Teatro

El emBrujo de San Juan

Como maestro de la honestidad escénica, Rafael Álvarez, «El Brujo», planta el espectáculo «El secreto del Evangelio de San Juan» en el Teatro Romano de Mérida. Con esta obra, el actor y director concluye la «Trilogí­a de la Palabra» basada en antiguas técnicas de transmisión y narración con las que ha atravesado «San Francisco, juglar de Dios» y «Los misterios del Quijote». Aunque en realidad no piensa «estrenar la obra hasta dentro de un año. ¿Cómo, pues, puede representarse una obra sin estrenar?, ¿un ensayo general público?. No es reclamo sino arte popular y revolucionario.

Desde abril “El Brujo” viene ofreciendo sobre las tablas un trabajo vivo, en leno proceso de creación del que los espectadores son parte integrante. “El secreto del Evangelio de San Juan”, como él mismo explica, es un espectáculo que se hace a sí mismo a través del espectador, que nace de la capacidad creativa y del genio de Rafael Álvarez, capaz de aunar tradición juglaresca y poesía helenística, fiesta y humor con trascendencia mística.La obra “tendrá un poco de conferencia y un poco de espectáculo, porque lo que quiero hacer es abrir al público el proceso de creación y que los espectadores tengan la oportunidad de intervenir con sus preguntas”. Así los asistentes participan del proceso de creación, corrigiendo y orientando al director. Según Rafael Álvarez el Evangelio de San Juan es “una Catedral de palabras, de imágenes y de símbolos poéticos que deben ser descifrados uno a uno”. Conjugando estilos tradicionales de transmisión oral, con tapices interpretativos de modernidad en dosis respetuosas, la obra se nutre del espectador estimulando el transcurrir, al mismo tiempo, con obras pictóricas de diferentes artistas que giran, todas ellas, en torno al Evangelio de San Juan. Es importante que los espectadores sepan que “no van a asistir a un espectáculo cerrado, sino a un experimento en el que voy a mostrar algunos de los fragmentos del Evangelio de San Juan”, que algún día será una representación cerrada y que, en realidad, cada representación lo transforma, lo cierra por un costado y lo abre por el otro. Esa es la genialidad de “El Brujo”, capaz de provocar el disfrute dejando siempre una herida abierta. Toda la carga simbólica de la obra reposa en siglos de tradición mediterránea y en la complicidad del folclore grabado en el subconsciente colectivo: “investiga todos estos tabúes y temas, y que es de donde surge toda cultura y civilización ya que todas las culturas antiguas tienen su origen en una fabulación de los hechos”.Un auténtico códice universal que lleva ante el espectador “una forma teatral que mezclaba teatro, religión y folclore y en la que el público participaba bien a través de cantos bien a través de un seguimiento muy intenso del espectáculo, e incluso con los misterios paganos que también tienen relación con el Evangelio de San Juan”. El anhelo de la trascendencia, el misterio de la pasión poética y la magia del juglar en el Teatro Romano de Mérida.

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