Cortometrajes

El Columpio

Nos encontramos en una estación solitaria del metro de Madrid. Sólo un chico y una chica esperan la llegada del tren entre el silencio, sus miradas esquivas y sus pensamientos a toda velocidad. «El columpio» trata sobre aquello que ya nunca sucederá en nuestras vidas, sobre esos trenes que pasan y te lamentas de no haber cogido, y mediante una pequeña historia urbana con la que todos podrí­amos sentirnos identificados nos recuerda todo aquello que se podrí­a perder para siempre si nunca se dice.

Álvaro Fernández Armero ganó con esta roducción el Goya al mejor cortometraje de ficción en el año 1993, cuando esta categoría recién instaurada todavía era un gran misterio para la mayoría de la audiencia popular de la gala. Y lo hizo merced a este estupendo guión en el que se establece un diálogo entre los pensamientos de ambos protagonistas, a través del delicado recurso de la voz en off. Pero también gracias a la excelente interpretación de unos jovencísimos Coque Malla y Ariadna Gil, que con este corto dieron un espectacular impulso a sus carreras cinematográficas.Sustentada en el esquema clásico de “chico conoce a chica”, la sencillez aparente de la historia va tornándose en una colección de reflexiones, en un diálogo de miradas entre dos personas que no se atreven a hablarse, y que quizá nunca más se encuentren. Pero poco a poco va tomando esa dimensión más amplia, al manifestarse la imagen del tren que para delante de ti, y no te atreves a coger. Las puertas del metro se convierten en un Cabaret de bailes entre el vaivén de subir al vagón o no, y los protagonistas se acaban resignando, en unos segundos, a que el tren se marche y la vida los vuelva a separar. El mundo del cine español se rindió ante la soberbia cinta de tan sólo cinco minutos, y dos años después, Fernandez Armero repetía con estos dos actores, pero añadía al reparto de lujo a Penélope Cruz y Jordi Mollà, para estrenar su primer largometraje, Todo es mentira, icono del cine español de los 90’s y de una juventud que vivió la resaca de la locura en los 80’s.Nunca antes una cinta de cinco minutos había tenido tanta repercusión, tanto en nivel incidencia en la, entonces cerrada, industria cinematográfica española, como para el público que se benefició de su extraordinaria difusión. Afortunadamente las nuevas tecnologías están permitiendo ahora una nueva edad dorada del cortometraje, y la difusión de estas pequeñas joyas independientes crece exponencialmente. Sin embargo, todos los que hoy encontramos facilidades para hacer ver nuestras pequeñas producciones, tendremos una ligera deuda con El Columpio de Fernández Armero.

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