«La respuesta llegó poco después con un comunicado del palacio del Eliseo, en el que se anunciaba que el presidente francés recibirá a Angela Merkel el martes próximo para «preparar propuestas conjuntas» de gobierno de la eurozona. El anuncio de la reunión es importante para Francia, porque refuerza el mensaje de solidez que Sarkozy quiere enviar a los mercados. Pero después del terremoto bursátil del miércoles, la reunión solo puede servir para que Francia refuerce las posiciones de Merkel.»
La Comisión euroea no fue advertida hasta el momento de hacer público el anuncio y algunos ministros de Economía, como el belga Didier Reynders, habían adelantado que —al contrario— no estaba prevista ninguna reunión extraordinaria. Según la tradición, el eje Paris-Berlín es el motor de la UE, pero al mismo tiempo uno de los objetivos de la política comunitaria era evitar precisamente que un «directorio» franco-alemán gestionase los asuntos esenciales de la Unión, pasando por encima de los intereses de los demás países. (ABC) LA REPÚBLICA.- Y puestos a limitar, qué decir de los consejeros y altos directivos de las empresas del Ibex 35. Causa rubor e indignación contemplar la lista de sus retribuciones y constatar que, durante el pasado año, en el que la mayoría de las familias españolas han visto reducidos sus ingresos, se han elevado por término medio un 14 por ciento, y todo ello a pesar de que en casi todos los casos los resultados de las empresas a las que pertenecen han disminuido sus beneficios. La indignación se incrementa cuando se repara en que muchas de estas sociedades son antiguas empresas públicas privatizadas y el único mérito de sus directivos consiste en haber contado con el favor del poder político de turno. Es uno de los resultados de las privatizaciones, que los sueldos de los directivos se han multiplicado por 10 o por 20. PÚBLICO.- Estos eventos han tenido la virtud de provocar reacciones y declaraciones que evidencian la naturaleza autoritaria de una nomenklatura próxima al poder cuyos hijos, a diferencia de muchos indignados, no solo nacen con el pan, sino con el piso debajo del brazo. Que José Bono defienda tan lamentables actuaciones diciendo que “la democracia se resuelve en las urnas, no en tiendas de campaña”, muestra una demagogia impropia de un presidente del Congreso: la democracia debe resolverse potenciando todas las instancias de participación ciudadana, desde las asambleas en plazas y barrios, hasta el propio Congreso. Y una verdadera democracia debería incentivarlas, no reprimirlas Economía. ABC El eje franco-alemán toma el mando y prepara el futuro de Europa E. Serbeto Los periódicos alemanes, incluyendo los más favorables al gobierno democristiano, se preguntaban ayer por qué la canciller guardaba silencio y no interrumpía sus vacaciones ante el empeoramiento del clima financiero internacional. La respuesta llegó poco después con un comunicado del palacio del Eliseo, en el que se anunciaba que el presidente francés recibirá a Angela Merkel el martes próximo por la tarde en Paris, para «preparar propuestas conjuntas» de gobierno de la eurozona. El anuncio de la reunión es importante para Francia, porque refuerza el mensaje de solidez que Nicolas Sarkozy quiere enviar a los mercados. Pero después del terremoto bursátil del miércoles, la reunión solo puede servir para que Francia refuerce las posiciones de Merkel. Se trata de una reunión preparada a espaldas de las instituciones europeas y los demás gobiernos, que no han sido informados de esta iniciativa. La Comisión europea no fue advertida hasta el momento de hacer público el anuncio y algunos ministros de Economía, como el belga Didier Reynders, habían adelantado que —al contrario— no estaba prevista ninguna reunión extraordinaria antes del final de las vacaciones de verano. Hace un par de años, una reunión de este tipo habría sido recibida con la mayor de las hostilidades por parte de los demás países europeos. Según la tradición, el eje Paris-Berlín es el motor de la UE, pero al mismo tiempo uno de los objetivos de la política comunitaria era evitar precisamente que un «directorio» franco-alemán gestionase los asuntos esenciales de la Unión, pasando por encima de los intereses de los demás países. El primer ministro polaco, Donald Tusk, que ejerce la presidencia de turno pero cuyo país no está en el euro, ha intentado salvar las formas con una carta a los demás gobiernos comunitarios en la que anima a poner en marcha los acuerdos de la cumbre del 21 de julio (a la que, por cierto, él no asistió). Sin embargo, en estos momentos, de hecho, no hay ningún gobierno europeo, dentro o fuera del Euro, que haya visto con desaprobación