Selección de prensa nacional

El dí­a después del G-20

En el nacimiento del futuro de la economí­a mundial, opina en El Periódico el catedrático de la Autónoma de Barcelona Josep Oliver, quizás el aspecto más relevante de la cumbre del G-20 haya sido la incapacidad norteamericana por imponer sus recetas y hacer valer sus intereses por encima del resto de participantes. Según él, el dí­a de después del G-20 se puede extraer la conclusión de que «el nuevo mundo multipolar ha llegado. Aunque no está claro ni cuándo llegará ni quién dominará ese nuevo amanecer».

Abundando en ese mismo roblema, Lluis Foix en La Vanguardia se pregunta que ocurrirá si las medidas aprobadas por el G-20 no dan resultado. Y la respuesta que ofrece es inquietante. Como peligro en el horizonte inmediato, un rebrote de nacionalismo económico y el populismo político. La agudización de la crisis puede hacer que el miedo se apodere de muchos pueblos y naciones. “Y el miedo puede provocar agresiones insospechadas. Guerras”, concluye el columnista, para quien la reunión de Londres ha sido “una cumbre ante el precipicio”. Opinión. El Periódico EL DÍA SIGUIENTE DEL G-20 Josep Oliver Alonso La reunión finalizó y la prensa mundial amaneció exultante. Pero, más allá de las portadas, ¿qué nos ha dejado realmente? Comencemos por lo que la cumbre del G-20 no ha sido. No se trata de la refundación del capitalismo. Ni del nacimiento de un nuevo orden financiero: mientras el dólar sea la divisa común, continuamos bajo el mismo patrón. Tampoco el impulso de la demanda que EEUU pretendía. Además, los avances en la regulación financiera son escasos, aunque se apuntan propuestas que deberían sustanciarse en noviembre, desde regulación financiera a modificaciones en el sistema de voto del FMI y del Banco Mundial. Pero, como todo tema conflictivo, se pospone para más adelante. ¿De que se trata, entonces? El gran acuerdo ha sido aumentar la capacidad de crédito del FMI (hasta los 750.000 millones de dólares), que le permita asistir a países en dificultades. Es lo que ha hecho con Ucrania, Letonia, Hungría y, hace pocos días, con México. Ese reforzamiento era muy necesario a corto plazo si se quería evitar un contagio de países emergentes con problemas. Se apoyaba desde la eurozona porque es una tabla de salvación para algunos socios del Este europeo. Desde EEUU, por la capacidad de apoyo a aliados con problemas. Y LO MISMO sucede con Japón y China, muy interesados en no dejar caer a ningún país asiático. Finalmente, una parte menor del acuerdo es la declaración, y los medios financieros acordados, en contra del proteccionismo. ¿Por qué no se ha avanzado más? Porque no había acuerdo. Y no lo había porque los grandes ejes económicos del planeta están oteando el futuro posterior a la crisis. Porque esa crisis que hoy es tan dura pasará. ¿Y de qué color será el día después? Hay visiones muy contrapuestas sobre cómo debería ser ese mundo. Tomen a China y los países emergentes, por ejemplo. Se han cargado de dólares, y ahora ven cómo parte de esa riqueza ha desaparecido y otra parte amenaza con perder valor, por la bajada del dólar que causará el aumento de deuda pública americana. La inestabilidad que ello supone está detrás de las demandas de China y Rusia de sustitución del dólar por una moneda internacional. ¿Tiene salida hoy esa pretensión? De momento, no. Pero los tiempos cambian pronto. O contemplen la crisis como el primer test de supervivencia del euro. Los mercados financieros apuntan a que algún país del área (quizá Irlanda, quizá Grecia) no pueda hacer frente a sus obligaciones. O que la crisis financiera del Este de Europa arrastre a Austria. ¿Cuál sería el impacto de la pérdida de credibilidad de los sectores públicos de algún miembro del euro? Una salida de capitales, que se extendería a otros ámbitos, generando una crisis abierta. La credibilidad de las finanzas públicas de los países del euro es un pilar que no puede ponerse en cuestión. Y eso explica parte de la oposición franco-alemana a nuevos planes fiscales de expansión. Y porque en esa eventualidad, Alemania saldría al rescate del país afectado y habría que articular un plan de salvamento. Hay que guardar recursos para esa eventualidad. Desde el punto de vista de EEUU, lo más urgente es la reactivación económica, ya que el volumen de pérdidas de su sistema financiero no deja de crecer. Y de los 750.000 millones contabilizadas por la banca americana hasta hoy, la nueva previsión la aumenta en cerca de 2 billones. Dada la destrucción de empleo y la caída de la demanda interna, EEUU –y el Reino Unido y Japón– necesita que el resto del mundo tire de sus economías. FINALMENTE, la responsabilidad de los excesos de deuda y en la desregulación del sistema financiero de EEUU y el Reino Unido en la generación de la crisis se encuentra también tras esos desencuentros. Así, el eje franco-alemán había insistido, desde hace años, en la necesidad de mayor regulación