El Likud firma un acuerdo con el ultraderechista Israel Beitenu

El dilema de Netanyahu

Era algo tan esperado que casi no es noticia. La incógnita de cual será la conformación final del gobierno de Tel Aviv parece tocar a su fin con el acuerdo entre la derecha del Likud y la extrema derecha de Israel Beitenu, el partido de corte xenófobo, racista y ultranacionalista encabezado por Avigdor Lieberman. Ante el fracaso de las negociaciones entre Benjamí­n Netanyahu y el Kadima de Tzipi Livni -considerado más al centro-, el halcón del Likud ha tenido que decantarse por buscar decididamente el apoyo de las fuerzas más reaccionarias del sionismo, incluso entregando a Lieberman la decisiva cartera de Exteriores. Sin embargo, el culebrón de Tel Aviv aún no ha acabado, y no pocas analistas sugieren que Tzipi Livni podrí­a entrar a última hora en el gobierno, para limitar los efectos de un ejecutivo que se anuncia como una bomba de relojerí­a para los planes de EEUU en Oriente Medio.

El artido nacionalista Likud firmó anoche un acuerdo de coalición parlamentaria con el ultraderechista Israel Beitenu (Israel es nuestro hogar), semanas después de que el presidente de Israel, Simón Peres, encargara a Netanyahu formar gobierno tras las elecciones del 10 de febrero. El acuerdo se retrasó por las negociaciones del Likud con Kadima y los laboristas para formar un gobierno de unidad nacional de corte más moderado y menos alejado de los designios de Washington, pero las conversaciones fracasaron por las discrepancias ante cuestiones clave como el Estado Palestino, algo de lo que Netanyahu no quiere ni hablar.Finalmente el Likud e Israel Beitenu han acordado que el reparto de carteras ministeriales deje en manos de Avigdor Lieberman, el polémico jefe de Israel Beitenu, la de Asuntos Exteriores, así como otros cuatro ministerios para sus correligionarios. El ministerio de Exteriores, o el de Defensa, era una de las demandas centrales de Lieberman, y a las que Netanyahu se mostraba reacio por las repercusiones internacional que puede llegar a tener. El dirigente del Likud teme que por su ideología racista Lieberman sea boicoteado por la comunidad internacional y que sus declaraciones en el pasado contra vecinos árabes -algunos con tratados de paz firmados con Israel- obstaculicen el difícil acercamiento del Estado israelí a los palestinos y a los países de la región.Pero la incognita no está cerrada del todo. Likud y Beitenu suman 42 diputados, todavía lejos de los 61 necesarios para tener mayoría parlamentaria. Hay dos opciones: o buscan el apoyo de los ultraortodoxos del Shas o la Lista Unificada de la Torá, que a pesar de compartir con Netanyahu y Lieberman muchos de sus postulados más reaccionarios, chocan frontalmente con el proyecto laico de las formaciones que encabezan. La experiencia de los líderes israelíes enseña que un ejecutivo dependiente de la intransigencia y el chantajismo de los ultraortodoxos está condenado a la corta vida. Es por esto que fuentes políticas del Likud y de Israel Beitenu confirmaron que en el acuerdo firmado deja abierta todavía la posibilidad a la formación de un gobierno de unidad nacional con Kadima, que incluso habría de modificar las competencias ministeriales. La presión, abierta o encubierta, por parte de EEUU y sus aliados europeos para que no se forme en Tel Aviv un gobierno incendiario ha hecho que Netanyahu se tenga que replantear la conveniencia de incluir a última hora a su gran rival, Tzipi Livni, como responsable de Exteriores en lugar de Lieberman, para suavizar las maltrechas relaciones con los países árabes. "En el texto se menciona que los dos partidos queremos un gobierno de unidad nacional, y si llega a ocurrir habrá cambios en el acuerdo alcanzado", subrayó el jefe de los negociadores del Likud, Gideón Saar.Actuando como portavoz de la Casa –que no puede hablar tan abiertamente de su relación con Israel- la Unión Europea se sumó ayer a las preocupaciones sobre la formación de un Gobierno en Israel que rechace la existencia de un Estado palestino, y advirtió de que, en tal caso, las relaciones bilaterales con Tel Aviv cambiarán sustancialmente. "La manera en la que la UE trataría con un Gobierno que no esté comprometido con la solución de los dos Estados (israelí y palestino) sería muy, muy distinta, y ellos lo saben", aseguró en rueda de prensa tras una reunión con los ministros de Exteriores egipcio y palestino, alguien que conoce muy de cerca los designios de Washington: el Alto Representante diplomático europeo, Javier Solana.

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