Los palestinos se unen ante el ascenso de Netanyahu

El escenario se asienta en Oriente Medio

La victoria postelectoral de la derecha israelí­ está configurando por fí­n las cosas en Oriente Medio. Las dos facciones palestinas -encabezadas por Al Fatal y Hamás- enconadamente enfrentadas hace unos meses, incluso durante la ofensiva contra Gaza, aceleran ahora los cauces de entendimiento ante la llegada inminente al gobierno de Tel Aviv de los sectores más duros, intransigentes y agresivos del sionismo.

El residente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, reiteró ayer en Praga que el movimiento integrista Hamas, como "parte del pueblo palestino", debería estar representado en el futuro Gobierno palestino. "Quiero que estén representados en el Gobierno de Unidad Nacional", dijo el líder palestino. En verano de este año se celebrarán elecciones presidenciales y parlamentarias en los territorios palestinos, de las cuales Abas espera que salga un Ejecutivo de unidad, capaz de retomar el proceso de paz con Israel. Estas declaraciones eran impensables hace unos meses, con las dos facciones agriamente encaradas después de que Hamás expulsara a tiros de Gaza a las fuerzas de la ANP leales a Abbas en junio de 2007, y Palestina quedara dividida en dos territorios separados no sólo geográfica sino políticamente. La ANP controlada por Fatah conservó Cisjordania y una Gaza aislada y cerrada a cal y canto quedó bajo control de Hamás.Pero la sangrienta ofensiva contra Gaza y la casi segura configuración de un gobierno de extrema derecha en Tel Aviv, contrario a cualquier concesión a los palestinos y partidario de derrocar a Hamás mediante una nueva invasión contra la franja están empujando a que ambas fracciones busquen la unidad –en un proceso repleto de avances y retrocesos, de tensiones y de sectarismo- ante el negro panorama que se dibuja para Palestina.Abbas también declaró ayer que un nuevo proceso de paz con Israel deberá atenerse a los "compromisos de existencia de dos Estados y detener la construcción de nuevos asentamiento judíos en los territorios ocupados". Pero ql que ya será el próximo primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha rechazado en público muchas veces esa idea, y aboga por tratar de buscar una nueva solución al conflicto que no pase "por concesiones territoriales a cambio de paz". El líder del Likud es un firme convencido de mantener e incluso ampliar las colonias judías en territorio cisjordano.El halcón no ha logrado convencer, en sus primeros contactos, al laborista Ehud Barak ni a la líder de Kadima, Tzipi Livni para que se unan a su Ejecutivo. Ambos transmitieron a Netanyahu su intención de pasar a integrar la oposición, aunque volverán a reunirse con Netanyahu para continuar el diálogo y sondear una vez más la posibilidad de formar una coalición gubernamental de unidad encabezada por el líder del Likud."No he renunciado a formar una amplia coalición, a la luz de los retos que afronta Israel, especialmente por parte de Irán. Me reuniré con Livni y Barak una vez más", declaró Netanyahu después de entrevistarse con los dos líderes. Sin embargo, toma cuerpo cada vez con más fuerza que el Likud formará una coalición de gobierno con las fuerzas más reaccionarias de la Knesset -principalmente con los ultranacionalistas de Israel Beitenu, liderados por el fascistoide Avigdor Lieberman- a pesar de las presiones de EEUU de que incluya en su gobierno a los más moderados –y dóciles a la nueva línea internacional del Departamento de Estado-.Después de que hace días el líder demócrata John Kerry visitara por sorpresa Gaza, ante el estupor de Tel Aviv, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, visitará Israel y Cisjordania la semana que viene, en su primera visita oficial a Oriente Medio al frente de la diplomacia estadounidense, en una ronda de carácter "consultivo. El Departamento de Estado ha anunciado que Clinton se reunirá con el ejecutivo israelí saliente, y con los líderes del Likud, de Kadima y del Laborismo. También se entrevistará con Mahmoud Abbas, presidente de la ANP.Nadie puede pensar que los acontecimientos en Israel no son objeto de un atento seguimiento por parte de la Casa Blanca. Si bien es cierto que de momento el rumbo de los acontecimientos en Tel Aviv supone una preocupación para los planes de Washington en Oriente Medio, la superpotencia estudia y prepara ahora que camino tomar ante este escenario. Lo veremos más pronto que tarde.

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