financiera, a lo que se habían opuesto EEUU y el Reino Unido. Desde el punto de vista europeo, si ahora no se avanza en esa regulación, ¿cuándo será posible? Además, buena parte del desastre actual es responsabilidad de la laxa política monetaria de la Fed, que mantuvo, entre el 2001 y el 2005, demasiado bajos y por demasiado tiempo los tipos de interés, fomentando una deuda que está en la base de la catástrofe financiera. Lo que hace Barack Obama es sustituir masivamente deuda privada por pública, añadiendo más endeudamiento a una situación de difícil salida en el horizonte posterior a la crisis, algo que intentan evitar desde la eurozona. (…) Quizá en el nacimiento de ese futuro el aspecto más relevante de la cumbre del G-20 haya sido la incapacidad norteamericana de hacer valer sus intereses. El nuevo mundo multipolar ha llegado. Aunque no está claro ni cuándo llegará ni quién dominará ese nuevo amanecer. EL PERIÓDICO. 5-4-2009 Opinión. La Vanguardia UNA CUMBRE ANTE EL PRECIPICIO Lluis Foix La mega cumbre de Londres ha presentado a Obama en el escenario internacional (…) La cumbre de Londres es la de la complejidad. El mundo, decía Obama, no tiene a un solo país hegemónico. Somos muchos y las soluciones han de ser múltiples (…) La primera reunión del G20 se celebró en Washington en el mes de noviembre (…) Desde entonces la economía se ha precipitado hacia el caos y la confusión (…) Ante este cataclismo, los gobiernos de los países industrializados han anunciado planes espectaculares de estímulo a la economía. Y no ha pasado nada (…) Las medidas son audaces y valientes. Lo que queda por ver es si serán suficientes en medio de la hecatombe que ya se nos ha echado encima. Saldremos de esta crisis pero antes muchos millones de personas en el mundo padecerán sus consecuencias. Se ha hecho lo que había que hacer. Administrar la complejidad con la concurrencia de todos, de ricos y pobres, de países libres y menos libres, de avanzados y subdesarrollados. La reacción no será inmediata. Aparecerán conflictos sociales y crisis políticas que se llevarán por delante a muchos de los dirigentes que se han reunido hoy en Londres. Lo más inquietante es qué ocurrirá si estas medidas no dan resultado. Habrá otra cumbre, otra y otra. El peligro que asoma en el horizonte es el nacionalismo económico y el populismo político. Es la era de la responsabilidad y de la generosidad. Si la asignación de este billón de dólares no llega a todas las gentes equilibradamente, el miedo se puede apoderar de muchos pueblos y naciones. Y el miedo puede provocar agresiones insospechadas. Guerras. LA VANGUARDIA. 3-4-2009 Editorial. ABC EL DESGOBIERNO DE LA ECONOMÍA LA economía española está en una recesión que durará, como poco, hasta el segundo semestre de 2010 y el Gobierno sigue dividido sobre el diagnóstico, las consecuencias y las políticas a emplear. La cadena de contradicciones entre el presidente y su vicepresidente económico, entre ambos vicepresidentes y entre el ministro de Hacienda y el Banco de España daría para una comedia de enredo y un serial de éxito televisivo si no estuviéramos hablando del drama del empleo que puede afectar a casi cinco millones de españoles. Se ha convertido en habitual que el presidente desmienta a su vicepresidente económico, habitual pero poco serio. Mientras Rodríguez Zapatero anunciaba internacionalmente, entre la incredulidad y el desconcierto de la audiencia, que la recesión en España había tocado fondo y la recuperación sería notable ya en el segundo semestre de este año, Solbes era mucho más cauto y hablaba de bien entrado el año que viene. Viene todo este jaleo a cuenta del último informe mensual de la autoridad monetaria que ha puesto números y altavoz público a lo que viene siendo el consenso de los analistas españoles. El PIB se contraerá un tres por ciento este año y otro uno por ciento el que viene, el déficit público superará el ocho por ciento del PIB y seguirá creciendo en 2010, aún sin contar el coste del paquete de rescate bancario anunciado pero del que aún falta conocer los detalles, y el paro continuará subiendo hasta alcanzar el 20 por ciento el año que viene. Así son las cosas y así las cuenta, por fin, el Banco de España. Negarlo es sencillamente ocultar la realidad, por ignorancia, voluntad de engaño o politiquería barata. Pueden ser aún peor, porque el ritmo de destrucción de actividad económica y empleo del primer trimestre de este año no tiene precedente y, pese a la propaganda oficial, no hay ningún síntoma de moderación. El dato del paro de marzo, corregido adecuadamente de los efectos estacionales, es peor que el de febrero, la disminución del número de afiliados a la Seguridad Social también, la caída de la producción industrial continúa a tasas superiores al 20 por ciento, el desplome de las ventas del pequeño comercio y de bienes duraderos como el automóvil no retrocede un ápice. El único dato positivo es el aumento de la tasa de