La muerte de Rosa, una anciana de 81 años de Reus, en un incendio provocado una vela que utilizaba porque Gas Natural le había cortado la luz, ha abierto en canal el debate sobre la pobreza energética y las prácticas de unas eléctricas que sólo en 2015 tuvieron más de 5000 millones de euros de beneficios, mientras cortaban la luz a más de 600.000 familias.
Se llamaba Rosa y vivía en un pequeño apartamento con su nieta, ayudándola a salir de un pasado difícil. La anciana estaba en una situación tan precaria que había conseguido una ayuda municipal para que no le cortaran el agua, pero no así con la electricidad. Gas Natural le cortó la luz hace dos meses, encendiendo la mecha del siniestro. Desde entonces, mantas para el frío y velas para la noche. El resto de la tragedia es conocido: una llama prende el colchón, y el humo acaba lo que la eléctrica empezó.
Hay cientos de miles de familias como Rosa. Gentes a las que el paro y la precariedad han devuelto al siglo XIX para iluminarse y calentarse: velas y candiles, estufas de gas o de madera, o quemar periódicos en el suelo cuando el frío se hace insoportable. Se llama pobreza energética y se ha triplicado durante la crisis, afectando a uno de cada diez hogares. En 2015 la sufrían 645.000 personas, 260.000 más que hace dos años.
Los bomberos conocen demasiado bien la estrecha relación entre los siniestros que combaten y la pobreza energética. Los de Barcelona, Badalona y Cornellá denunciaron el pasado año que el 70% de los accidentes asociados con incendios en viviendas se producían a causa de los cortes de luz.
Mientras ellos luchan contra el fuego, otros crean su combustible. Sólo en 2015, mientras las grandes eléctricas ganaban 5.010 millones de euros, cortaban la luz a 653.772 hogares; de ellas 83.429 personas estuvieron durante más de un mes sin electricidad.
Cuanta más perspectiva se toma de la ignominia, más aumenta el hedor del crimen. Entre 2009 y 2015, las eléctricas dejaron sin luz a más de 7,3 millones de hogares. El 13% de ellos estuvo más de un mes sin suministro. Pero en ese mismo periodo, las gigantes del IBEX35 -Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa y EDP- recaudaron más de 46.926 millones de euros, gracias a una factura de la luz que ha subido un 52% desde 2008.
El gobierno y los tribunales están bien conectados a la red eléctrica: han echado a tierra el ‘bono social’ contra la pobreza energética, y pagarán a los monopolios una indemnización de 500 millones de euros. Las voces que piden que sea el Estado el que subvencione a las eléctricas para que no corten la luz suenan a chiste (¿es que no lo hemos hecho de sobra en la factura de la luz?). La pobreza energética es sólo la sangrante punta del iceberg de un atraco eléctrico que sufre toda la población. FACUA cifra en un 24% la subida de la luz en los últimos 6 meses. Es urgente realizar una auditoría eléctrica que arroje luz a los mecanismos de este robo, para clarificar quién debe a quién.
Pero sobretodo es imperativo que Rosa sea la última víctima de homicidio por corte de luz: prohibirlos mientras dure la crisis, y obligar a las eléctricas a que asuman el coste, con una ínfima parte de sus inmensos beneficios.