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El ‘efecto Draghi’ del euro podrí­a estar llegando a su fin

Año nuevo y ánimo nuevo, al menos para el euro.

La moneda única pasó los últimos cinco meses de 2012 al alza, impulsada por el denominado ‘efecto Draghi’, luego que el presidente del Banco Central Europeo prometiera hacer lo que fuera necesario para salvar el euro.

Dosis adicionales de la droga de la felicidad para el euro llegaron con la introducción de las transacciones monetarias directas, anunciadas por Draghi para ayudar a España a evitar una cesación de pagos en septiembre, y luego, en diciembre, un rescate de último momento para Grecia que ilustró el compromiso que estaban dispuestos a hacer los acreedores para mantener a ese país dentro del euro.

Todo esto ayudó a impulsar al euro desde un mínimo de cerca de US$1,2040 a finales de julio hasta por encima de US$1,3300 a comienzos del nuevo año.

No obstante, desde entonces el euro se ha detenido, retrocediendo hasta cerca de US$1,3000 al tiempo que los inversionistas parecen haber reconsiderado sus opciones.

La crisis de deuda propiamente tal vez haya quedado en un segundo plano por ahora, pero las complicaciones políticas y económicas que creó están yendo de mal en peor.

Las medidas de austeridad que acordaron muchos países deudores continúan demostrando ser difíciles de implementar desde un punto de vista político.

Italia, por ejemplo, ha sido forzada a convocar elecciones para el mes próximo, y el respaldo político al gobierno tecnócrata del primer ministro Mario Monti, designado para introducir reformas estructurales clave, ha fallado.

Aunque Monti aceptó seguir al mando si se le solicitaba, existen pocas garantías de que gane las elecciones y el futuro del programa de reformas de Italia sigue en duda.

Pero tal vez son las repercusiones económicas en toda la eurozona las que podrían tener consecuencias más serias sobre el euro en este momento.

En los últimos meses, ha habido un deterioro constante del crecimiento, donde incluso las economías más fuertes, como la alemana, enfrentan la posibilidad de una recesión.

Esto se vería reflejado en los datos que se publicarán esta semana, incluidas las cifras de desempleo, las cuales se espera que muestren que la tasa creció a 11,8% en noviembre, desde 11,7% en octubre.

Para el euro será clave la respuesta del BCE cuando se reúna el jueves. Dados los comentarios expansionistas realizados por Draghi después de la reunión del banco central el mes pasado, existe la posibilidad de que el banco central reduzca las tasas de interés y socave aún más el respaldo a la moneda única.

Pero incluso si el BCE no recorta las tasas en esta oportunidad, los mercados financieros continuarán especulando que el BCE solo postergará la medida hasta febrero.

No obstante, el euro podría enfrentar una prueba aun más importante esta semana, cuando los dos mayores países deudores, España e Italia, vuelvan al mercado para conseguir nuevos fondos para mantenerse a flote.

Los rendimientos de los bonos de esos dos países han estado cayendo de manera constante en los últimos meses y siguieron haciéndolo al inicio de este año.

Esta reducción de sus costos de endeudamiento ha sido clave para ayudar a reducir las tensiones sobre la crisis de deuda.

No obstante, aún está por verse si la comunidad inversionista internacional está preparada para respaldar nuevos ejercicios de financiamiento que ahora les proporcionarán menores retornos en un ambiente económico más incierto.

Datos recientes de la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas de Chicago mostró que los especuladores habían tomado más posiciones largas que cortas en euros por primera vez en meses al inicio de este año.

Esto ciertamente refleja un ánimo más positivo hacia el euro a finales de 2012, pero no significa que prevalecerá un ánimo similar a medida que comienzan las operaciones en 2013.

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