esta convocatoria. Lo que los mercados están esperando, según todos los análisis, es una señal creíble de que los dirigentes políticos de la eurozona están dispuestos a dar pasos decisivos, bien aceptando compartir el control fiscal y presupuestario de las economías nacionales, o al menos ampliando la capacidad del mecanismo de estabilidad financiera, lo que a la larga debería tener idéntico resultado. Merkel prefiere a todas luces la primera opción, de manera que es previsible que en la reunión de Paris aparezca el embrión de los nuevos esquemas de gobierno de la eurozona. Según el portavoz de Merkel, en la reunión del martes se discutirán «sugerencias» para mejorar la política económica y la gestión de crisis en la zona euro. De todos modos, el ambiente político en Alemania no se ha clarificado todavía. El diario «Bild» criticaba ayer tanto el silencio de Merkel, comparándolo con la actitud del norteamericano Barack Obama que ha emitido un mensaje a la nación o de Sarkozy interrumpiendo, como la locuacidad del ministro liberal de economía Philipp Rosler, que «tampoco ha contribuido a calmar el ambiente en la bolsa». Los especialistas alemanes estaban pendientes sobre todo del Instituto Federal de Estadísticas, que acaba de anunciar que los precios subieron el 2,4 en julio, que es una cifra que está rozando el umbral que el Banco Central Europeo se fijó como tope antes de hacer sonar la alarma de peligro de inflación. Lo que Angela Merkel y Nicolas Sarkozy decidan el martes será puesto sobre la mesa en la reunión de ministros de finanzas europeos de Wroclaw (Polonia) el 16 y 17 de septiembre, de la que tiene que salir una posición común para la reunión de G20 que tendrá lugar en noviembre en Cannes, precisamente bajo presidencia francesa. Esta será sin duda una de las cumbres más importantes del otoño. ABC. 12-8-2011 Opinión. La República de las Ideas Reformas y ocurrencias J. F. Martín Seco Se hunde la economía internacional y al portavoz económico del Partido Popular lo único que se le ocurre decir es que España necesita reformas estructurales, aunque eso sí se cuida muy bien de especificar a qué reformas se refiere; de otro modo no le votaría nadie, excepto los empresarios. La pena es que Zapatero y su Gobierno van a agotarlas todas. Ahora plantean flexibilizar aún más los contratos a tiempo parcial. En el colmo del cinismo, lo justifican afirmando que así los jóvenes podrán trabajar por la mañana y estudiar por la tarde, cuando el efecto va a ser más bien el contrario. La medida permitirá a los empresarios que, aun pagando media jornada, puedan tener enfangado al trabajador todo el día. Hablando de ocurrencias, habrá que citar la del candidato socialista proponiendo a estas alturas un pacto de rentas. Siempre me ha costado entender el concepto, o más bien quizá sea mejor no entenderlo, porque limitar, limitar, solo se limitan las rentas de los trabajadores. Todos los pactos de rentas terminan igual, poniendo topes al aumento salarial y con la promesa de los empresarios de que ganarán poco. Y puestos a limitar, qué decir de los consejeros y altos directivos de las empresas del Ibex 35. Causa rubor e indignación contemplar la lista de sus retribuciones y constatar que, durante el pasado año, en el que la mayoría de las familias españolas han visto reducidos sus ingresos, se han elevado por término medio un 14 por ciento, y todo ello a pesar de que en casi todos los casos los resultados de las empresas a las que pertenecen han disminuido sus beneficios. La indignación se incrementa cuando se repara en que muchas de estas sociedades son antiguas empresas públicas privatizadas y el único mérito de sus directivos consiste en haber contado con el favor del poder político de turno. Es uno de los resultados de las privatizaciones, que los sueldos de los directivos se han multiplicado por 10 o por 20. No faltarán quienes arguyan que estas sociedades, al pertenecer al sector privado, deben gozar de total libertad para fijar las retribuciones. No esta tan claro, ya que una de las cuestiones pendientes por resolver del capitalismo actual es la falta de control de los accionistas sobre los ejecutivos. En las grandes empresas, la tecnocracia -en muchas ocasiones sin representar a nadie- se blinda, hace y deshace a su antojo y, por supuesto, fija sus propias retribuciones. Pero es que, además, esa autonomía que se pretende conceder al sector privado sería propia del Estado liberal del siglo XIX, pero en ningún caso del Estado social consagrado en nuestra Constitución, que establece los mecanismos adecuados, entre ellos la tributación directa, para corregir las desigualdades que genera el mercado. Al Gobierno le