ahorro. Como no podía ser de otra manera porque pese a las irresponsables llamadas del presidente Zapatero a la alegría consumista, familias y empresas españolas han reaccionado como mandan los cánones. Seriedad y rigor es lo mínimo que se le puede exigir a un Gobierno en estas condiciones. La opinión pública reclama clamorosamente un gran pacto de Estado para adoptar urgentemente medidas de política económica que no serán populares pero son imprescindibles si España quiere tener alguna posibilidad de evitar un largo estancamiento que nos haga perder la prosperidad alcanzada con tanto esfuerzo. El líder del Ejecutivo parece incapaz de llegar a un acuerdo incluso dentro de su propio Gobierno, se refugia en el cariño en su sindicato y se anuncia como gran mediador internacional en una huida hacia adelante que amenaza con precipitarnos al abismo de la crisis económica y social. ABC. 5-4-2009 Opinión. El Confidencial HACIA EL CAMBIO DE GOBIERNO Jesús Cacho El viernes por la tarde, mientras mucha gente preparaba el petate para salir de viaje, la capital era un enjambre de rumores en torno a la inminencia del cambio de Gobierno. En el entorno de Moncloa se da por descontado que será el martes 7, de modo que el Consejo de Ministros extraordinario del miércoles servirá para que los nuevos titulares, después de jurar su cargo ante el Rey, que en buena lógica deberá hallarse en Madrid, tomen contacto con el sillón antes de partir también para unas cortas vacaciones. Esto no aguanta más. Los terroríficos datos que el Banco de España (BdE) dio a conocer ese mismo viernes dibujan una situación pavorosa en lo que a crecimiento y empleo se refiere. Habrá crisis, y de las gordas, hasta finales de 2010 siendo optimistas. Sangre, sudor y lágrimas para millones de españoles. Para 4,05 millones ahora mismo, si contamos bien los datos del paro y no nos dejamos engañar por el galimatías de las cifras oficiales (…) Zapatero ha hecho de la cumbre de Londres una gran operación mediática personal, con la que ha tratado de revertir la pobre impresión que sobre sus capacidades se va extendiendo entre crecientes capas de ciudadanos. Pero, como la realidad es tozuda, apenas un día después de ese aquelarre los datos del BdE han barrido la ilusión óptica del glamur londinense para emplazar a los españoles ante una situación que no es esa “crisis global que tenemos”, como gusta decir ZP para enmascarar la realidad española en el daño global, sino que es genuinamente nuestra, más profunda, demoledora y duradera que la de cualquiera de nuestros vecinos. El señor presidente reclama a gritos el salvavidas de un milagro para atravesar el temporal. Superado y sin recursos, no le queda más remedio que acudir a la formación de un nuevo Gobierno para recuperar algo de aire (…) Habrá que esperar, porque otras fuentes, que igualmente se reclaman cercanas al oráculo de Moncloa, retrasan la fecha del cambio al viernes 17 de abril, inmediatamente después de Semana Santa. Sea antes o después, la tarea del nuevo equipo se antoja digna de titanes. Cualquier mal dato macro aparecido en el entorno europeo se agrava en el caso de España. Las cifras del primer trimestre de 2009 son peores que los del último de 2008, con un PIB cayendo en tasa interanual cerca del -5%, por no hablar del empleo (-6%). Todos los indicadores (producción industrial, gasóleo automoción, comercio minorista, etc.), hablan de una recesión que sigue profundizando su dimensión. Lo peor del informe del BdE del viernes no es el guarismo de un PIB que se queda corto (-3%), sino el reconocimiento oficial de que 2010 será también otro año terrorífico en términos de crecimiento y empleo (…) Este sigue siendo el punto neurálgico del problema español: la voluntad renovada del Gobierno Zapatero de ocultar la realidad de la situación, de no decir la verdad, de mentir. Y todo por motivos electorales, es decir, personales. El punto G de perversión de nuestras democracias (…) milagro. Necesitamos un milagro. Porque milagro será conseguir que semejante mediocre no siga tomando medidas equivocadas, fundamentalmente en el terreno del gasto público, capaces de actuar como dogal que haga más difícil la recuperación. La situación se presenta muy oscura tras el jarro de agua fría que el BdE acaba de arrojar sobre los españoles. Los 5 millones de parados ya no son una entelequia. Nuestro Zapatero remendón podría verse obligado a convocar elecciones generales en el otoño de 2010, si es que logra salvar los PGE de este año. Y el Partido Popular verse obligado a gobernar malgré lui. Siempre y cuando, naturalmente, Mariano Rajoy sea capaz de sacudirse de una vez por todas la nube de sinvergüenzas, chorizos y caciques provinciales que aún sigue adherida a la epidermis del partido, y que le impiden presentarse ante la sociedad española como la moderna opción liberal con la que sueñan tantos votantes. EL CONFIDENCIAL. 5-4-2009

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