El juez no imputa por falta de auxilio a los jefes del boliviano amputado

El doble rasero de la justicia

El hijo de su jefe fue el encargado de dejar a Franns a unos 200 metros de la entrada de Urgencias diciéndole que no dijera nada de lo que la habí­a ocurrido. Una historia en la que coinciden todas las variables de abandono que conducen a que los inmigrantes sin papeles estén a su suerte y merced de cualquier infamia. Variables a las que ahora tenemos que sumar la de una justicia que no considera un delito lo que estos jefes han hecho a Franns Rilles.

Una justicia que trata como delincuentes a los trabajadores sin apeles pero no considera un delito que alguien pierda un brazo y sea abandonado antes de llegar al hospital por su patrono. ¿Si esto no es “falta de auxilio” entonces qué es? Sus patronos han llegado a acusar Franns de "encontrarse ebrio" cuando ocurrió el accidente. ¡Infame! Una justicia que es capaz de meter en Centro de Internamiento a los trabajadores en condiciones deplorables y luego deportarlos a sus países de origen sin ninguna contemplación, pero que no es capaz de sentar un precedente para que un caso como el de Franns no vuelva a repetirse en ningún trabajador sin papeles. Ese día los jefes limpiaron la máquina, arrojaron la masa y el brazo amputado a un contenedor de basura, llamaron a otro operario para sustituir a Franns y la panificadora retomó la actividad. Franns trabajaba 12 horas al día por un sueldo que no llegaba a 700 euros al mes.

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