Corresponsalí­a Navarra

El «estraperlo» de leche

En Navarra, los roductores de leche ven cada día como las condiciones en las que desarrollan su actividad productiva están cada vez más estranguladas. Mientras, cada noche se aprovecha para realizar una práctica cada vez más conocida y generalizada, que consiste en el transporte de leche con procedencia de diferentes países de la UE que a menudo no pasan ni controles de calidad ni nada parecido. De esta forma, mientras se estrangula a los productores con cotas estranguladoras impuestas desde la UE, los países con excedente de leche venden a bajo precio su excedente. Las protestas de las organizaciones agropecuarias son una constante. La exigencia de éstas partían de establecer un precio mínimo de 32 céntimos por litro de leche. Esta exigencia partía de la base de ser éste el precio francés más el coste de los portes para poder competir. Pero en aras del libre mercado, lo más que se ha conseguido son un precio mínimo de 28 céntimos por litro. La realidad es que el libre mercado de competencia no es ni igual, ni libre, ya que en España se establecen cotas de producción que incrementan el precio de coste de producción con multas que graban la producción si se sobrepasa el límite, mientras la producción nacional no abastece la demanda real y se trae desde Francia, Holanda, Bélgica y otros países a precios irrisorios contra los que el sector autóctono no puede competir. Países a los que no se les impone este tipo de cotas y cuyo excedente es tal que como dice la leyenda urbana la producción de leche es tan excedentaria en Holanda que utiliza la mantequilla para engrasar los ejes y ruedas de las locomotoras ferroviarias. De este modo los excedentes de producción lechera de la UE se rentabilizan o amortiguan a costa de estrangular la producción en España. Con precios que no cubren el coste de producción y políticas que premian el abandono. Mientras se generaliza la importación de estraperlo, que a pesar de ser prácticas conocidas y denunciadas cada día, se pasan por alto. Prácticas, que lejos de beneficiar al consumidor, lo que se hace es aprovechar esta materia prima sin control ni garantías distribuyéndolas en marcas blancas a precios sensiblemente reducidos que ofrecen una rentabilidad extraordinaria a costa de vendernos productos de baja calidad. En la cabeza de las voluntades políticas no está el poner medidas y soluciones al respecto, se deja pasar nuestros intereses de producción de este producto de calidad reconocida con silencio y pasotismo, mientras se beneficia a otros países de la UE a costa de estrangular un sector productivo tan importante e histórico como este.

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