gobernador del BCCh. Wang Jiaye, economista jefe de la Banca de Importación-Exportación de China ha aceptado una entrevista exclusiva con un corresponsal de la Agencia Xinhua (La Nueva China) y ha expuesto sus ideas sobre la materia respondiendo a las preguntas que le fueron formuladas. Xinhua.- ¿El artículo tiene como objetivo, como pretenden ciertos comentarios instaurar una nueva moneda de reserva? Wang Jiaye.- Ciertas personalidades (…) se interesan sólo por una parte del objeto de los dos artículos en cuestión, como la idea de crear a largo plazo una “nueva moneda de reserva”. Yo creo que los reportajes estrechos, limitados y unilaterales difunden errores de compresión en cuanto al objeto de dichos artículos impidiendo reconocer plenamente la contribución ideológica aportada por Zhou Xiaochuan y de otros expertos chinos para hacer frente a la mayor y más grave crisis ocurrida desde la gran depresión de los años 30. La importante contribución de los artículos es la de haber indicado las causas de la crisis y proponer a continuación el medio de resolverla. X.- Según el artículo, ¿cuál es a fin de cuentas la causa de la crisis financiera? W. J.- Zhou Xiaochuan indica en su artículo que existen en el sistema monetario internacional límites e inconvenientes de carácter sistémico que son los factores que provocan la crisis. Brevemente, en el sistema monetario internacional actual, la política monetaria seguida por el país que emite la principal moneda de reserva tiene la capacidad de producir graves consecuencias a través de todo el planeta. El hecho de no tener en cuenta estas consecuencias externas por parte de las autoridades monetarias concernidas durante el proceso de realización de su objetivo político interior legal, es la razón de que la política que ellas adopten puede provocar una inestabilidad mundial. Por otra parte, el sistema monetario internacional existente no puede reflejar los profundos cambios sobrevenidos estos últimos años en el seno de la economía mundial, esa es la razón por la cual está anticuado y no se adapta ya a la realidad actual. En los años 80 del pasado siglo, bastaban con que los bancos centrales del G-7 o del G-3 [EEUU Alemania y Japón] intervinieran conjuntamente para influir sobre las tasas de cambio de las principales monedas de reserva y promover un reajuste internacional. Pero este ya no es el caso, ahora es imposible hacer lo mismo. X.- En vísperas de la realización de la cumbre del G-20, ¿que medidas podemos proponer para resolver la crisis? W.Y.- En lo que concierne a los medios susceptibles de resolver la crisis, las cuestiones claves del artículo se basan en dos puntos: primero, hace falta establecer a corto plazo un mecanismo adecuado, lo que permita asegurar que los países que emiten las principales monedas de reserva tengan en cuenta la influencia mundial que tiene la política monetaria que adoptan y aplican; en segundo luegr, hace falta instaurar a largo plazo un sistema monetario internacional que pueda garantizar y favorecer el desarrollo durable y continuo de la economía mundial. En todo este proceso, el FMI, que está en trance de acelerar la reforma de su estructura de gestión y de control, juega un papel importante y no puede sustraerse a su responsabilidad en cuanto a la prevención y el control de la crisis, y sobre todo en lo que hace referencia a impedir la aparición del fenómeno del desequilibrio financiero no sostenible provocado por la política financiera y monetaria puesta en juego por los países que emiten las principales monedas de reserva. Por el momento, en los principales países donde se produce a menudo el déficit financiero, las deudas públicas se acrecientan rápidamente y la base monetaria aumenta continuamente con un ritmo de crecimiento todavía más rápido, incluso que otras veces, es justamente este fenómeno el que ha empujado a estos países a la burbuja. En interés del mundo entero, la Cumbre del Grupo de los Veinte (…) debe determinar la verdadera causa de la crisis financiera y establecer los medios para resolverla. Para hacer frente a la crisis, los países con mercados emergentes y los países en vías de desarrollo han aportado una importante contribución financiera, mientras que su contribución ideológica es igualmente importante y preciosa. DIARIO DEL PUEBLO. 