SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

El despegue de Ciudadanos

El CIS de enero dice que aún es corto de estatura, pero los dos principales diarios editados en Madrid, ‘El País‘ y ‘El Mundo‘, se han puesto de acuerdo en que Ciudadanos ya viste talla grande. Es raro, muy raro, que estos dos periódicos estén de acuerdo. Cuando uno dice blanco, el otro suele decir negro. Esta vez ambos dicen naranja, color distintivo del partido nacido en Barcelona, que aspira a no tropezar en la misma piedra que Miquel Roca y su Partido Reformista de los años ochenta.

Albert Rivera está contando con una gran rampa de lanzamiento. Los principales diarios de Madrid, las grandes emisoras de radio y televisión, y adhesiones de alta calidad. Dos economistas de prestigio, Luis Garicano, profesor de la London School of Economics, y Manuel Conthe, antiguo presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, han elaborado las bases del programa económico del partido, con tonalidades reformistas, liberales y socialdemócratas. La presentación del programa tuvo lugar el pasado martes y el acto estuvo muy concurrido. Ha sido uno de los acontecimientos sociales de la semana en la capital de España.

Ciudadanos es el gran lanzamiento de la temporada de invierno, cuando falta un mes para las elecciones en Andalucía y menos de cien días para unos comicios municipales y autonómicos (en 13 comunidades) de indudable trascendencia para el futuro político de España. El CIS dice que el partido naranja aún es pequeño, pero algunos de los principales fabricantes de opinión del país están interesados en que coma espinacas y crezca rápido.

El citado barómetro de enero del Centro de Investigaciones Sociológicas adjudicaba a Ciudadanos un modestísimo 3,1% de proyección de voto, frente al 23,9% de Podemos. Serán necesarias muchas espinacas. Y muchas vitaminas. Desde hace meses, Rivera aparece sin descanso en los principales medios audiovisuales. No era un desconocido. Ahora se halla en el acelerador de partículas. Agenda exprés e imagen renovada. Más delgado –más consumido por la pasión política, a ojos del espectador–, con un corte de pelo algo más informal, sin traspasar ningún límite. Sin coleta e impecablemente vestido, como siempre. Un trabajo a conciencia, para proyectar la imagen de líder renovador y sensato, frente a los jóvenes partisanos del puño en alto y logo violeta.

Después de varias semanas de intensa radiación mediática, entre las principales empresas privadas que se dedican a la prospectiva electoral ha comenzado a cundir el consenso de que Ciudadanos se va a comer a UPyD, formación estabilizada en un millón de votos, tras haber logrado atraer a un buen número de antiguos votantes del PSOE y del Partido Popular. Después de las elecciones europeas, Rivera hizo llegar a UPyD una oferta de cooperación electoral, que Rosa Díez, férrea, rechazó. Ahora la señora Díez se observa en el espejo de Izquierda Unida: los recién llegados, más jóvenes, más hábiles en la selva mediática, y más rupturistas a ojos de los electores cansados de los partidos de siempre, se los van a comer. IU y UPyD pueden quedar encapsulados en un modesto 5%.

Ciudadanos parece que devora al partido magenta, despierta interés en las franjas más centristas del electorado socialista y popular, y comienza a taponar el crecimiento de Podemos en aguas jóvenes y templadas, una vez que ha comenzado un intenso fuego de mortero contra los partisanos que un día viajaron a Venezuela. Podemos se está convirtiendo en el Vietcong de la prensa de Madrid y de algunos de los resortes del Estado. Ciudadanos, por el contrario, circula por un carril sin grandes sobresaltos. Alfombra naranja y pocas críticas.

Destacados analistas electorales adjudican al partido de Rivera la posibilidad de superar ampliamente el 10% en las próximas elecciones generales y le auguran un resultado significativo en las elecciones locales y autonómicas de Madrid y Valencia, plazas decisivas para la conformación del nuevo mapa político español.

Alfombra naranja, mientras los morteros machacan al Vietcong. ¿Ninguna crítica relevante? ¿Ningún aviso? Sí. Hay señales. Comienzan a verse bengalas de advertencia. En el PP hay preocupación. Ciudadanos se dirige directamente a su electorado más centrista y puede provocar auténticos destrozos en la asignación provincial de escaños. Los nervios deben ser crecientes, puesto que la primera reacción de los guionistas de la calle Génova tiene un toque especialmente siniestro.

En plena crisis política e institucional con Catalunya, el PP ha decidido estigmatizar a Ciudadanos como partido “catalán”. “Ciutatans” (sic), ha repetido varias veces Carlos Floriano, jefe de campaña del PP en los últimos días, queriendo nombrar en catalán a la formación de Rivera. “Ciudadanos es un partido catalán del que se desconoce su proyecto”, ha dicho María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, en una reunión a puerta cerrada con senadores de su partido. Ciutadans/Ciudadanos, el partido anticatalanista más dinámico, combatido como catalán cuando intenta proyectarse en la política española. Hay cosas que no tienen arreglo. Y la estampa resulta patética. La señora De Cospedal bebió ese jarabe de joven, cuando era militante del Partido Reformista Democrático, descalificado por tierra, mar y aire en 1986 como “partido catalán”.

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