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El escándalo Rajoy, amenaza de ruptura polí­tica

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La avalancha de denuncias sobre fondos de reptiles que amenazan con hundir al Partido Popular de Mariano Rajoy es sólo el último de una larga lista de casos ilegales de este tipo de financiación en España, después de que la restauración de la democracia en 1977 trajera consigo una cara expansión de elecciones regulares.A mediados de la década de 1990, se produjo la estafa de Filesa por el que los socialistas entonces gobernantes recogieron grandes donaciones corporativas para trabajos ficticios de consultoría no realizados por empresas ficticias. El escándalo contribuyó a la caída del gobierno de Felipe González, que ya había sido debilitado por las revelaciones de su participación en escuadrones de la muerte enviados contra los separatistas vascos, y el desgaste de cuatro legislaturas en el cargo.El actual, llamado caso Bárcenas, se centra en las supuestas cuentas secretas mantenidas por el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, las detalladas donaciones encubiertas y pagos en efectivo supuestamente hechas a figuras del partido de alto nivel entre ellos el Sr. Rajoy, está en la misma categoría.Los documentos de Bárcenas, publicados la semana pasada por el diario El País, se remontan a 1990, cuando en el PP acababa de ser elegido José María Aznar, el ex primer ministro. El partido estaba ocupado esquivando otro caso que involucra a un tesorero acusado de recibir donaciones ilegales de una empresa constructora. Ese caso fue desestimado finalmente por el Tribunal Supremo por un tecnicismo.Sin embargo, de otro escándalo de fondos para sobornos, el llamada caso Gürtel que ha atrapado a barones regionales del PP, así como al señor Bárcenas, están ahora saliendo a través de los tribunales españoles datos que pueden corroborar algunos de los nuevos alegatos.Los documentos de la investigación de la Gürtel, por ejemplo, reproducen exactamente uno de los pagos en el libro mayor de Bárcenas. Varios funcionarios del PP han confirmado que los pagos a ellos en el expediente de Bárcenas tuvieron lugar.Un caso Gürtel cada vez más barroco también reveló que el ex tesorero del partido, nombrado por el Sr. Rajoy, poseía 22 millones de euros en una cuenta bancaria en Suiza no declarada.Rajoy ha negado rotundamente haber recibido o entregado «dinero negro». Renuente a responder preguntas ante el Parlamento español o a la prensa, enturbió las aguas en una conferencia de prensa en Berlín el lunes junto a Angela Merkel, canciller de Alemania, describiendo las afirmaciones hechas en los documentos Bárcenas como «falsos, excepto en algunos casos».La línea principal de defensa del primer ministro –de que él y sus colegas van ahora a publicar sus declaraciones de impuestos– no se refiere realmente al fondo de la denuncia. Si algunos de ellos estaban recibiendo fondos encubiertos, ¿por qué iban a anunciarlo en su declaración de ingresos anuales?Hay similitudes entre el escándalo actual y el asunto Filesa hace dos décadas (…) Pero las diferencias son más importantes – y más peligrosas.A mediados de los 90, una nueva generación del PP de centro-derecha estaba dispuesta a tomar el relevo de unos socialistas cansados y deslustrados. Ahora, de vuelta al poder el PP desde hace casi un año hay riesgo de implosión, pero los socialistas, desmoralizados y divididos regionalmente, así como ideológicamente, están en retirada.Si las elecciones se realizaran ahora, España podría enfrentar una fragmentación política al estilo griego, con los dos principales partidos reducidos a un tamaño parecido al de los disminuidos conservador Nueva Democracia de Grecia y el Pasok del ex primer ministro George Papandreou (que, al igual que el PP, también tenía una mayoría absoluta ganada poco antes).Hace dos décadas, los españoles se enamoraron de Europa. Ahora, en medio de la devastación causada por la combinación de las crisis bancarias, fiscal, y del euro, la UE es «como una madrastra malvada», dice un analista español.La austeridad implacable hace a las revelaciones recientes, con el maltrato de las instituciones desde la monarquía al poder judicial, particularmente odiosas para muchos españoles.La capacidad de la monarquía para unir el país se ve disminuida. El rey Juan Carlos resultó estar en un safari en África, mientras la crisis se profundizaba, y un escándalo de malversación de fondos ha envuelto a su yerno, Iñaki Urdangarin, a los tribunales que el miércoles le exigieron 8 millones de euros como fianza.Un poder judicial altamente politizado se ha visto empañado después de que su ex jefe, Carlos Dívar, se vio obligado a dimitir el año pasado, cuando un colega denunció anomalías en sus gastos. El faccionalismo entre los jueces también estuvo detrás de la suspensión el año pasado de Baltasar Garzón, el magistrado más célebre de España, que había estado investigando el escándalo Gürtel.Aún así, vale la pena recordar que costó seis años para que los tribunales se pronunciaran sobre Filesa. Para entonces, los votantes ya habían dado su veredicto, expulsando a los socialistas en las urnas.

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