Foro Social Mundial en Belem

El crisol de Belem

El Foro Social Mundial que se celebra estos dí­as en Belem (Brasil) aúna como un crisol las ilusiones y aspiraciones de grandes sectores de la población del planeta acerca de un mundo más justo, libre de las imposiciones de las grandes potencias y sus monopolios, y despojado del marasmo de atropellos -bélicos, polí­ticos, económicos, medioambientales…- de los que se valen para imponer sus intereses. Pero ha llegado el momento para el movimiento Antiglobalización de plantearse… ¿qué hacer?

Continuación de las anteriores ediciones en Porto Alegre como resuesta al Foro Económico de Davos, el FSM vendría hoy a ser algo así como una convención mundial de la nebulosa del Movimiento Antiglobalización, que alberga en su seno muy diversas tendencias. Pero la crisis económica mundial y el incremento de la opresión capitalista sobre los pueblos del mundo están provocando un decantamiento de algunos sectores dentro de la Antiglobalización, que piden “propuestas políticas concretas para acciones globales”.Los defensores de esta posición –organizaciones veteranas y curtidas en la lucha de los trabajadores de Brasil como el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) o la Central Única de Trabajadores (CUT)- discuten su planteamientos con los fundadores del FSM, que piensan que el Foro debe seguir siendo lo que hoy es: un gran espacio de debate abierto a todas las tendencias, pero sin tomar partido por ninguna de ellas, un gran creador de clima de opinión para la opinión pública mundial, capaz de ser el fermento de donde surjan alternativas.¿Acción o ideas?. ¿Qué relación deben guardar?. Preguntas tan viejas como la izquierda. Para resolverlas es preciso hacerse una pregunta previa, mucho más concreta: ¿Cuál es el blanco? ¿Que fuerza global impone el sistema de injusticias que soporta la humanidad e impide que se realicen las aspiraciones y deseos que unen a los integrantes del FSM?. La respuesta –la respuesta precisa, cabal, concienzuda- que proponemos desde estas páginas no es el difuso “neoliberalismo”, ni siquiera una respuesta general como “el capitalismo”, sino el hegemonismo norteamericano, la clase dominante norteamericana. Cabeza y sostén de un sistema de explotación y opresión de otras potencias y clases explotadoras sobre el conjunto de la humanidad. Ésa es la máxima expresión del blanco, y contra él hay que unir todo lo unible –países, organizaciones y pueblos-La presencia en el FSM de los mandatarios de Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador o Paraguay es una buena noticia. Que el foro social admita en su seno –alejándose de las tendencias que defienden que sólo debe admitir organizaciones no gubernamentales- a representantes del Frente Antihegemonista –que con distintas líneas, tendencias, contradicciones y errores- avanza en América Latina es, desde estas páginas, una señal de madurez, y hace multiplicar la atención y las expectativas que muchos cientos de miles de personas tienen puestas en el Foro de Belem.

Deja una respuesta