27-3-2009 EEUU. The Washington Post EL PRECIO DEL REALISMO LA ESTRATEGIA para Afganistán y Pakistán anunciada ayer por el Presidente Obama es conservadora, y al mismo tiempo audaz. Es conservadora porque el Sr. Obama optó por adoptar muchas de las recomendaciones de los comandantes militares de EEUU y de la administración Bush, sobre la base de la dura experiencia de siete años de guerra. Sin embargo, es audaz – políticamente valiente- ya que, en un momento de crisis económica y del cansancio de la guerra en el país, el Sr. Obama no sólo ha pedido un importante aumento de las tropas de EEUU, sino también un ambicioso esfuerzo para la construcción nacional en Afganistán y Pakistán. Tiene razón al hacerlo. Pocos estadounidenses discutirían la descripción de ayer del Sr. Obama ayer de la amenaza en Afganistán y las zonas tribales de Pakistán. "Múltiples estimaciones de inteligencia han advertido que al-Qaeda está planeando ataques a los EEUU desde sus refugios seguros en Pakistán", dijo. "Y si cae el gobierno afgano en manos de los talibanes -o permitimos no dar respuesta a al-Qaeda- el país volverá a ser una base para los terroristas que quieren matar a tanta gente de nuestro pueblo como les sea posible". La meta que declaró es igualmente sencilla y clara: "perturbar, desmantelar y derrotar a al-Qaeda en Pakistán y Afganistán, e impedir su regreso a ninguno de los dos países en el futuro". Lo que distingue el plan del presidente -y lo abre a la crítica de algunos liberales y conservadores- es el reconocimiento de que los objetivos de EEUU no pueden lograrse sin un esfuerzo importante para fortalecer la economía y las instituciones políticas de Pakistán y Afganistán. La administración Bush trató de luchar contra la amenaza de la organización Al-Qaeda con un número limitado de tropas de EEUU y la OTAN, ataques dirigidos contra sus militantes, y grandes, y en su mayoría ineficaces, programas de ayuda. Proporcionó grandes sumas de dinero al ejército pakistaní, con pocas condiciones, en la esperanza de que se adoptarían medidas contra los campamentos terroristas, cerca de la frontera afgana. La estrategia fracasó: los talibanes no han hecho sino crecer con más fuerza, y tanto el gobiernos afgano como el pakistaní son peligrosamente débiles. La lección es que sólo una estrategia que tenga por objeto proteger y ganarse a las poblaciones donde opera el enemigo, y en el fortalecimiento del ejército, el poder judicial, la policía y las instituciones políticas de Afganistán, puede invertir la dinámica de la guerra y, eventualmente, permitir una salida segura y honorable de las tropas de EEUU y de la OTAN. Esto significa más soldados, más expertos civiles y unos costes mucho más altos en el corto plazo: el Sr. Obama ha aprobado un total de más de 21.000 tropas de los EEUU y varios cientos de civiles adicionales para Afganistán, y ayer se aprobaron dos proyectos de ley que proporcionarán a Pakistán miles de millones de dólares en ayuda no militar, así como incentivos para la inversión comercial en las zonas fronterizas. Es probable que sea necesario más: los comandantes de EEUU en Afganistán esperan obtener otra brigada de efectivos y un cuartel general de división en 2010, y duplicar el ejército afgano nuevamente después que se complete la ampliación actualmente en curso en 2011. El Sr. Obama debería apoyar esos planes. Estas iniciativas no son el producto de un idealismo iluso o un intento de convertir a cualquiera de los dos países en el "estado 51" [de la Unión], sino de una apreciación realista de lo que ha funcionado –y lo que no– durante los últimos siete años. Como el Sr. Obama dijo, "Es mucho más barato formar a un policía para proteger a su propio pueblo o para ayudar a un agricultor a plantar su cosecha de lo que es enviar a nuestras tropas a luchar misión tras misión sin transición a la responsabilidad afgana". Ese esfuerzo será costoso y requerirá de años de estabilidad. Sin embargo, ofrece la mejor oportunidad para reducir al mínimo la amenaza del jihadismo islámico; a este país y al mundo. THE WASHINGTON POST. 28-3-2009