Cambio Climático

El continente de basura

La contaminación por plásticos, que afecta especialmente a los océanos, es uno de los grandes problemas medioambientales del planeta.

Imaginen una sopa de pequeños pedazos de plástico -algunos perfectamente visibles, como un grano de arroz, pero otros de tamaño microscópico- flotando en la superficie del agua. Seguro que lo han visto alguna vez en el mar, en un lago o un río. Imaginen ahora que esa sopa repugnante se extiende en el océano hasta donde se pierde la vista. Imaginen que tiene el tamaño de una, dos, tres Penínsulas Ibéricas. Que cubre una superficie como la de Argentina.

Pues no imaginen más: esa gigantesca isla de basura oceánica, ese continente de plástico flotante existe. Está en el vórtice de corrientes oceánicas del Pacífico Norte y tiene una superficie estimada de entre 700.000 y 16 millones de km². Este enorme vertedero se alimenta sin cesar de la gigantesca cantidad de plástico que le llega de los continentes. Se estima que los desechos tardan unos seis años en llegar al centro del giro del Pacífico Norte desde la costa de EEUU, y alrededor de un año desde Japón.

Y no es el único caldo de basura: los giros oceánicos del Atlántico Norte y Sur, del Índico o del Pacífico Sur también tienen sus remolinos de fragmentos tóxicos en suspensión. En cada vórtice de corrientes oceánicas, se acumulan toneladas y toneladas de pequeños fragmentos de plástico, que parecen colgar suspendidos debajo de la superficie, un fenómeno descrito como sopa de plástico.

El plástico que llega al mar procede en su inmensa mayoría de los detritos de envases y bolsas: es decir, son plásticos de un solo uso. Por ejemplo el año pasado se fabricaron medio billón de botellas de plástico en todo el mundo, es decir, un millón de botellas por minuto. ¿A donde van todos esos recipientes una vez usados?

A nivel mundial, se sabe que tan solo un 9% del plástico total producido hasta la fecha se ha reciclado, el 12% se ha incinerado y el 79% restante ha acabado en vertederos o en el medio ambiente. Y gran parte de esa basura acaba llegando a los océanos. Cada año, más de 12 millones de toneladas de plástico llegan al mar, de los cuales el 80% procede de fuentes terrestres.

Hay cinco billones de fragmentos de plástico en nuestros océanos, suficiente para rodear la Tierra más de 400 veces. Esto tiene un enorme y devastador impacto sobre los ecosistemas marinos. Cada año, según la ONU, más de un millón de aves y más de 100.000 mamíferos marinos mueren a causa de los plásticos que se encuentran en los océanos. Y los tóxicos liberados por la lenta degradación de estos materiales llegan por la cadena trófica a la alimentación humana.

Este gravísimo problema de contaminación global tiene responsables directos. Desde que este material derivado del petróleo se convirtió en una de las bases de la sociedad de consumo, allá por 1950, se han generado 8,3 billones de toneladas de plástico. El capital monopolista -liderado por la industria petroquímica norteamericana- decidió convertir al plástico en el material estrella del s.XX, debido a su bajo coste de producción y a su enorme versatilidad.

El problema no es el material en sí mismo. Gracias al plástico, la humanidad ha prosperado. Nada tiene de malo la utilización de este material en la fabricación de objetos destinados a perdurar: un utensilio, un revestimiento, un marcapasos… Varios arquitectos han obtenido premios de ingeniería sostenible proponiendo la utilización de los residuos de PET (el polietileno de las botellas de agua o de los tapones) como un idóneo material de construcción de viviendas. Holanda experimenta en la construcción de carreteras con plástico reciclado, ahorrando costes respecto al alquitrán y evitando un 85% de emisiones de CO2.

El desastre está en la utilización masiva y sin tasa del plástico en objetos destinados a un uso efímero, como los envases. Eso es lo que ha convertido al plástico en un gran problema para el planeta.

Responsables con siglas y apellidos

La gran industria del plástico, junto a los grandes monopolios de la distribución de alimentos, han puesto en un platillo de la balanza la rentabilidad económica, y en el otro el medio ambiente y la salud humana. Luego han puesto toneladas de basura en el primer extremo.

