Hay conversaciones más reveladoras que cien radiografías, que mil TACs, que un millón de pruebas diagnósticas. Esta que ha publicado el periódico El País del núcleo gestor del Hospital de Torrejón de Ardoz, centro público madrileño gestionado por la compañía Ribera Salud, es una de ellas.
En los audios, el CEO de Ribera Salud, Pablo Gallart, ordena aumentar las listas de espera a costa de realizar menos intervenciones y rechazar pacientes o procesos no rentables… para incrementar el beneficio de la compañía «a cuatro o cinco millones».
Inmediatamente, tras destaparse el escándalo, se ha sabido que Ribera despidió a cuatro directivos que denunciaron en el canal ético la “vulneración de los derechos de los pacientes”.
Esta es la radiografía de la verdadera naturaleza de la sanidad privada, de poner nuestra vida y nuestra salud en manos de los gigantes monopolistas.
Es 25 de septiembre, y la grabación a la que ha tenido acceso El País muestra una reunión de Pablo Gallart, CEO de Ribera Salud con una veintena de mandos del Hospital de Torrejón. En ella el ejecutivo plantea claramente la ecuación: un mayor esfuerzo por mejorar la cantidad y la calidad asistencial -reduciendo las listas de espera- significa mayores costes y menores beneficios. Y por tanto, desde el punto de vista de la compañía… hay que hacer lo contrario.
“Todos sabéis que la elasticidad de la cuenta de resultados a la lista de espera es directa”, dice Gallart a los mandos. “En Torrejón en el año 22 y 23 decidimos como organización hacer un esfuerzo para bajar la lista de espera. Lo único que pido es: desandemos el camino”, dice Gallart, quien reclama “hacer iteraciones”, es decir, ajustes, para “alcanzar un EBITDA [beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones] de cuatro o cinco millones”.
Lo que exhortó Gallart a sus mandos en aquella reunión es dejar de hacer intervenciones que no sean rentables para la empresa que gestiona un hospital que es público a todos los efectos para los más de 150.000 habitantes de la zona del Corredor del Henares a los que da servicio, así como los pacientes del resto de Madrid que decidan acudir al centro, en virtud de la libre elección sanitaria de la comunidad.

Lo dice el CEO de una gran empresa de sanidad privada -Ribera Salud- que facturó más de 800 millones de euros en 2023, que gestiona dos hospitales públicos -el de Torrejón en Madrid y el Hospital Universitario del Vinalopó (en Elche, Alicante) y un total de 16 centros hospitalarios privados en toda España. Una compañía que es propiedad casi al 100% del grupo francés Vivalto Santé (tercero en Francia por volumen), pero que hasta 2002 estaba en manos de Centene Corporation (EEUU).
Sin embargo, por voluminosos que nos parezcan los ingresos de Ribera Salud a costa de la sanidad pública madrileña, palidecen al lado de los verdaderos campeones del expolio: el grupo Quirón, propiedad de Fresenius (grupo alemán líder en sanidad, participado a su vez por fondos norteamericanos como Vanguard o Capital Group)
Lo que se escucha en las grabaciones no es lo anómalo, sino lo que parece una conversación habitual, en la intimidad del ‘petit comité, en la gestión de un hospital privatizado. Estos audios muestran de forma descarnada el verdadero criterio que rige a gigantes de la sanidad privada como el grupo Ribera Salud: la maximización de beneficios contra la minimización de gastos, donde la salud de los pacientes y la calidad asistencial cuenta, para estos monopolios, en la segunda parte del balance contable.
Es indecente, escandaloso e inmoral. La salud y la vida de la gente sometida al gélido cálculo de la ganancia monopolista.
Ni un solo hospital público en manos de la gestión privada. La Fiscalía y el Defensor del Pueblo deben intervenir con contundencia. Hay que rescindir de manera inmediata el contrato de Ribera Salud con el Hospital de Torrejón de Ardoz y en otros hospitales públicos madrileños, y hacer una auditoría a todos los hospitales bajo gestión privatizada.

