El debate, la palabra de Berlí­n y las mareas ciudadanas

Sin duda, en el juego del modelo bipartidista un Rajoy acosado por los escándalos de corrupción y el rechazo popular a su polí­tica de recortes y ajustes ha salido reforzado polí­ticamente, lo que hace previsible que pueda lograr un ligero respiro durante las próximas semanas y meses, a expensas de que nuevas revelaciones del caso Bárcenas vuelvan a sacudir su liderazgo. Pero salir reforzado frente a un Rubalcaba que muestra sí­ntomas cada vez más evidentes de ser un lí­der poco menos que moribundo no es sinónimo de poseer una gran fuerza polí­tica.

Mucho más cuando las mismas encuestas indican que 2 de cada 3 ciudadanos creen que Rajoy no transmitió fortaleza de gobierno ni tiene sensibilidad hacia las cuestiones que realmente preocupan a los españoles. El abismo que separa a la clase política del bipartidismo de una inmensa mayoría se ahonda sin remedio. Y el debate sobre el estado de la nación no ha hecho más que ampliarlo. Rajoy puede haber avasallado a un decrépito Rubalcaba, pero sus palabras no sólo le alejan aún más de la mayoría social, sino que han bastado 24 horas para hacer ver lo irreal del mensaje que transmitió durante el debate.Según Rajoy, en 2012 su gobierno ha evitado lo peor, es decir, la intervención total de la economía española por el FMI y Berlín, lo que es cierto. Pero se le olvidó añadir que el día anterior al debate Berlín daba una nueva vuelta de tuerca a su capacidad de intervención sobre las economías nacionales al forzar la aprobación en el parlamento europeo de una ley que le da aún más poder para tutelar los presupuestos de los miembros de la eurozona. «Este es el estado real de la nación: el de un saqueo sin límites al 90% de la población» Con ella, Bruselas podrá exigir cambios en los proyectos de Presupuestos Generales del Estado, antes de que los aprueben los parlamentos nacionales. Además, podrá enviar misiones de control cuando lo estime conveniente. Y obligar a pedir asistencia financiera cuando la Comisión lo considere oportuno. Si en 2012 Rajoy pudo resistir las presiones para la intervención total, con esta nueva ley Berlín le ha arrebatado gran parte de la capacidad para volver a hacerlo.La sombra de la intervención exterior pesa como una losa sobre el gobierno y sobre todo el país, pero nadie en el parlamento quiso o supo poner el foco en ella, volviendo así más irreal el debate.En una España crecientemente intervenida por Washington y Berlín y cada vez más sometida a los dictados y el saqueo de la Troika, todo el problema parece reducirse a una corrupción galopante, a un gobierno cuya ideología le lleva a desmontar el Estado del bienestar o a un Rajoy que mintió con su promesas electorales para poder aplicar su programa oculto. Jamás desde los años finales de franquismo había sido tan grande el divorcio entre lo que vive la España real y el discurso de la España oficial. No es extraño que entre el 80 y el 90% de los españoles tengan poca o ninguna confianza en Rajoy y Rubalcaba y que el bipartidismo se hunda en todas las encuestas.Pero no se acaba aquí la irrealidad del debate, porque al mismo tiempo Rajoy vaticinó que para finales de este año y en 2014 la economía española iniciará la senda del crecimiento y la salida de la crisis. Sólo unas horas después de su intervención, la Comisión Europea lanzaba una andanada brutal contra sus optimistas previsiones. Bruselas exige nuevos ajustes y recortes porque en 2013 la recesión será, al menos, tan dura como este año, la destrucción de empleo llevará la tasa de paro al 27%, y el déficit público, a pesar de los maquillajes contables del ministerio de Hacienda y de dejar fuera de él el dinero del rescate bancario, se mantendrá en el 7% tanto este año como el próximo. Y las recetas que ahora exige la Troika se dirigen a tocar nervios sociales extremadamente sensibles y dolorosos: recortes en el desempleo y en las pensiones.Después de 14 meses aplicando a pies juntillas los dictados de Merkel, el balance del gobierno de Rajoy es brutal. «Transformar toda la energía y capacidad de lucha mostrada el 23-F en un programa común, en un Frente Amplio de unidad» Un millón de nuevos parados, 70.000 familias desahuciadas en un año, unos recortes que han provocado el empobrecimiento generalizado de amplios sectores de la población, una rebaja salarial del 10% que ha hecho que la mitad de los trabajadores de nuestro país estén cobrando ya de media 800 euros mensuales, unos recortes y subidas de impuestos y tarifas monopolistas que han hecho caer el consumo el 10% y la inversión empresarial en un 28%, un rescate bancario que ha elevado la deuda pública en 140.000 millones,…Este es el estado real de la nación: el de un saqueo sin límites al 90% de la población para que la banca extranjera se lleve entre 2013 y 2014 más de 100.000 millones de euros sólo en intereses de la deuda, para que el capital extranjero desmantele y se lleve un activo estratégico nacional como Iberia, para que las multinacionales puedan hacer su agosto pagando sueldos miserables,…23-F: la respuesta popularApenas 48 horas después de concluido el debate, cientos de miles de manifestantes salían a las calles de 80 ciudades españolas para mostrar su rechazo a los recortes, la corrupción y el saqueo de la deuda. Un éxito popular reforzado todavía más por el hecho de que su convocatoria corrió a cargo casi exclusivamente de los sectores vinculados al 15-M y a las plataformas que han desatado las distintas mareas ciudadanas de lucha.Un éxito que refleja no sólo los avances en la idea de que necesitamos imperiosamente un mayor grado de unidad para hacer frente al saqueo que estamos sufriendo, sino de la conciencia del ataque exterior que estamos sufriendo, manifestado en la misma convocatoria al poner como uno de sus centros la lucha contra el pago de una deuda pública injusta e ilegítima.De lo que ahora se trata, y ese es el reto que tenemos delante, es de transformar toda esa energía y capacidad de lucha mostrada el 23-F en un programa común que sea capaz de transformar el movimiento de rebelión y rechazo popular en una alternativa política, iniciando así el camino de construir una alternativa de Frente Amplio.Frente Amplio que, como señalaron las pancartas llevadas por nuestro partido a las manifestaciones, pasa hoy por poner en primer plano tres ejes en torno al cual construirlo. En primer lugar una campaña política que unifique y concentre la lucha del 90% de la población en una misma batalla y en el terreno mas favorable a nuestros intereses. La campaña por exigir un referéndum para incluir en la Constitución un artículo que prohíba expresamente tocar, rebajar o privatizar las pensiones, el próximo gran objetivo del saqueo que nos prepara Bruselas.En segundo lugar, una orientación clara de que no nos enfrentamos principalmente a un problema de corrupción, sino a un proyecto de intervención y saqueo de Washington y Berlín, del que la clase política del modelo bipartidista no es más que cómplice y cooperadora necesaria. Y por ello se la recompensa con las “migajas” de sus corruptelas y privilegios. Y en tercer lugar, la convicción de que, como no se cansan de gritar las plataformas antidesahucios o la marea blanca de la sanidad, “Sí se puede”. Porque somos el 90% y si nos unimos en un Frente Amplio y concentramos nuestras fuerzas en una misma batalla, claro que tenemos la fuerza suficiente, como se ha visto el 23-F, para hacerles retroceder.

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