resultaría muy fácil, mediante impuestos progresivos, reducir sustancialmente estas retribuciones. Pero, a pesar de los duros ajustes que está realizando sobre toda la población, se resiste a ello con el argumento de que tales gravámenes incidirían sobre la clase media. Los políticos tienen un raro concepto de clase media. Se refieren casi siempre a ese 10 por ciento de mayores ingresos. El Gobierno anuncia para el próximo Consejo de Ministros una reforma del impuesto de sociedades, pero se trata simplemente de modificar el calendario de ingresos. Negativa absoluta a corregir ese escándalo que constituye el hecho de que, a pesar de que el tipo teórico del impuesto esté fijado en el 30 por ciento, el efectivo se reduzca al 10 por ciento, debido a que las múltiples bonificaciones y exenciones vacían por completo el gravamen. Esta sería una buena vía para limitar los beneficios de los empresarios. Téngase en cuenta que el impuesto de sociedades grava exclusivamente a las que tienen ganancias, no a las que están en perdidas. Nunca he sido un firme defensor de los Pactos de la Moncloa, ya que el principal coste, como siempre, lo asumieron los trabajadores. Pero hay que reconocer que, al menos, entonces se pretendió vestir al santo, y en el paquete se introdujo la reforma fiscal: eliminación del secreto bancario, creación del delito contra la hacienda pública, introducción del impuesto de patrimonio y la promesa de reforma en profundidad del IRPF y del impuesto de sucesiones. En esta crisis, por el contrario, con la excusa de que los ricos eluden los impuestos, desde el principio se ha rechazado cualquier posibilidad de modificar los gravámenes directos; pero es que han sido precisamente los gobiernos, tanto del PSOE como del PP, los que, desde hace ya bastantes años, no han hecho ningún esfuerzo para evitar la elusión e incluso el fraude. No es verdad que no exista otra alternativa a los recortes actuales, bastaría deshacer las reformas fiscales realizadas a partir de 1996. Y no se diga que tales medidas influirían negativamente en la actividad económica, efectos más perversos tienen las que se están tomando ahora. Habrá que preguntarse si la negativa de los gobiernos, sean del partido que sean, a gravar las rentas altas no obedece acaso a que sus miembros o ya están o esperan estar algún día en esa elite económicamente satisfecha. LA REPÚBLICA. 12-8-2011 Opinión. Público La llaman democracia y no lo es José Manuel Naredo Es propio de una democracia prohibir que la ciudadanía se reúna libremente en el ágora? No parece. Este gesto despótico es más propio de la tiranía. Sin embargo, esto es lo que hicieron en Madrid los gobiernos central, autonómico y municipal, cuando impidieron el libre acceso de los ciudadanos a la plaza principal de la villa, la Puerta del Sol, acordonando los accesos, clausurando las correspondientes estaciones de metro y ferrocarril suburbano y apaleando con saña a los ciudadanos que protestaban pacíficamente contra semejante atropello. Tan desproporcionados alardes de fuerza serían inexplicables por el mero afán, como se ha dicho, de “limpiar” la plaza. Todo arranca de haber ordenado a la Policía desmantelar, con nocturnidad y alevosía, el puesto de información del 15-M y algunos acampados ajenos a este movimiento (recordemos que hace ya dos meses que el 15-M acordó en asamblea levantar su acampada), cuando todo esto podía haberse negociado pacíficamente. Semejante provocación suscitó la protesta, la represión desproporcionada de esta y las nuevas y más masivas movilizaciones de personas indignadas. Esta espiral se cortó porque no podía seguir permanentemente cerrada la Puerta del Sol, dando una imagen propia de un estado de sitio. Así, tras cuatro días de protestas, la masiva manifestación convocada por el 15-M ocupó de nuevo la plaza y volvieron a celebrarse en ella las asambleas. Estos eventos han tenido la virtud de provocar reacciones y declaraciones que evidencian la naturaleza autoritaria de una nomenklatura próxima al poder cuyos hijos, a diferencia de muchos indignados, no solo nacen con el pan, sino con el piso debajo del brazo. Que José Bono defienda tan lamentables actuaciones diciendo que “la democracia se resuelve en las urnas, no en tiendas de campaña”, muestra una demagogia impropia de un presidente del Congreso: la democracia debe resolverse potenciando todas las instancias de participación ciudadana, desde las asambleas en plazas y barrios, hasta el propio Congreso. Y una verdadera democracia debería incentivarlas, no reprimirlas, y saludar muy positivamente la impresionante labor realizada por el 15-M en favor de una ciudadanía más activa y participativa. PÚBLICO. 12-8-2011