Estas empresas tienen nombre y apellidos. Los gigantes de la producción de plásticos en el mundo son monopolios como Basf (Alemania), Dow Chemical (EEUU), Exxon Mobil (EEUU), LyondellBasell (Holanda), Ineos (R. Unido), Sabic (A. Saudí), Sumitomo (Japón), DuPont (EEUU), Chevron Phillips (EEUU)… Este sector monopolista obtuvo una suma de ingresos mundiales por valor de cerca de 5,2 billones de dólares. Sus beneficios se han triplicado en una década.

En cuanto a los envases de plástico, Greenpeace hizo un estudio en las playas de Filipinas. Contabilizaron los residuos de plástico y rastrearon su fuente primaria, haciendo un ranking de las principales corporaciones responsables de la contaminación de los océanos en todo el mundo, que coincide a grandes rasgos con los gigantes de la industria de la distribución de alimentos y artículos de consumo en supermercados. En la lista tenemos a grandes multinacionales como Nestlé (Suiza), Unilever (R. Unido), Procter & Gamble (R. Unido), Colgate Palmolive (EEUU), junto a fabricantes del sudeste asiático como Torabika, Robina, NutriAsia, Zesto, Liwayway…

Ellos crean el problema… y su “solución”

Ahora que el problema medioambiental del plástico alcanza niveles más que alarmantes, los productores mundiales de este material se afanan en encontrar soluciones. Eso sí, de acuerdo a sus intereses monopolistas. Por ejemplo investigando en la creación de “plásticos biodegradables”… pero que solo se degradarían totalmente en determinadas condiciones industriales, nunca por la naturaleza. O tratando de encontrar microorganismos y enzimas capaces de comerse el plástico, pero para que su degradación dependa de grandes biorreactores, solo al alcance de grandes empresas de reciclado.

Ellos han creado este problema. Ellos han generado un gigantesco río de basura, un enorme torrente de residuos. Ahora quieren que esa montaña de plástico sea la materia prima de un nuevo sector monopolista. Buscan crear un molino económico que pueda ser movido por la corriente de la continua y creciente generación de envases y plásticos de un solo uso.

Mientras tanto, la ciencia y la tecnología de materiales tienen al alcance de la mano generar alternativas sostenibles al uso del plástico de un solo uso. Y crecen las voces que exigen un cambio en la cultura de consumo, la abolición del “usar y tirar”. Pero se enfrentan a la oposición de una mastodóntica industria petroquímica, así como a las exigencias de los gigantes de la distribución de alimentos, que gritan “¡abaratar los costes por encima de todo!”.

Hace falta unidad y voluntad política para enfrentarse a esos enraizados intereses monopolistas, para poder encontrar de verdad soluciones a este crítico problema ecológico global. El planeta, los océanos y la humanidad no pueden esperar.

Sopa de plástico en el Mediterráneo

El problema del plástico no ocurre en un remoto rincón del mundo. Afecta de forma directa a nuestras costas. Según datos de Greenpeace:

2 comentarios sobre “El continente de basura”

  • ABAJO EL TERCER MUNDO, ABAJO EL PRIMER MUNDO dice:

    Si el conjunto de los países consumiera por término medio la materialidad consumida por España en un año, en tres meses de sobre-consumo el Planeta se extenuaría, o, dicho de otra manera, en un año, 4 Tierras quedarían vacías de recursos. Eso demuestra que para acabar con el Tercer Mundo hay que acabar con el Primer Mundo, dando paso a un futuro comunista en las antípodas de la fantasía opulenta primermundista «comunista» de la Jauja para todos gracias al desarrollo de las fuerzas productivas y a una aplicación «eficiente» de éstas a la provisión de estándares de vida y estilos primermundistas.

  • Todos a reciclar para alimentar así la sobreproducción eliminando la necesidad industrial de invertir en la separación de los inputs, y de paso establecer condiciones de sostenibilidad para que otros puedan seguir adornándolo todo con bolsas plásticas amarillas.

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