Cargando...
A pesar del aparatoso estallido inmobiliario, España sigue siendo el país europeo con una economía más dependiente de la construcción. Si el ladrillo sólo supone, como media, un 5,8% del PIB entre los países de la zona euro, en España esa proporción se dispara hasta el 10,3%. Sólo en Rumanía, con un tejido económico absolutamente satelizado y en grave riesgo de bancarrota nacional, la construcción tiene más importancia que en España.
Para los analistas económicos existen “factores estructurales” que exlican la preponderancia de la construcción en España, sintetizados en lo que se conoce como “el efecto Florida”: cuando se retiren, los europeos querrán vivir en la costa española, y necesitarán casas nuevas.El último Nobel de Economía, Paul Krugman, también se refirió a España, hace tan sólo unas pocas semanas, como “la Florida europea”.Y esta es la madre del cordero del tan manido “cambio de modelo económico”, que todos ocultan convenientemente.A cambio de escalar posiciones en algunos sectores (banca, telecomunicaciones, eléctricas…) la oligarquía española aceptó el desmantelamiento o entrega al capital extranjero de buena parte del tejido productivo español.Transformando al país en una “Florida europea” con un hipertrofiado peso del sector servicios, marginada de los sectores económicos más competitivos e innovadores, y concentrada, como única vía, en aquellos, como la construcción, de escaso desarrollo.Un país castrado económicamente y condenado a incrementar su dependencia de las grandes potencias.Esta es la razón de fondo de que España esté sufriendo la crisis en mayor medida que otros países. Cualquier proyecto para salir de la crisis debe plantearse irremediablemente romper con esas dependencias, impulsando un modelo de desarrollo independiente.