El dolor de espalda es uno de esos males enquistados de nuestro tiempo, para el que no parece haber una solución definitiva. Pero esta situación no es casual ni obedece a una maldición bíblica. En 1993 una modelista tarraconense, Mª Cinta Castelló, osó darle una respuesta.
El dolor de esalda en el muro de la vergüenza es el título del libro que Mª Cinta escribió después de desarrollar y patentar un soporte cervical personalizado, ayudar a cientos de personas y encontrarse un auténtico muro para introducir y extender sus revolucionarias propiedades en la sanidad pública. A raíz de un accidente de tráfico y de su periplo por las consultas de varios traumatólogos que no podían ni sabían más que prescribirle analgésicos, antiinflamatorios y alguna que otra sesión de rehabilitación a manos de fisioterapeutas, Mª Cinta optó por formarse e investigar por ella misma en el campo de la ortopedia una solución que atendiese al problema de la descompresión de las vértebras. Aprovechando sus habilidades como modelista diseñó un dispositivo que parece haber dado en el clavo y escribió un libro útil para un mal extendidísimo. Ahorro es prevenciónEn España estamos viviendo tiempos en que se recorta el gasto sanitario público en detrimento de nuestra vida y salud, por las apremiantes necesidades financieras de los mismos que difundieron la cultura del despilfarro. El ahorro, por tanto, no es una conquista fruto de haber avanzado en cuidar y prevenir los problemas de salud. Todo lo contrario. El enfoque “químico” con que la sanidad aborda el dolor de espalda a sabiendas de que supone un despilfarro enorme a las arcas públicas en visitas médicas, pruebas y tratamientos que sólo alivian momentáneamente el dolor, no ha variado. Mª Cinta demostró en su momento, hace casi dos décadas, que la solución está en la prevención, en la educación postural y la atención personalizada del descanso, dos campos nada rentables para la gran industria farmacéutica. El soporte personalizadoPara desarrollar la solución, Mª Cinta tuvo que cuestionar conceptos cotidianos de los que dependen que el descanso sea reparador o no para la gran mayoría. Por ejemplo el de la almohada. ¿Cómo es posible que se estandarice la almohada, que se regale con la compra del colchón y la cama, cuando las características anatómicas de cada uno de nosotros son diferentes? La almohada pierde habitualmente su pretendido efecto de nivelar la columna cervical con la del resto del cuerpo y no tiene, por su propia concepción de “reposa-cabeza”, efecto alguno sobre la compresión vertebral que originan los problemas de espalda. El fruto de sus investigaciones fue el soporte cervical personalizado. ¿De qué vive la medicina?A día de hoy, el soporte ha ayudado a más de mil personas. Los resultados han sido recogidos por Mª Cinta, muchas veces en forma de cartas de agradecimiento, pero su uso no se ha extendido a los servicios de traumatología o los centros de atención primaria. Y no porque no intentara introducirlo ni se le reconociera el mérito. Mª Cinta acudió a numerosos jefes de departamento de traumatología, incluso se ha entrevistado con responsables políticos de la sanidad. La respuesta ha variado desde pague usted a reputados profesionales que certifiquen la utilidad del producto, a deme usted todos los detalles de la patente, pasando por veamos cuantos ceros pone usted en el cheque para que recomendemos su soporte. Sin embargo, la respuesta más significativa fue la de un traumatólogo al que Mª Cinta obsequió con un dispositivo personalizado para sus propios problemas cervicales. Es maravilloso, le reconoció en su ulterior visita, me ha ayudado y en pocas semanas me ha liberado de las pastillas. Sin embargo, concluyó, no puedo recomendarlo. Yo vivo de tratar problemas de espalda de la gente. ¿De qué voy a vivir si el problema desaparece? Repara-obrerosEl soporte cervical personalizado es fruto de años de investigación. Los que han intentado copiarlo han acabado generando problemas a la gente con la que probaron la copia en lugar de resolverles dolores. Lo mismo que en el campo de la nutrición, en el tema dolor de espalda la sanidad pública, sus responsables, ha renunciado a jugar un papel activo educacional y preventivo. Las dimensiones del problema justificarían hacer talleres en centros de salud en los barrios, en los polígonos industriales y en las escuelas. En su lugar, se ha adoptado un enfoque de “parche-reparaobreros”, que comporta un gasto sanitario elevado, llámese un trasvase elevado de nuestro dinero a las arcas de grandes farmacéuticas que, de una forma u otra, acaban dando migajas suculentas a una parte de la élite médica. Si la mayoría de veces el dolor de espalda proviene de vicios posturales adquiridos en el trabajo y en el descanso, actividades que ocupan un porcentaje muy alto de nuestras horas de vida, la solución no puede venir más que de conocer nuestro cuerpo y cuidarlo correctamente. Valor añadido y saludVisto desde los intereses del país, este tipo de iniciativas suponen una vía de creación de riqueza y empleo. Abrir, desde la propia sanidad pública en convenio con los investigadores como Mª Cinta, campos productivos de alto valor añadido que reviertan en mejorar la salud es, sin duda, un campo a explotar si hubiera la voluntad política necesaria. Los beneficios podrían revertir en formación, investigación y desarrollo tecnológico totalmente autónomo y se podrían suscribir acuerdos de cooperación con terceros países en relación de beneficio mutuo. Pero en un país cuyos dirigentes aceptan entusiastamente los dictados de las potencias acreedoras que impiden al estado jugar un papel activo en la creación de riqueza y empleo, sólo cabe esperar que alguna multinacional o fondo de inversión extranjero se haga con la patente tarde o temprano. Y fin de la historia. Entre los resultados más frecuentes conseguidos con este soporte figuran: desbloqueo de vértebras con recuperación, en pocos días, del movimiento giratorio de la cabeza; alivio y prevención de los casos de tortícolis; alivio inmediato de los dolores por artrosis, sobrecarga postural, vértigos o dolores de cabeza por pinzamientos; dolores en los hombros, dorsalgia; cefalea tensional, cervicobraquialgia, tendinitis en la espalda, tendinitis en la espalda, contracturas posturales, migrañas, escoliosis cervical, latigazo cervical, fibromialgia, etc. Es el descanso perfecto para operados de hernias discales… (Extracto del libro de Mª Cinta Castelló)