La polémica por las selecciones autonómicas

El control de los escuadrones de choque

La manifestación convocada por la plataforma a favor de una selección de «Euskal Herria» de fútbol, Esait, apoyada además por 27 colectivos, las marcas ilegalizadas de ETA, Batasuna y PCTV, el sindicato LAB, Eusko Alkartasuna y Aralar, reuní­a en Bilbao el pasado sábado 27 de diciembre a varios miles de manifestantes. «Son los mismos 20.000 que van a todas las convocatorias de Batasuna», según un miembro de la rebelión ciudadana vasca.

Pero a la marcha, celebrada tras la susensión del partido de fútbol con Irán, por la negativa de la Federación Vasca de Fútbol a cambiar el nombre de Euskadi por el de “Euskal Herria”, no acudió casi ningún deportista de los que firmaron el manifiesto por una selección vasca que de “Euskal Herria”. Apenas unos cuantos futbolistas de los 165 firmantes acudieron a la manifestación (Garmendia, del Bilbao; Labaka y Ansotegi, de la Real; Garitano, del Alavés; o el ex portero de la Real Sociedad, hoy en el francés Aviron Bayonnais, Ximun Duhour,) y unas decenas de deportistas de los 798 que firmaron el manifiesto. Muy poco bagaje para el llamamiento hecho por Esait a los deportistas vascos para “encabezar” la marcha convocada bajo el lema: “Euskal Herria, una nación, una selección, una federación”. Poniendo en evidencia, como ya dijeron varios jugadores cuando se suspendió el partido, que a la inmensa mayoría de los deportistas vascos les da igual bajo qué denominación se juegue. Y, sobre todo, que la firma del manifiesto se ha dado bajo las condiciones de falta de libertad, por lo que muchos deportistas se sintieron coaccionados para no negarse a firmar el manifiesto. Por encima de cualquier reivindicación deportiva, la marcha, tomada por los dirigentes de Batasuna, LAB y PCTV, fue el fiel reflejo de lo que está ocurriendo con todo el tema de las selecciones deportivas autonómicas: una manipulación puesta al servicio de los proyectos de disgregación. Basta comprobar quién controla el tema de las selecciones deportivas en Euskadi –Batasuna es la madre de Esait desde su origen- o en Cataluña –donde el control lo ejerce ERC- para darse cuenta de que el nacionalismo étnico y excluyente ha reservado a sus “escuadrones de choque” la intervención deportiva por la carga sentimental que genera y la importancia mediática y social. Un objetivo para el que no escatiman recursos, dilapidando millones de euros incluso en medio de la crisis. Como denunciaba recientemente Ciudadanos, que la Generalitat haya subvencionado con 1,2 millones de euros a la “Plataforma pro Seleccions Esportives Catalanes”, mientras “miles de niños en la comunidad no tienen espacios para practicar ningún deporte”. Aún así, cada vez lo tienen más difícil, vientos de unidad recorren el país, como reflejaron las elecciones durante este año en el retroceso del nacionalismo, expresados y reforzados por los éxitos deportivos del deporte español, especialmente el triunfo en la Eurocopa de fútbol. El ¡Viva España! del mejor deportista de la Eurocopa, Xavi, jugador de la Selección y del Barça en la celebración de Madrid y con sus compañeros en Barcelona, lo resume todo.

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