A un ritmo de 745.890 € por hora se acumulan las ganancias de las tres mayores compañías eléctricas de España. Y así durante cada hora de cada día de 2021. En el cuadro que sigue se recogen sus beneficios netos anuales, después de amortizaciones e impuestos. ¿Cómo que no hay margen para bajar el precio de la electricidad?
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Más de tres cuartas partes de sus beneficios se repartirán entre los accionistas. Y será mínimo el porcentaje de todas esas ganancias que destinen a reinvertir en investigación, desarrollo tecnológico o creación de industria. Cuando el grueso de los beneficios deberían reinvertirse para abaratar el coste de la generación de energía, y para crear riqueza y empleo en el país.
La Hacienda española apenas recaudará en impuestos 945 millones de euros de esos dividendos (tributan al 19%). Y para colmo la Hacienda de Italia se quedará 241 millones por ser la propietaria mayoritaria de Endesa.
No son los únicos millones que se van fuera, dado que los principales accionistas de las eléctricas son grandes inversores extranjeros, cientos de millones más, saqueados a las familias y empresas españolas, acaban en las cuentas de los grandes bancos y fondos de inversión norteamericanos, alemanes, franceses….
Y es que el saqueo se ha acentuado desde la entrada del capital extranjero en el accionariado de las grandes compañías: antes de la gran subida de estos últimos cinco años, la tarifa ya se había incrementado un 78% de 2003 a 2018.
Urge una Empresa Nacional de Electricidad que, ofertando el precio ajustado a los costes reales de producción, obligue a las compañías privadas a reducir sus márgenes fruto de la competencia.
La generación de energía en España podría ser una fuente enorme de generación de empleo y redistribución de la riqueza, si como permite cada vez más el desarrollo tecnológico, la producción de las energías alternativas se reservara para el sector de pequeños y medianos productores, en colaboración con ayuntamientos y otras instituciones.
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